Hay que discutir un total de tres puntos. Por un lado, el Marco Financiero Plurianual (MFP) para el período 2021-2027, el presupuesto de la Unión para los próximos siete años. Y esto no poca cosa. Charles Michel, el Presidente del Consejo Europeo, propuso un MFP de 1.074 mil millones de euros. Antes de la crisis, los 27 no habían logrado ponerse de acuerdo sobre un presupuesto apenas más elevado. Los líderes de la UE también tendrán que retocar el presupuesto actual para movilizar los fondos más rápidamente.
Por encima de todo, está el plan de reactivación en la agenda. Se trata de un plan basado en una deuda común, que era tabú en Alemania hace poco tiempo y que ahora es apoyado por Berlín. Podría permitir conceder hasta 250.000 millones de euros en préstamos a los Estados miembros y 500.000 millones de euros en subvenciones presupuestarias en diversas formas. En cualquier caso, esta es la base de las negociaciones propuestas por Charles Michel y la Comisión Europea.
Y estos tres expedientes forman un todo. Por lo tanto, se requiere un acuerdo sobre el presupuesto y el plan de recuperación.
¿Derecho de veto?
Aún quedan muchos puntos por negociar, en particular en el plan de recuperación. Empezando por su cantidad y su composición, es decir, el balance entre préstamos y subsidios. De hecho, los cuatro “frugales”, y los Países Bajos en particular, se muestran reacios a aceptar estas subvenciones y prefieren los préstamos reembolsables.
También resta por decidir la cuestión de la gobernabilidad. Concretamente, una vez que se haya llegado a un acuerdo, cada país deberá presentar su plan nacional, que luego deberá ser validado y su aplicación supervisada. Toda la cuestión es, por un lado, por quién y, por otro lado, qué grado de control se ejercerá. Por ejemplo: ¿podrá un Estado Miembro vetarlo? ¿Cada pago será entonces objeto de una votación?
Los Países Bajos son el país que más se preocupa por el control estricto. Según el Elíseo, incluso los demás países “frugales” son más flexibles a este respecto.
El Presidente del Consejo y Angela Merkel, la canciller alemana que ocupa la presidencia rotativa de la Unión, proponen, entre otras cosas, que los planes nacionales sean validados por una mayoría cualificada de votos del Consejo Europeo. Esta es una fórmula que Francia puede aceptar.
París está abierto a otras propuestas pero no quiere oír hablar de un veto, como quisieran los Países Bajos, ni quiere procedimientos excesivamente largos.
El clima y el estado de derecho
Tampoco se han definido aún todos los criterios de acceso a la ayuda europea. En cuanto al objetivo ecológico, Charles Michel propone que al menos el 30% de los gastos estén relacionados con la lucha contra el cambio climático. La Comisión estaba apostando por el 25% en su lugar.
Además, la financiación europea podría condicionarse al respeto del estado de derecho. Esto sería una primicia en un presupuesto de la UE. Sin embargo, Hungría, que está sujeta a procedimientos por violaciones del estado de derecho, se opone firmemente a ello.
Nuevos recursos propios
En este presupuesto de 2021-2027 en particular, podrían aparecer nuevos recursos propios, ingresos que no serían contribuciones del Estado al presupuesto europeo. Una forma es asignar los derechos de contaminar, que aumentarán, al presupuesto europeo. Además, se está estudiando la introducción de un impuesto digital. Y Charles Michel defiende la idea de crear una especie de “impuesto al carbono en las fronteras”. Esto gravaría los productos importados a la Unión que no cumplen las mismas normas ambientales que los productos europeos. El objetivo de estos recursos propios es, en parte, disponer de los fondos necesarios para reembolsar el préstamo que Bruselas tomará para financiar el plan de recuperación.
Finalmente, se discutirá el tema de las “rebajas”. Cabe recordar que cinco países se benefician de una rebaja en el monto de su contribución al presupuesto europeo: Alemania y los cuatro “frugales”. La propuesta de Charles Michel es considerada demasiado alta por el Palacio del Elíseo. Sin embargo, París reconoce que “hay que esforzarse” y que “es el precio de un acuerdo”. Por lo tanto, podría ser un elemento de compromiso.
Entonces, ¿es posible alcanzar un compromiso para el final de la cumbre? Los protagonistas también están divididos. El Palacio del Elíseo dijo que era “cautelosamente optimista” cuando el Primer Ministro holandés, Mark Rutte, “el hombre a convencer”, dijo que era “bastante pesimista” sobre las posibilidades de llegar a un acuerdo este fin de semana.