A finales de febrero, el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) dio a conocer una programación que contemplaba actividades presenciales y virtuales para desarrollar en marzo. En ese contexto, el espacio artístico inició su 2021 con el estreno de una performance que fue presentada en la sala de artes visuales del lugar con un aforo de 30 espectadores de acuerdo a las exigencias contempladas en la Fase 3 del Plan Paso a Paso.
No obstante, el lunes recién pasado, GAM debió reacomodar inesperadamente su cartelera. Esto, luego de que el Ministerio de Salud indicara que la comuna de Santiago debía retroceder a la Fase 2, lo que para efectos de los espacios culturales implicaba una reducción inmediata en los aforos así como la suspensión de actividades durante los fines de semana.
“Son bien complicados los cambios de fase del Plan Paso a Paso. A veces resultan poco viables o sostenibles en el esquema del trabajo programático. Además, debido a los retrocesos, vemos frustradas actividades que estamos convencidos, pueden realizarse con las medidas y cuidados suficientes para permitir una experiencia libre de riesgo de contagio”, dice Felipe Mella, director ejecutivo de GAM.
“Hemos hecho un gran esfuerzo como centros culturales para que las salas sean seguras. Nos hemos preparado para tener todo lo necesario para que el público esté tranquilo y pueda disfrutar de la cultura (…). Hay muchas salas amigas que viven del corte de tickets y estas fases son terminales”, comenta el gestor.
El lunes recién pasado y en vista de estas observaciones, el Ministerio de las Culturas dio a conocer nuevas indicaciones para los centros culturales respecto del Plan Paso a Paso. Así, la institución señaló que los recintos que se encuentren en Fase 2 y que cuenten con espacios al aire libre, “pueden recibir un máximo de 20 personas, número que se reduce a 10 en caso de que se permita el consumo de alimentos”. “Para los espacios cerrados, el aforo se reduce a 10 personas y no se permite el consumo de alimentos”, indicaron desde la institución.
Pero, pese a estos anuncios, desde los espacios culturales advierten que la inquietud sigue primando a la hora de poder reactivar el circuito artístico. Una alternativa, según dicen, es idear programaciones híbridas y flexibles con el objetivo de seguir activos de cara a un nuevo año de crisis. Otro camino tiene que ver con el empoderamiento de la institucionalidad cultural frente a la crisis.
“Necesitamos que el sector artístico se reactive. Necesitamos apoyar a miles de compañías que la están pasando muy mal y que se reestudie la situación tal como se ha hecho con otros espacios”, señala Felipe Mella.
Aprendizajes que se instalan
Cristóbal Gumucio, director ejecutivo de Matucana 100, señala que a un año del inicio de la pandemia todos están más preparados para enfrentar este momento. Según dice, 2020 dejó un aprendizaje que va a perdurar en los espacios culturales, aunque reconoce que todavía hay varios desafíos en el sentido de dar continuidad a la labor artística.
“Somos cuidadosos con estas fases de transición, porque no tenemos establecido cómo el tema de la vacunación va a ir cediendo. Pensamos que en abril vamos a tener más información, lo que nos va a permitir proyectar el segundo semestre. Estamos pensando siempre en un segundo semestre más presencial”, comenta.
“Entendemos que tenemos que reactivar la escena y el sector. Por otro lado, tenemos que tener cuidado con los contagios, porque esta película no está en el tramo final. Entonces, todavía no vamos a soltar lo digital”, dice respecto de la experiencia de M100.
A un año de la crisis sanitaria, Gumucio también comenta que las producciones virtuales no son viables, sin embargo, advierte que la digitalización ha permitido descubrir nuevos formatos, sacando provecho de las tecnologías y alcanzando audiencias que antes eran impensadas: “La evaluación es doble”, reflexiona.
Al mismo tiempo, respecto del rol del Ministerio de las Culturas frente a la crisis, Gumucio advierte que en 2021 la institución no logró dar respuesta a las inquietudes de los espacios culturales, por lo que en su opinión, en esta etapa de la pandemia la cartera debe reconectare con el “tejido cultural”: “No hay que perder de vista cómo aprovechar la oportunidad de un ministerio moderno”, recalca.
En esa línea, Nélida Pozo, directora ejecutiva del Parque Cultural de Valparaíso (PCdV), sostiene que frente a la crisis “el Estado no estuvo a la altura”. En el recinto que dirige, por ejemplo, debieron acudir a recursos propios para costear ítems de sanitización: “Eso fue un tremendo error. Debió existir una medida de emergencia para que los espacios culturales pudiésemos tomar las medidas sanitarias para generar espacios seguros”, dice.
“Tuvimos que hacer uso de ingresos que habíamos generado y que tenían otros destinos”, relata la gestora, criticando incluso la merma en los recursos contemplados en la Ley de Presupuesto para este año.
Pese a ello, Nélida Pozo comenta que hoy el Parque Cultural de Valparaíso se encuentra preparado para mantenerse activo, independiente de la fase de la región: “Hemos hecho un gran esfuerzo para que la programación no se vea afectada, porque es importante el contacto del público con los artistas. El reto que se instala es pensar en una programación bien flexible. Eso es súper importante, porque los años que vienen serán complejos. El foco tiene que estar en mantener las medidas sanitarias”, recalca.
Ante este contexto, Pozo subraya que es importante dar continuidad a los proyectos artísticos, fomentando el contacto con los públicos y creando instancias que visibilicen el sector. De todas formas, insiste en un punto que es común entre sus pares y que guarda relación con el rol que debe jugar la institucionalidad cultural a un año de la crisis sanitaria: “Hace falta una decisión política para estar a la altura de la emergencia, porque la realidad del sector cultural es un desastre”, concluye la gestora.