Hoy, cerca de 40 laboratorios en Chile realizan diagnóstico de pacientes con síntomas de COVID-19 a través de análisis PCR, técnica fijada como estándar por el Instituto de Salud Pública. Esta labor requiere de unas cinco o más horas de trabajo por parte de personal altamente capacitado, así como equipos e insumos costosos que en la actualidad están focalizados en la detección del SARS-CoV-2. Por esta razón, y ante la alerta reciente por falta de insumos a nivel local para la realización de este tipo de exámenes, un equipo de la Universidad de Chile ha propuesto una tecnología que podría no sólo reducir significativamente los tiempos de diagnóstico actuales y sus costos, sino también la generación de un cluster para la producción nacional de los insumos requeridos.
El trabajo fue presentado por el Centro de Regulación del Genoma (CGR) de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile a CORFO en el marco de la convocatoria “Retos de Innovación – Diagnóstico para COVID-19”, que hizo un catastro de las tecnologías con factibilidad técnica para convertirse en reales soluciones en la detección oportuna y eficaz del virus. El equipo detrás de esta iniciativa actualmente desarrolla además una tarea clave en relación a la pandemia: la secuenciación de genomas del SARS-CoV-2 en la población chilena, en apoyo al Instituto de Salud Pública (ISP).
Detección rápida sin análisis PCR
La escasez y costo de los materiales necesarios para análisis PCR y la urgencia por aumentar la realización de test en el país fue una de las motivaciones centrales de este grupo de investigadores. La propuesta busca implementar en Chile una metodología de diagnóstico basada en técnicas de amplificación isotérmica de ARN combinadas con la sorprendente tecnología de edición genética CRISPR-Cas. “La idea es desarrollar una metodología de análisis rápido que detecte el material genético del virus, y que pueda usarse en el punto de toma de muestra por personal no especializado”, indica el profesor de la Facultad de Ciencias de la U. de Chile, director del Centro de Regulación del Genoma (CGR) y líder de esta iniciativa, Miguel Allende.
Esta tecnología representaría una oportunidad para aumentar la rapidez, bajar los costos y masificar aún más los testeos a la población sin requerir de equipo PCR, y -en consecuencia- generar un mejor control sobre la pandemia. De acuerdo al académico, “sólo considerando la parte experimental uno podría reducir el tiempo de análisis a cerca de un quinto de lo que demora el PCR”. En cuanto a los costos, agrega, “eventualmente podría llegar a ser diez veces más barato si lograramos generar los reactivos, enzimas, los químicos e incluso algunos equipos en Chile. Ese es un paso que nos interesa mucho dar por los costos y problemas de suministro desde el exterior”.
Dispositivo para el examen
La utilización de smartphones y dispositivos similares a un test de embarazo para detectar fluorescencia en muestras positivas son parte del proyecto de este equipo. Plantean además la posibilidad de generar los insumos para esta tecnología en laboratorios chilenos, independizándose de importaciones, y capacitar a los profesionales de la salud en su uso. Para esto, una de las propuestas es la creación de un consorcio académico-industrial que permita avanzar a una fase de escalamiento, producción e implementación en el territorio.
La idea, explica, “involucra reactivos que se podrían producir en Chile en los laboratorios de bioquímica y biología molecular existentes”. El CGR, en este sentido, busca poner a punto la metodología a nivel local y determinar los componentes que pueden ser fabricados en el país por laboratorios especializados. Para eso, “proponemos iniciar un proceso de empaquetamiento de la tecnología reclutando a otros laboratorios académicos e industriales para este efecto”.
Miguel Allende precisa que métodos análogos a esta tecnología ya están en fase de validación por la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos, y otros ya han sido implementados en Argentina para el testeo de Coronavirus, Dengue, Zika y Chikungunya. Por esto, agrega que otro de los objetivos a futuro es implementar este tipo de test para otros patógenos (virales, bacterianos o parasíticos) que puedan aparecer o ya existan. También proponen implementar un sistema de monitoreo ambiental permanente basado en esta metodología que pueda realizarse en lugares públicos, medios de transporte, fuentes de agua potable o alimentos, sistema de alcantarillado, hospitales y vectores (animales que puedan ser reservorios de virus zoonóticos).