La más reciente ganadora del Premio Nacional de Periodismo, Mónica González, lleva décadas ejerciendo la investigación y trabajó en distintos medios como El Siglo y Análisis, desde su egreso de la Universidad de Chile. Fundadora del Centro de Investigación Periodística (CIPER), la autora de “La Conjura: Los mil y un días del Golpe” reflexionó, en conversación con Antonella Estévez en el programa Cuestión de Gustos de nuestra emisora, sobre el estado actual de la pandemia en Chile y las enormes desigualdades que se experimentan constantemente en nuestra sociedad y cómo éstas se han visto recrudecidas por el rápido avance del COVID-19.
“Estoy estremecida. Estamos nuevamente entre la vida y la muerte, tratando de ganarle al tiempo para no tener más muertos. Sobrepasamos el nivel de víctimas del informe Rettig, se viene el hambre y la miseria que ya está. Es una situación catastrófica, un drama y no veo a nuestra élite política, social ni menos económica, entendiendo la magnitud de esta tragedia”, señala.
En cuanto a la desconexión que han evidenciado las autoridades respecto de la realidad país y si esta se expande hacia otros ámbitos como los propios medios de comunicación, la ganadora del Premio Lenka Franulic en 2016, manifestó que el tema de fondo es la falta de derechos de la ciudadanía
“Yo vivo y llevo el pulso de mi país y no desconozco la fractura que hay con la élite transversal, porque se instaló un clientelismo y una cosa caritativa, de beneficiencia, no de derechos. Ha habido un despojo de la dignidad y de los derechos que tenemos como ciudadanos y esto lo estamos viviendo desde octubre de 2019″.
Sin embargo, remarcó un punto fundamental como es el avance del narcotráfico en nuestro país. “Los espacios que deja el Estado, lo toma el narco. Por ejemplo, no se entendió nunca que había una separación entre los incendios y saqueos y la masa que protestaba por la falta de dignidad y eso es transversal y lo puedo entender de la derecha, pero no de los otros sectores”.
Por otra parte se refirió al abandono en que el estado ha dejado a las mujeres jefas de hogar. “La mayoría de los jefes de hogar de las poblaciones son mujeres solas,que sin ningún macho sacan adelante a su familia, porque el macho latinoamericano es muy irresponsable y las mujeres somos invisibles. No hay políticas públicas destinadas a ellas. Todos saben que el 73 por ciento de los niños nacen fuera del matrimonio, no solo porque la gente no se casa, sino porque el padre es ausente. Esas mujeres trabajan mucho por sacar adelante sus hijos y están a la merced de la delincuencia y el narcotráfico que se ha tomado las poblaciones”.
La galardonada periodista fue tajante al señalar que hay que detener la idea de la caridad y la beneficencia por parte del estado y los empresarios. “Necesitamos reconstituir una política de derechos porque la gente no está trabajando no porque sea drogadicta, floja o borracha como se les adjudica a los pobres en los sectores acomodados. No, no puede trabajar porque no hay trabajo y la gente sale a la calles con el susto de infectarse, pero debe hacerlo porque tiene que llevar comida a su casa”.
Las comunicaciones como único nexo entre el pueblo y el poder
Consultada sobre el rol que deberían ejercer los medios de prensa en general, Mónica González declinó referirse a ello, sin embargo remarcó que el periodismo en la actualidad debe dedicarse a buscar formas de evitar más muertes.”Chequear y hacer el nexo entre científicos responsables como Espacio Público, la gente alrededor del Ministerio de Ciencias que tienen que responder, y buscar a los integrantes de la Mesa Social para saber si está dando el ancho. El periodismo es para interpelar, no sacamos nada con andar con una grabadora detrás de un ministro que dice pelotudeces. Nosotros somos el único cordón umbilical que le queda a la ciudadanía con las autoridades de todo tipo, eso somos. Nosotros alimentamos a los ciudadanos y podemos hacerlo con miedo e inmovilizarlos, o podemos informarlos. Esto es igual que en dictadura con la diferencia que no tenemos la represión viva y permanente”.
En cuanto a la falta de medios y la creencia de que durante la dictadura había más publicaciones contrahegemónicas, la Premio Nacional señaló que eso es un error pues en la actualidad hay muchos medios online que son autogestionados que están buscando información e investigando para dar a conocer datos a la ciudadanía.
“Ciper es autogestionado y sobrevive gracias a los aportes de quienes están suscritos. Mañalich por ejemplo fue ciperista y ello no obstó a que el equipo de Ciper hiciera una investigación maravillosa y que finalmente terminara mostrando que su gestión fue un desastre. Eso prueba la fuerza y la independencia del periodismo. A mi me importa mucho cambiar la Constitución, pero me quiero abocar a eso en agosto, hoy hay que salvar vidas y llegar con dinero pronto a los que más lo necesitan”.
Consultada sobre la emotividad y pasión que evidencia en el ejercicio de la profesión, Mónica González asegura que aunque es una periodista de escritorio en cuanto a que prefiere escribir a otras formas de ejercer la carrera, ella sigue reporteando en la calle.
“No hay nada como ver tiritar la barbilla de un hombre cuando miente, o de una mujer porque no somos blancas palomas. Pero soy más de escritura, la radio me apasiona y la televisión no me gusta porque hay una frivolidad ambiente que me desespera, pero en el fondo yo simplemente he sido yo, porque quiero ser yo y el día que no me duela la guata cuando voy a escribir porque siento que no seré capaz de transmitir una historia, dejo de hacer periodismo. Cuando no pueda transmitir lo que me pasa, la indignación que me provoca una realidad determinada como que la corrupción sea transversal, la traición que nos han hecho, también dejo de hacer periodismo.
La emoción no esta desligada de la objetividad, porque la objetividad no existe. Hay que hacer un esfuerzo enorme para que el que piensa diametralmente opuesto a ti tenga derecho a expresarse correctamente y eso es lo que hago todos los días. Tenemos que demostrar con nuestras mejores armas que la emoción es una gran herramienta de comunicación”.
“Si como comunicadora o comunicador no logras emocionar a tu interlocutor, algo está fallando. A mis estudiantes les digo que no hay que enamorarse de los números, que el rigor es indispensable, pero la gracia es hacer chillar las cifras”, agrega.
Finalmente, la periodista miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabriel García Márquez, reflexiona sobre la actual situación de salud y principalmente de fallecidos producto de la nueva cepa de coronavirus. “El ritual de enterrar a los muertos es ancestral y hoy la gente muere sola. Eso va a provocar carencias y dejará huella. Además, volveremos a una miseria espantosa, con un tejido social en el suelo, con gente con mucha rabia por haber sido abusada y violentada. Hay que buscar las fuerzas para reconstruir, la fuerza mayor es colectiva”, asegura.
Y es en ese mismo sentido que entrega un pensamiento final sobre el ejercicio del periodismo. “El periodista hace un mejor trabajo cuando deja el ego de lado y se une a un equipo, cuando entiende que es una gota en un río, que su voz, su escritura es indispensable pero en un río, lo que importa es que el río no se corte jamás. Somos un río de verdad, información y esperanza y también de indignación”
“Nunca he visto que el periodismo sea más importante que hoy, nunca he vivido una época en que le periodismo sea el único cordón umbilical de la gente con el poder y con los otros”, concluye.