Peligroso virus es detectado en pingüinos de la Antártica y Patagonia chilena

Luego de las expediciones efectuadas por el Instituto Antártico Chileno (INACH), un grupo de investigadores, que incluyó un equipo del Laboratorio de Virología Animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet) de la Universidad de Chile, identificó la presencia de un nuevo virus para pingüinos antárticos y subantártico.

Luego de las expediciones efectuadas por el Instituto Antártico Chileno (INACH), un grupo de investigadores, que incluyó un equipo del Laboratorio de Virología Animal de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet) de la Universidad de Chile, identificó la presencia de un nuevo virus para pingüinos antárticos y subantártico.

Se trata del patógeno Orthoavulavirus Aviar 1 (AoaV-1), que provoca la enfermedad de Newcastle, una importante infección contagiosa propia de las aves de corral, y de la cual las aves migratorias pueden convertirse en una pieza clave en su transmisión como reservorio.

El equipo de investigadores polares pertenecientes al Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIEN), donde participan el Dr. Víctor Neira, académico e investigador del Laboratorio de Virología Animal de Favet y Felipe Berríos, estudiante de la Facultad, recorrieron el basto territorio de la Península Antártica en bote, barco y helicóptero, con temperaturas de hasta 10°C bajo cero, para reunir su material de estudio.

En total, 707 muestras suero de cinco especies de pingüinos de la Zona Antártica y Subantártica logró recolectar el equipo especialista en virología animal. El material fue analizado con la prueba de ELISA para detectar anticuerpos contra AoaV-1, y con ello identificaron individuos positivos en todas las especies de pingüinos estudiadas.

“Tomamos muestras de pingüinos adelia, papúa, barbijo, además de magallánico y pingüino rey. Teníamos toda esta gama de muestras que cubre Magallanes y la Antártica. Finalmente encontramos evidencia, prácticamente en todos los pingüinos, pero donde menos rastros encontramos fue en el pingüino rey, lo cual nos llama poderosamente la atención, ya que convive con el magallánico, quien a su vez es el de mayor número”, explicó el Dr. Neira quien comenzó su trabajo analizando virus de pingüinos en el año 2013.

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De acuerdo con el académico se observó que el pingüino de Magallanes, en Magallanes, presentó una alta proporción de animales positivos, mayor al 30%, lo que podría sugerir que son reservorios de este virus. En Antártida, los pingüinos presentaron una menor positividad, el pingüino de barbijo fue el más alto y tuvo un 7.5% de positivos. Los sueros positivos interesantes solo se obtuvieron en las zonas subantártica y norte de la península Antártica, no observándose serorreactividad en las ubicaciones del sur de la península.

Felipe Berríos, egresado de Favet, está terminando su Tesis de Título, y hace cuatro años trabaja en el Laboratorio de Virología Animal y ha podido participar en dos expediciones a la Antártica. “Todo el equipo del Laboratorio participó en el análisis de las muestras de los pingüinos, en las que se detectó la presencia del virus de Newcastle. Un diagnóstico que aporta para crear una red de vigilancia en la que cada laboratorio puede acceder a esta información y si alguien quiere saber más de este virus ya hay una base para generar aún más nuevos conocimientos”, señaló.
El Dr. Neira explica que se ha mejorado la técnica para encontrar este virus de Newcastle, que ha existido por décadas en las aves silvestres y de corral. “Pensamos que debíamos cambiar la forma de búsqueda, hacerla de una manera mucho más eficaz. El virus puede estar veinte días en el animal, en cambio los anticuerpos pueden permanecer por meses”, afirmó.

En el año 2017, en un trabajo en conjunto con el Dr. Rafael Medina de la Pontificia Universidad Católica de Chile y al Dr. Daniel González de la Universidad de Concepción (QEPD), ya se había descubierto virus similares, que denominaron Avian avulavirus 17, 18 y 19. Sin embargo, el Aviar 1 (AoaV-1), es el primer descrito y el más importante.

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La enfermedad de Newcastle, una patología altamente contagiosa para todo tipo de aves y puede ser un problema importante en la producción de aves de corral, en las cuales está bien descrito respecto a cómo las afecta, tiene distintas cepas, que al infectar a las aves corral, pueden causar desde un síndrome sistémico de mortalidad elevada hasta cuadros muy pasajeros o subclínicos.

“Respecto a los pingüinos, como recién esto se está conociendo más, no tenemos claro qué puede provocar en concreto, sospechamos que dependiendo de la cepa deberían ser el cuadro observado. Sin embargo, a la fecha no tenemos conocimiento de cómo los está afectando, por lo mismo se debe continuar con los estudios”, puntualizó el académico de Favet, destacando la necesidad de más investigaciones para establecer el papel de estas especies de pingüinos en la epidemiología del AOaV-1 y así determinar los efectos de este virus en los distintos tipos de población.

Frente al contexto de la pandemia de Covid-19 surge la interrogante por la transmisión de este virus de Newcastle a los humanos, a lo que el Dr. Neira señala que “la verdad es que este virus sí se puede transmitir a los humanos y esto es algo que es reconocido por todos los organismos oficiales. No es una enfermedad que se considere de un alto potencial zoonótico y pandémico, ya que se sabe que genera cuadros leves en humanos. Sin embargo, por sus potenciales implicancias en la vida silvestre, debe ser estudiada”.

La toma de muestras en la vida silvestre también permite la detección de otros virus presentes en los animales que pueden ser zoonóticos y que deben ser estudiados en profundidad por su relevancia e implicancia en la transmisión a los humanos, bajo el enfoque de Una Salud, una mirada que integra la salud humana, animal y ambiental en beneficio de la salud pública.

Los primeros hallazgos de este estudio fueron publicados en la destacada revista científica Transboundary and Emerging Diseases, “Anticuerpos contra el ortoavulavirus aviar 1 (virus de la enfermedad de Newcastle) en cinco especies de pingüinos, Península Antártica y Patagonia Austral.

La realización de este estudio fue posible gracias al apoyo de INACH, la Corporación Nacional Forestal (Conaf) y el Parque Pingüino Rey; junto a las investigadoras Dra. Claudia Godoy y Naomi Ariyama, y el investigador Dr. Rafael Medina.

Fotos: Dr. Víctor Neira.




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