El pasado lunes, la Policía de Investigaciones (PDI) encontró el cuerpo sin vida del teórico, historiador y crítico de arte de la Universidad de Chile, Guillermo Machuca (1962). Esto, luego de que un grupo de estudiantes de la Facultad de Artes alertara al plantel que el académico había abandonado, repentinamente, sus clases vía Zoom.
La noticia de inmediato despertó el sentir del mundo de la cultura, sobre todo porque Machuca formó a distintas generaciones, manteniendo un estilo irónico y directo, capaz de entrecruzar temas tan variados como la cultura pop, la política, el margen y las artes visuales.
“Una triste noticia que vuelve a enlutar al mundo del arte: la muerte de Guillermo Machuca, profesor de Arte, curador y ensayista de destacada trayectoria. Sus críticas, sus libros y sus enseñanzas, sin duda, cruzarán generaciones. Condolencias a sus seres queridos”, dijo a través de sus redes sociales la ministra de las Culturas, Consuelo Valdés.
Por su parte, el decano de la Facultad de Artes, Fernando Carrasco, declaró: “Guillermo Machuca pensaba las artes en forma transversal, incluyendo en la reflexión las aristas políticas, trascendiendo también los límites de nuestra facultad, relacionándose con actores en distintos circuitos e instituciones”.
La comunidad universitaria despide con pesar al egresado y académico @ArtesUChile Guillermo Machuca, teórico, historiador y crítico de arte, quien generó conocimiento que permitió analizar el arte contemporáneo y formó a generaciones que han sido clave en la escena nacional. pic.twitter.com/NlfXpMMRnO
— Universidad de Chile (@uchile) June 9, 2020
Machuca se formó en los años 80 en la Universidad de Chile y en medio de la contracultura propiciada durante dictadura. Luego, en los 90 instruyó a artistas como Natalia Babarovic, Christian Yovane, Pablo Ferrer y Jorge Cabieses, entre muchos otros.
Dueño de un carácter irónico, agudo, irreverente y sin tapujos, Machuca fue autor de libros como Después de Duchamp (2004), Remeciendo al Papa (2006), Alas de Plomo (2008), El traje del emperador (2011) y Astrónomos sin estrellas (2018). A partir de estos textos, abordó temas como la relación entre la violencia en las artes visuales y la cultura pop.
“No me identifico con los intelectuales que hacen carrera, sino con los más ilustrados y bohemios. Y con errores también. Con una vida más activa fuera de la universidad. Me gusta la intervención en la cultura de masas y pienso que eso hay que compatibilizarlo con ser buen académico. Uno tiene que estar en ambos lados”, dijo en entrevista con La Segunda.
Según Federico Galende, director de Extensión y Comunicaciones de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile y académico del plantel, “Machuca murió como vivió siempre: un poco por encima de sus posibilidades”.
“Siempre pensé a Machuca como el dueño de una forma muy particular de la teoría del conocimiento. Para él, el arte no era un punto de llegada, sino una serie de detalles que permitían pulsar lo conocido con lo desconocido (…). Siempre se encargaba de dar una pequeña lección contra las ínfulas y las estupideces del mundo del arte y enseñar a desconfiar de las cosas que coincidían demasiado. Esto lo convertía en el dueño de un corazón muy noble”, dijo el académico.
“El arte fue para él una manera de moverse con destreza en esa capacidad inusual que tenía para eludir el poder. Este eludir incluía el no contestarlo. Él no era alguien que se jactara de ejercer la denuncia o de liderar diatribas contra el poder. Él decidió no tener nada que ver con eso, porque lo consideraba una estupidez. Hay pocas personas que hayan sabido mejor que él cómo esquivar el poder. Tenía que ver con un Kafka actualizado, puesto que Kafka nunca dejó de pensar el poder y de construir un idioma contra el poder, que fue el idioma de la literatura. Machuca también construyó un idioma paralelo al poder”, señaló.
Durante los últimos años, Machuca también se mantuvo crítico respecto de la valoración que tenían las artes visuales en el mundo de la cultura. Según comentó, a diferencia del cine, la literatura o el teatro, ésta era una disciplina relegada a un segundo plano.
“No creo que las artes visuales sean un tema de interés para la clase política. Las letras sí. Nicanor Parra y Zurita tienen un estatuto. Y el cine y el teatro también, es cosa de pensar en los ministros de Cultura. Yo sospecho que Chile nunca fue un país abierto a la visualidad, excepto en la arquitectura”, dijo en 2019.
Actualmente, el ensayista se encontraba trabajando en un libro que publicaría bajo el amparo de Écfrasis: Todo blando, todo ruidoso. En el texto, Machuca narraba hechos vinculados a la dictadura chilena, resaltando episodios como el “Caso Degollados”. No obstante, con su muerte, el proyecto quedó en suspenso.
En tanto, desde la Facultad de Artes de la Universidad de Chile anunciaron que, una vez superada la crisis sanitaria, el académico será homenajeado por su casa de estudios, estudiantes y amigos.