“Hay mucha voluntad (…) pero es posible que no se obtenga ningún resultado hoy” domingo, advirtió la canciller alemana, Angela Merkel, a su llegada a la sede del Consejo Europeo en Bruselas, calificando la jornada de “decisiva”.
El presidente francés, Emmanuel Macron, un poco más optimista, consideró “todavía posible” llegar a un acuerdo, pero aseguró que no se hará “a costa de la ambición europea”. “Nuestros países lo necesitan y la unidad de Europa lo necesita”, subrayó.
Más de 50 horas después de su inicio, la discusión estaría en punto muerto. “No se trata ya de valorar una u otra [propuesta de negociación] sino de dilucidar si es realmente posible llegar a un acuerdo”, según una fuente española.
A causa de la pandemia y el confinamiento, la economía mundial podría contraerse un 4,9% en 2020, una caída que aumenta hasta el 10,2% en la zona euro y hasta el 9,4% en América Latina y el Caribe, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Para salir de la mayor recesión de su historia, la Unión Europea (UE) debate un plan de 750.000 millones de euros (840.000 millones de dólares) que la Comisión Europea tomaría prestados en nombre de los 27, un hito en el proyecto europeo.
Pero los detalles de este plan no logran convencer a las naciones “frugales” adeptas del rigor fiscal -Países Bajos, Austria, Suecia y Dinamarca, a las que se sumó Finlandia-, que en el pasado ya se opusieron a emitir deuda común.
“Rara vez he visto en 7 años [como primer ministro luxemburgués] unas posiciones tan diametralmente opuestas en tantos puntos”, observó Xavier Bettel, que los enumeró: el monto del fondo, cómo administrarlo y su relación con el Estado de derecho.
Subsidios y préstamos
El domingo arrancó de nuevo con encuentros en grupos pequeños. El inicio de la cumbre se aplazó de nuevo a las 17H30 (15H30 GMT) “como mínimo”, según el vocero de Michel, quien, según una fuente europea, “probaría” la acogida de nuevas propuestas.
Los “frugales” exigen reducir el monto del plan que aúna subsidios y préstamos. Sobre los primeros, del medio billón de euros propuesto piden pasar a menos de 300.000 millones, cien mil por debajo de la línea roja de París y Berlín, según una fuente.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, que afronta en 2021 comicios legislativos en los que la extrema derecha amenaza con ganar terreno, aparece como el más duro, al exigir además que el desembolso de las ayudas se acuerde por unanimidad de los 27.
Rutte busca aumentar la presión sobre los endeudados países del sur como España e Italia, los principales receptores del fondo, para que reformen sus economías, trayendo de vuelta el fantasma de la ‘troika’ de la pasada crisis de la deuda.
El plan inicial preveía que los países que quieran la ayuda deben presentar un plan de recuperación que tenga en cuenta las recomendaciones anuales de la Comisión y la transición ecológica y digital. Los 27 deberían aprobar por mayoría el desembolso.
En un gesto al holandés, Michel propuso el sábado un “superfreno de emergencia” que los países podrán activar si dudan sobre el uso de fondos por sus socios. Los líderes o sus ministros de Finanzas lo debatirían entonces “sin demora”.
Estado de derecho
“No creo que esta cumbre fracase por el dinero”, si no por la oposición de Italia a la unanimidad de Rutte y por el apoyo de este último, y de la finlandesa Sanna Marin, a la propuesta sobre el Estado de derecho, según una fuente diplomática.
La cena de trabajo del sábado se consagró a la propuesta de Michel de vincular la concesión de fondos europeos al respeto del Estado de derecho, un plan que genera rechazo en Polonia y Hungría, en el punto de mira de Bruselas por esta cuestión.
“No sé cuál es la razón por la que el primer ministro holandés me odia”, dijo a la prensa este domingo su par húngaro, Viktor Orban, advirtiendo que la propuesta de Michel no se resolvería en esta cumbre ya que “necesita tiempo” de negociación.
El debate sobre el fondo se suma al del Marco Financiero Plurianual 2021-2027, el primer presupuesto de la UE sin el Reino Unido. Los “frugales” abogan por reducir el monto de 1,074 billones de euros propuesto por el jefe del Consejo.