Este martes, la Red Chilena contra a Violencia hacia las Mujeres presentó su dossier informativo sobre la situación de las mujeres en Chile.
El informe, que fue presentado a través de las redes sociales de Radio Universidad de Chile, “reúne las principales cifras relativas a violencia patriarcal construidas por organismos estatales y organizaciones sociales”, considerando la explotación laboral, el trabajo doméstico y de cuidados, la violencia sexual, ginecosbtétrica, online, femicida, institucional, racista, contra mujeres lesbianas y disidentes, entre otras.
Entre los datos que recoge el informe 2020, resalta que, del más de un millón de empleos ocupados por mujeres creados en la última década, el 60% tiene altas probabilidades de ser precario y el 75% de las mujeres en Chile gana menos de $550.000 mensuales, el 50% recibe menos de $340.000.
Otro punto tan lamentable como relevante, es que 26 personas han sido víctimas de violencia femicida durante el primer semestre de 2020. Además, la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres registra 13 muertes en circunstancias no aclaradas durante 2020. De ellas 8 corresponden al periodo de pandemia.
Datos de suma gravedad también son que entre enero y junio el Fono Familia (149) de Carabineros ha registrado un aumento de un 107,7% en llamadas telefónicas relativas a violencia intrafamiliar física, respecto del mismo periodo en el 2019. En el mismo periodo Fono Familia (149) reportó un aumento de un 105,3% en llamadas relativas a violación y 225% respecto a acoso sexual.
Siguiendo la misma línea, la Subsecretaría de Prevención del Delito registró 17.950 casos policiales (detenciones y delitos flagrantes) relativos a delitos sexuales: abuso sexual, violación y otros delitos sexuales. La cifra es la más alta de la última década.
El informe fue presentado y analizado por un panel integrado por Yoselin Fernández, integrante de la Coordinación Nacional de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres; Ericka Ñanco, vocera de la Asamblea de Mujeres del Ngulumapu (2018-2019) y actual secretaria de la Fundación Academia Intercultural Pelontxaro; y Marisa Matamala, militante del movimiento de mujeres y feminista de larga vida, médica en salud colectiva. Moderó nuestra periodista Diana Porras.
Durante el evento, Yoselin Fernández se refirió a un estudio de la Fundación Sol que reafirma una realidad muchas veces denunciada: la desigualdad laboral entre mujeres y hombres.
“Por un lado, el ingreso de las mujeres al trabajo asalariado trae más precarización, no supone una autonomía económica que permita a las mujeres mejorar sus condiciones de vida, sino que, al contrario, supone más explotación y, por otra parte, el trabajo doméstico, no reconocido y no remunerado constituye un sostén del modelo económico. Es importante señalar que, sumando las jornadas, entre la carga global de trabajo, sumando jornada asalariada y jornada de trabajo doméstico, las mujeres trabajan alrededor de 74 horas semanales, los hombres trabajan alrededor de 13 horas menos de acuerdo con la aproximación de Fundación Sol”.
También hizo hincapié en la doble discriminación que sufren mujeres indígenas, a quienes el Estado no ha brindado la protección mínima, al contrario, reproduce su marginación y maltrato.
“El racismo genera una jerarquía de cuerpos, donde siempre los cuerpos de las mujeres afrodescendientes, de las mujeres marcadas por esta discriminación racial, de las mujeres indígenas, permanecen en un eslabón social que es más bajo de acuerdo a este sistema y, por lo tanto, está más expuesta a precarización laboral, a violencia policial, a bloqueo de derechos sociales, y a un abandono total del Estado”.
Por su parte, Marisa Matamala reafirmó lo sostenido por Yoselin Fernández, agregando que, pese a la evidencia del abandono estatal a las mujeres migrantes, lesbianas y/o originarias, son ellas mismas las que han logrado organizarse llenando el vacío dejado por el Estado.
“Todas esas mujeres han sido excluidas de la protección del Estado y por lo tanto han sido objeto de mayor violencia que la que sufrían hasta antes de la pandemia, sin embargo, esos cuerpos que permanecen confinados en el espacio doméstico, han sido cuerpos que, a pesar de su tensión, son cuerpos solidarios, las mujeres han sido solidarias en el espacio de la comunidad, han reemplazado al Estado”.
Además, Matamala destacó la labor de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, sobre todo, con miras al eventual proceso constituyente venidero.
“Este informe es tremendamente importante para ampliar el horizonte feminista y, frente a los momentos actuales, donde estamos a dos meses de que se pueda abrir un proceso inédito en Chile como lo es un proceso constituyente, creo que nos entrega información, herramientas para armar nuestros pensamientos y ofrecer líneas de acción, ofrecer a este proceso toda la experiencia que hemos ido acumulando”.
En tanto, Ericka Ñanco sostuvo que así como hay que visibilizar las cifras de violencia contra las mujeres, hay que luchar para que estas no sigan aumentando, por el contrario, disminuyendo hasta que no existan casos.
“Si no estamos conformes con una situación hay que denunciarla, hay que decir que no está correcto, y trabajar en pos de que las cifras de la violencia hacia las mujeres no sean invisibilizadas, a la vez evitar que las mujeres no sean parte de una cifra más, sino que se puedan reconocer como lo que son, con nombre y apellido, como mujeres trabajadoras, mujeres migrantes, mujeres mapuche, como mujeres de todos los tipos que habitamos en esta tierra”.
El dossier informativo es un documento que se elabora desde el año 2007, a la par con la campaña ¡Cuidado! El machismo mata. El documento, que se realiza todos los años, reúne las principales cifras relativas a violencia patriarcal construidas por organismos tanto estatales como de organizaciones sociales.
El propósito es que la información recabada y el análisis de esta sea un aporte para la comprensión cuantitativa y cualitativa de la violencia patriarcal y el impacto que causa en los cuerpos y las vidas de las mujeres que viven en el territorio.