José Bohr (1901-1994) fue un personaje multifacético: se dedicó a la escritura, a la actuación y llegó a producir y dirigir sus propias películas. Incluso, compuso el himno de Punta Arenas, por lo que fue distinguido con el título de “Hijo Ilustre” de la región.
Nacido en Alemania, su familia se instaló en el sur del país, en 1904, en medio de una política de colonización. Sin embargo, pronto el joven artista se transformó en un ciudadano del mundo, viajando de forma continua a Argentina, Brasil, México y Estados Unidos, y entablando amistad con figuras como Cantinflas, Luis Buñuel y Jorge Negrete.
A partir de esas influencias, crearía una veintena de largometrajes, incorporándose, muchas veces, a los repartos de películas producidas en el extranjero. Así, con los años, su trayectoria alcanzaría tal nivel, que en 1979 la Academia de Hollywood le brindaría un homenaje, destacando su “labor pionera”.
No obstante, pese a su reconocimiento, hoy su obra apenas comienza a conocerse de manera masiva. Por ello, la Cineteca Nacional, en el marco de la conmemoración de sus 14 años, realizará un ciclo dedicado al artista.
La muestra contempla nueve obras realizadas entre 1942 y 1970, entre ellas, P’al otro lao (1942), Flor del Carmen (1944), La dama de las camelias (1947), La mano del muertito (1948), Mis espuelas de plata (1948), Tonto pillo (1948), Uno que ha sido marino (1951), El gran circo Chamorro (1955) y Sonrisas de Chile (1970).
“Bohr fue uno de los pioneros del cine local desde el concepto de cine clásico industrial. En esa época, estaban de moda los grandes estudios, entonces, lo que hizo fue trabajar desde ese parámetro para llegar al gran público. Por lo tanto, fue un pionero en la medida que recogió esas experiencias y generó un polo importante, trabajando mucho en la línea de la comedia”, dijo Mónica Villarroel, directora de la Cineteca Nacional.
“En él estuvo la idea de trabajar ciertos estereotipos, por ejemplo, las oposiciones campo-ciudad, el pícaro, el campesino que llega a la ciudad y descubre todo este mundo, los ricos y pobres. De alguna manera, estos personajes populares tendían a mostrar un cierto ‘Chile mismo’. Ahí hay una representación de la sociedad chilena, también abordando el tema del paisaje a pesar de que era un cine bastante hecho en estudio”, añadió.
La retrospectiva es el resultado de un proceso de restauración que se extendió por más dos años. Lo primero fue realizar una búsqueda de todas las películas de Bohr. Así, el equipo de investigación de la Cineteca contactó a la Fundación Chilena de las Imágenes en Movimiento, que resguardaba la mayoría de estos materiales.
“En total, entre las películas que teníamos nosotros en la Cineteca y las que estaban en la Fundación, encontramos once cintas. Lamentablemente, hubo dos que no logramos rescatar por su estado y por la cantidad de años que habían pasado. Las copias o negativos estaban inutilizables”, explicó Pablo Insunza, coordinador de conservación de la Cineteca Nacional.
“Si bien sabíamos la validez de la obra de José Bohr, nos fuimos encontrando con muchas sorpresas, por ejemplo, su increíble capacidad de gestión. O sea, es uno de los autores más prolíficos del cine chileno junto con Raúl Ruiz. Además, incorporó personajes que eran conocidos en otras áreas del arte al cine como actrices de teatro”, agregó el investigador.
El ciclo comenzará este jueves 12 de marzo a las 18:00 horas con una función especial de El gran circo chamorro. Posteriormente, la retrospectiva se efectuará hasta el 17 de marzo con horarios que van entre las 12:00 y 18:00 horas. Las funciones tienen un valor de $3000 (entrada general) y $2000 (estudiantes, personas mayores y convenios).