A mediados de marzo, la Biblioteca Nacional de Chile, al igual que un sinnúmero de instituciones culturales, debió cerrar sus puertas producto de la pandemia. Con ello, el espacio inició una etapa inédita en su historia, suspendiendo gran parte de sus actividades proyectadas para 2020 e iniciando una labor virtual que le permitió elaborar contenido específico para plataformas como Facebook, Twitter e Instagram.
Este martes, no obstante, el centro bibliográfico anunció la reapertura paulatina del espacio, inaugurando así una nueva etapa que estará marcada por la aplicación de un protocolo de seguridad desarrollado especialmente para el lugar.
Este plan considera una reapertura parcial en la que sólo podrán visitarse la Sección Periódicos y Microformatos y el Salón de Investigadores. La medida comprende un aforo máximo de 25 personas, quienes deberán inscribirse de manera previa a su visita con 48 horas de anticipación y escribiendo a biblioteca.nacional@
“La Biblioteca implementó un plan de reapertura parcial que nos permite atender dos áreas que, de alguna manera, tienen más demanda y son las más requeridas. La gente va a tener que salir cada cierto tiempo del espacio para sanitizar y eso por las recomendaciones de Salud. Son medidas que hay que ir tomando y para eso la Biblioteca dispone de un equipo de mantención que está permanentemente haciendo la limpieza correspondiente”, explicó Pedro Pablo Zegers, director de la Biblioteca Nacional.
“Desde octubre del año pasado la Biblioteca ha sido un tiempo complejo, porque tuvimos un periodo de cierres intermitentes. Ha sido bastante complicado ofrecer los servicios que la gente pide. Haber tenido la Biblioteca cerrada durante tanto tiempos nos ha afectado”, manifestó el director de la institución que depende del Servicio Nacional del Patrimonio.
El plan también incluye la sanitización de los materiales a revisar. Al igual que los libros que se solicitan, los objetos analizados deberán ser aislados por un periodo de tiempo: “El material que se utilizará, ya sea diarios, revistas o periódicos tiene que quedar en cuarentena una vez que se utilizó. Eso implica dejar el material almacenado en bolsas hasta que se termine el proceso que demanda, técnicamente, la autoridad sanitaria”, dijo Zegers, añadiendo que también pueden haber retrocesos en el protocolo.
“Nada es cien por ciento seguro. Ha pasado en las mejores partes del mundo, con los mayores recursos. Por eso quisimos partir de manera muy acotada y muy precaria en términos de cantidad de público”, puntualizó.
Pedro Pablo Zegers también comentó que durante el periodo de confinamiento la Biblioteca Nacional logró mantenerse activa de acuerdo a un trabajo digital en el que los servicios virtuales de la institución, como Memoria Chilena y Chile para Niños, alcanzaron un peak de visitas, llegando a los 3,5 millones entre enero y junio.
“La Biblioteca permaneció físicamente cerrada, pero abierta a nivel de las redes. Hay que pensar que la Biblioteca tiene una buena parte de sus acervos, quizás los más importantes, digitalizados y en línea, lo que ha permitido que una buena parte de las consultas se hagan vía remota”, dijo Zegers.
El director de la institución también señaló que la reapertura de la Biblioteca impacta de buena manera el trabajo que realizan los investigadores e investigadoras del país: “Hay gente que vive de la Biblioteca Nacional”, indicó, agregando que cualquier reapertura mayor requiere de una evaluación de acuerdo a los estándares manejados por la autoridad sanitaria.
No obstante, manifestó que en el corto plazo el centro bibliográfico seguirá activo y de la mano de una agenda que combina actividades presenciales y virtuales. Así, lo más inmediato es la inauguración de una muestra dedicada al quinto aniversario del descubrimiento del Estrecho de Magallanes y la edición de los nuevos tomos de la obra reunida de Gabriela Mistral.
“La Biblioteca sigue trabajando de manera silenciosa, pero de manera muy intensa”, cerró el director de la entidad.