Que la decisión sobre quien ocupa el Salón Oval de la Casa Blanca le afecta al mundo entero, no cabe duda. En los últimos cuatro años, durante la administración de Donald Trump, un empresario que llegó a ocupar ese puesto desde fuera del mundo de la política tradicional estadounidense, el camino que sigue ésta se ha tornado altamente impredecible. Trump y los conservadores que lo apoyan pretenden seguir al mando del que ellos llaman el país más poderoso del mundo, mientras Joe Biden busca aguarle la fiesta y transformarlo en el quinto mandatario en la historia de Estados Unidos en no alcanzar la reelección.
Los analistas han señalado que el destino de la elección no se resuelve sino hasta que se cuentan los votos electorales, pues el país norteamericano tiene un complejo sistema de participación en el que no necesariamente quien obtiene más votos alcanza la victoria. Así lo estima también Gilberto Aranda, académico del Instituto de Estudios Internacionales de nuestra casa de estudios, quien manifestó en entrevista con Diario y Radio Universidad de Chile que son los llamados estados péndulos los que marcarán la diferencia en la elección del próximo martes.
“Los swings states o estados péndulo han ido creciendo en los últimos años, hace pocos años atrás eran 5 ó 6, pero la literatura ahora dice que son 12 o 15. De ellos el clave es Florida, de todas maneras, porque hay una diferencia muy estrecha ente los candidatos según las últimas encuestas. También Michigan, Ohio, Pensilvania y Wisconsin también podrían ser claves para la elección. Se habla mucho de Texas, pero lo veo lejano porque desde 1976 que un demócrata no gana en Texas y podría dar una sorpresa, pero me temo que sigue teniendo características de bastión republicano”.
En cuanto a los votantes indecisos o aquellos que antes no habían manifestado interés por participar y cómo eso fue lo que inclinó la balanza en favor de Barack Obama sobre John Mc Cain en 2008, Aranda manifestó que los Estados Unidos desde la primera década del siglo XXI a la actualidad viven en un contexto altamente polarizado, por lo tanto, ese voto ha tenido mucha relevancia desde entonces.
“La polarización no es nueva, pero está alcanzando ribetes insospechados y, en ese sentido, cuando hablamos de electorados hiperpolarizados tenemos que los llamados votos duros se expresan con gran cuantía, por lo tanto, Trump tiene un piso de entre un 40 y un 43 por ciento y no va a bajar de ahí, ese es su público cautivo. Los demócratas también tienen su expresión de voto duro particularmente en las costas este y oeste, en estados como California o Nueva York los demócratas y, en este caso, Biden, son casi imbatibles. Respecto de la franja de indecisos, en este contexto de hiperpolarización, puede ser más bien fina y es en eso en lo que se han enfocado los candidatos, en un electorado que está precisamente en los estados pendulantes u oscilantes. Biden ha intentado una apuesta, particularmente en el último debate televisado donde trató de transmitir una imagen de calma, de un candidato principalmente de centro, de modo de no preocupar al electorado más conservador con desbordes hacia la izquierda, de personas indecisas que quieren mantener alguna de las cosas de los últimos años, pero están desencantados con algunos aspectos del estilo y las decisiones de la administración Trump en temas como salud o su posición respecto de la cuestión racial. Es precisamente esa franja de indecisos, de voto latino o afro donde Biden espera crecer y de alguna manera fortalecerse de cara a las elecciones del próximo martes”, explicó el magister en Estudios Internacionales.
En cuanto a las promesas de campaña de Donald Trump que lograron que fuera electo bajo el lema “Make America Great Again” y si éstas realmente se cumplieron, el especialista manifestó que esa retórica de Trump responde a un discurso palingenésico, es decir, es el mito de la grandeza, declinación y renacimiento.
“Esa es una cuestión que hizo sentido a una población blanca, masculina correspondiente probablemente a trabajadores de estratos medios, con estudios secundarios o universitarios parciales que se desempeñaban en las grandes empresas del área secundaria, básicamente la industria automotriz, que producto de los cambios de finales de los 90 con la globalización de la economía, se quedaron sin trabajo. También aquellos que sintieron que el discurso de las minorías impuso un ambiente de relativismo cultural que les disgustó, entonces, precisamente a este electorado va dirigido ese mito: a aquellos que se sentían como los más puros representantes de su país y que por ello alcanzaron una calidad de vida adecuada, pero luego la perdieron. Ahora, van a reconquistar eso, y, al menos en lo económico, la administración Trump mostró un interesante desempeño. Pero el coronavirus cambió todo el contexto y ese slogan sigue resonando a propósito del decaimiento económico producto del coronavirus, y Trump, con toda claridad, está apelando a volver a sacar adelante al país. El tema central de la campaña ha sido el coronavirus, desde la perspectiva demócrata también el mal manejo pandémico, desde luego, la reconstrucción económica de Estados Unidos sea quien sea quien gane”.
Respecto de la posible influencia del voto latino en esta elección, el también Doctor en Estudios Latinoamericanos, aseguró que efectivamente la opción que manifiesten los más de 60 millones de latinos residentes en el país norteamericano será crucial.
“Son el 18 por ciento de la población total de Estados Unidos, por lo que son la primera minoría étnica de ese país, por así decirlo, sin embargo, eso se traduce en un porcentaje electoral de poco más de 13,4 puntos porcentuales que, de todas maneras, sigue siendo una cifra muy importante. Ciertamente hay estados en que son un factor muy importante en el electorado, por ejemplo los mexicanos y chicanos en California o el cubano en Florida. A eso hay que agregar a los puertorriqueños, que hace casi cien años son muy importantes en lugares como Nueva York; y la llegada de centroamericanos, entonces tenemos un mundo latino variopinto pero donde la mayoría es de origen mexicano”, argumentó el académico.
“Es interesante cómo Trump básicamente ha apelado a la comunidad cubana y a la comunidad venezolana en Florida, precisamente hablando del peligro socialista. En cambio, Biden ha hecho su apuesta en comunidades puertorriqueñas y centroamericanas con respecto del tratamiento del huracán María en 2017 en que la respuesta del Gobierno federal fue bastante magra y la reconstrucción no fue la esperada. Ese sector de centroamericanos y puertorriqueños ha sido particularmente atendido en los últimos días electorales de Biden y, ciertamente, puede hacer un contrapeso a lo que apuesta Trump que es el peligro socialista que hace eco en una población de origen mayoritariamente cubano y venezolano.
La disputa por el voto latino es importante, particularmente en Florida pues es ahí donde parte de la elección se jugará su definición. No hay que olvidar que la llegada de venezolanos y otros latinos ha cambiado un poco la composición casi mayoritariamente cubana de ese estado. Ahora hay un 51 por cierto de personas de origen isleño, pero el otro 49 que no tiene ese origen y se han instalado incluso en lugares tan emblemáticos de Miami como la pequeña Habana”, señaló Gilberto Aranda.
Finalmente, y a modo de pronóstico de lo que puede suceder el 3 de noviembre, el analista internacional manifestó que es importante siempre tener en cuenta el tipo de sistema electoral que tiene Estados Unidos por el que cada estado, dependiendo de su población, otorga más o menos votos y para alcanzar la presidencia se requiere sumar, al menos, 270 votos en el colegio electoral. Por ello, es muy probable que el candidato que obtenga más votos populares no necesariamente sea el ocupe la Casa Blanca, como ocurrió precisamente con Donald Trump y Hillary Clinton
“El voto popular lo ganará de todas maneras Biden, tal como lo hizo Hillary Clinton, incluso creo que puede ser mayor la obtención de votos pues el demócrata hizo muy buena pareja con Kamala Harris, a quien hay que mirar con mucha atención, pues es el recambio para cuatro años más, en un eventual triunfo de Biden. Sin embargo, el sistema de voto indirecto permite que el voto popular sea distorsionado, por eso es que es clave quién gane los swing states. Eso fue lo que pasó hace 4 años y podría repetirse, aunque siento que los últimos días de campaña de Biden pueden haber sido claves para asegurar ese triunfo. En Estados Unidos por lo general el presidente en ejercicio gana la reelección, pero Trump ha levantado tal desconcierto que incluso hay republicanos que han llamado a votar por Biden como es el caso del proyecto Lincoln”, concluyó Gilberto Aranda.
Así las cosas, las encuestas más recientes dan una ventaja de diez puntos de Biden sobre Trump, pero como ya sabemos, en materia de política en Estados Unidos nada termina hasta que se termina.