Aun contra los pronósticos, en octubre del año pasado los votantes bolivianos le otorgaron un triunfo contundente a Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), para que se convirtiera en presidente de aquella nación andina. Apenas cinco meses después, los mismos votantes, en las elecciones locales, le propinaron al MAS dolorosas derrotas en las principales ciudades del país.
Y así fue. El partido oficialista perdió ciudades tan emblemáticas como su capital, La Paz, donde salió electo acalde nada menos que el ex ministro de Obras Públicas de Jeanine Añez, Iván Arias. La colectividad fundada por Evo Morales también perdió en urbes como Cochabamba y Santa Cruz, donde los triunfadores también estuvieron ligados al gobierno de facto.
El partido de Gobierno también fue desplazado al tercer lugar de la preferencia electoral en la alcaldía de Potosí, donde bajó de un 31,7 por ciento de las preferencias en 2015 -la última elección subnacional- a un 12,7 por ciento.
Asimismo, en seis de las nueve gobernaciones, el respaldo del MAS también disminuyó respecto a los comicios de 2015, pese a que se mantiene en el primer lugar de la votación en Pando, Cochabamba, Potosí y Oruro.
Llama la atención el retroceso del MAS en las elecciones locales de Bolivia y en su votación en general, pues hace apenas cinco meses este partido se alzaba como el gran ganador en la elección presidencial.
¿Qué pasó? ¿Por qué este cambio del electorado boliviano? ¿Es un voto de protesta en contra del presidente Luis Arce?
Para dilucidar estas interrogantes, Radio y Diario Universidad de Chile se contactó con el analista y escritor boliviano, Ignacio Vera Rada, quien explicó que, para el elector local, la elección subnacional tiene otras características que la elección general, en donde se eligen el Gobierno y los legisladores.
El también profesor universitario explicó que, al momento de elegir un proyecto nacional, tienen un papel importante las ideologías y los colores políticos, sin embargo, en comicios locales, son los nombres y los rostros los que movilizan a la población.
“Yo creo que esto se debe a un fenómeno politológico y social de que el elector promedio, al votar en las elecciones generales, se guía obviamente por el candidato, pero también por la sigla, por una ideología, por una directriz conceptual, por una doctrina política, y esto no ocurre en las elecciones subnacionales en que por el hecho de haber tantos candidatos -se estaban eligiendo más de dos mil autoridades-, el ciudadano se guía más por la persona del candidato que por su partido, su color político o su sigla”.
Por lo mismo, descartó de plano que el MAS haya perdido el apoyo que tenía al momento de que Luis Arce ganara la presidencial.
“No creo que sea un voto de castigo al MAS, ni creo que sea un debilitamiento del MAS, simplemente es un cambio conceptual de cómo se direcciona el voto en función de si es una elección nacional o una elección subnacional. No creo que ni la militancia ni los simpatizantes del MAS se hayan reducido”.
Observación similar realizó el analista internacional y doctor en Ciencia Política, Mladen Yopo, quien descartó un voto de castigo al MAS y al gobierno de Luis Arce, sin embargo, el castigo sí existiría para muchos de los personajes que se presentaron en estas elecciones a nombre del MAS. “No hay un castigo al MAS en términos ideológicos, hay un castigo a las personas y a sus prácticas”, afirmó el experto. “La población no está en contra de, en sí, un gobierno popular, de izquierda o progresista, sino más bien está en contra de las formas que agarra cierta gente cuando está en el poder”, continuó.
Además, Yopo diferenció entre las elecciones generales y las subnacionales, pues argumentó que, en el caso de los puestos de poder locales, adquiere una relevancia vital la cercanía de un determinado personaje con la población que le vota, con los vecinos de una determinada localidad, a diferencia de una elección más macro, donde se elige un gobierno, donde es un modelo, una ideología lo que se impone.
La relación de alcaldes y concejales, por ejemplo, es mucho más cercana que la de un presidente, por tanto, los nombres de quienes se presenten son lo más importante, y ahí el MAS queda bastante al debe.
“En el caso de la elección presidencial hay un tema mucho más nacional, más ideológico, más apuntado a un modelo, más estructural, mientras que la elección de alcaldes y autoridades locales tiene que ver con elementos de cercanía, de atributos relacionados con lo que es capaz de hacer un alcalde en un momento determinado. En este ámbito hay una cierta interpelación al MAS frente a ciertos personajes que han usado el partido como un trampolín político”.
De todas maneras, no todo está dicho en estas elecciones, pues en el caso de las gobernaciones existe la segunda vuelta entre los dos candidatos más votados. Según resultados, en cuatro territorios -de nueve- habría balotaje. De ganar en estas los candidatos oficialistas, el MAS aumentaría las gobernaciones en su poder y contrarrestaría sus derrotas en alcaldías emblemáticas. Estos balotajes tienen como fecha el 11 de abril.