El 16 de marzo, las bibliotecas dependientes del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas del Ministerio de las Culturas cerraron sus puertas. Con ello, fueron paralizados diversos servicios, actividades complementarias y préstamos de libros.
Sin embargo, hoy las bibliotecas dependientes de este organismo viven una nueva etapa marcada por la reapertura y por la aplicación de protocolos que permitirían un retorno seguro.
El miércoles 9 de septiembre, este ciclo quedó reflejado en el desconfiamiento de la Biblioteca Regional de Aysén, conjunto ubicado en la comuna de Coyhaique que se encuentra en la fase 4 del plan “Paso a Paso”.
Al inmueble llegaron trece usuarios, quienes debieron someterse a un proceso de verificación de datos, medición de temperatura y uso obligatorio de mascarilla. Estas medidas fueron adoptadas siguiendo los consejos reunidos en un protocolo trabajado, especialmente, para este tipo de espacios culturales.
Estas recomendaciones ya fueron distribuidas entre las distintas bibliotecas asociadas al organismo dependiente del Ministerio de las Culturas: “Es limitante en un comienzo, pero vamos a ir, gradualmente, abriendo nuestros espacios”, comentó Gabriela Lucero, directora subrogante del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas.
“El personal se ha ido preparando de acuerdo a los protocolos de atención que se han trabajado y que están visados y respaldados para este nuevo accionar”, afirmó.
Entre las medidas adoptadas se encuentran la verificación de los datos de los visitantes para garantizar la trazabilidad, la medición de temperatura, el uso obligatorio de mascarillas y la restricción de los espacios, los que estarán limitados al hall de acceso. El sistema también funcionará de acuerdo a la inscripción anticipada de los usuarios, quienes tendrán que programar su horario de visita así como informar respecto de los libros que serán solicitados.
“Una de las cosas básicas es que el libro usado va a pasar un tiempo de cuarentena para evitar también la propagación del virus que puede quedar alojado en las páginas”, dijo Gabriela Lucero.
“Ya se están adecuando los espacios para el momento en que autoricen poder facilitar los espacios con la debida distancia. Se han eliminado algunos equipos computacionales para mantener la distancia y también se han definido los protocolos de uso de los equipos, con sanitización previa y posterior a su uso (…). Algunas bibliotecas ya están con los acrílicos, separadores de usuarios, demarcaciones en los pisos y dispensadores de alcohol gel para sanitizar las manos”, explicó.
Este ciclo de las bibliotecas públicas se da, luego de haber vivido una transición hacia el mundo virtual. De acuerdo a ello, Gabriela Lucero indicó que, frente a la crisis, se vieron en la necesidad de potenciar sus redes y elaborar un programa capaz de convocar a distintos públicos: “Todos los días tenemos charlas, conversatorios, cuenta-cuentos, seminarios en línea, presentaciones de libros. Estamos tratando de llevar todo lo que se hacía de forma presencial, al online”, dijo.
No obstante, durante este periodo también se trabajó un plan piloto con el objetivo de facilitar libros físicos. Esta experiencia se dio en la Biblioteca Regional “Gabriela Mistral” de La Serena (Coquimbo), donde se creó un plan de lectura para acompañar a niños, niñas y adultos mayores de la región.
El proyecto consistió en la entrega de cajas con libros que fueron sanitizadas antes y después de su préstamo: “Esto es una experiencia piloto para ver cuál es el efecto que tiene y ver si también es factible replicarlo en otras fracciones que permanezcan en confinamiento”, comentó Gabriela Lucero. Sin embargo, puntualizó que hoy, lo importante es trabajar en una reapertura segura que permita reactivar la lectura a nivel nacional.