Terremoto sin precedentes en el mundo del fútbol: 12 grandes clubes europeos anunciaron el lanzamiento de una competición privada, una Superliga, destinada a hacerle la sombra a la actual Liga de Campeones.
Estos 12 equipos “secesionistas” proceden de Inglaterra, España e Italia: Arsenal, Chelsea, Liverpool, Manchester City, Manchester United, Tottenham, AC Milan, Inter Milan, Juventus, Atlético de Madrid, Barcelona y Real Madrid.
Este lunes 19 de abril, la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol (UEFA) tenía prevista el anuncio oficial de una nueva revisión de su gran competición pero estos 12 clubes, entre los más prestigiosos de Europa, han aguado el anuncio. La UEFA calificó el proyecto de cínico y basado en el interés personal de unos pocos, y agregó que estudiará contra estos equipos todos los recursos posibles, a todos los niveles, jurídicos como deportivos, incluidas sanciones como la prohibición de participar en competiciones nacionales, europeas o mundiales.
“Este proyecto existe desde hace mucho tiempo, (…)los grandes clubes han estado trabajando en él en secreto”, afirma a RFI Jérôme Latta, redactor jefe de Cahiers du football. Es un secreto a voces que los gigantes del fútbol europeo llevan años soñando con una liga cerrada, una especie de supercampeonato europeo más selectivo que la Liga de Campeones.
Este proyecto, explican sus promotores, está destinado a “generar recursos suplementarios para toda la pirámide del fútbol“.
“Como contrapartida por su compromiso, los clubes fundadores recibirán un pago en una vez del orden de 3.500 millones de euros (4.190 millones de dólares), destinado únicamente a inversiones en infraestructuras y a compensar el impacto de la crisis del covid-19”, dice un comunicado.
Comunicado Oficial: Los principales clubes europeos de fútbol anuncian la nueva Superliga.#RealMadrid
— Real Madrid C.F. (@realmadrid) April 18, 2021
Si esa cifra se confirma se trataría de ingresos muy superiores a los que los clubes obtienen de la UEFA por el conjunto de sus competiciones de clubes (Liga de Campeones, Europa League, Supercopa de Europa), que generaron 3.200 millones de euros (3.880 millones de dólares) en ingresos televisivos en la campaña 2018-2019, antes de que la pandemia afectara gravemente al mercado europeo de los derechos deportivos.
Este lunes, las acciones de la Juventus se dispararon en la Bolsa de Milán, como efecto del anuncio.
La tendencia para crear la Superliga ya existía en los años 90. El caso Bosman del 15 de diciembre de 1995, que confirmó la libre circulación de futbolistas, fue un primer paso importante. Ese año, Jean-Marc Bosman, un futbolista belga, demandó libertad de acción a su club al finalizar su contrato. En esos mismos años aparecieron “las primeras maniobras de algunos grandes clubes para obtener una Liga de Campeones que les fuera más favorable, sobre todo en términos de ingresos”, señala a RFI Jérôme Latta.
Los clubes más grandes empezaron a abrir una brecha financiera y deportiva entre ellos y los clubes más pequeños a finales del siglo XX. Como resultado, han dominado la Liga de Campeones (23 victorias para estos 12 clubes en las 28 finales entre 1993 y 2020) y han multiplicado por 10 su poder financiero. Pero también provocó una pérdida de interés y de valor en la Liga de Campeones, ya que las fases de grupos no eran muy emocionantes.
“Cuando se crea un fútbol europeo de dos categorías, con una oligarquía de clubes cada vez más poderosos, los enfrentamientos con la ‘segunda división’ de los clubes europeos pierden interés“, resume Jérôme Latta.
El modelo estadounidense como (¿mal?) ejemplo
Este modelo se inspira en lo que se hace en Estados Unidos y Canadá con la NBA (baloncesto), la NFL (fútbol americano) y la NHL (hockey sobre hielo). Allí no hay una clasificación basada en los méritos deportivos como en Europa, donde la Liga de Campeones reúne a los mejores clubes de cada campeonato. Sino que se trata de ligas cerradas sin ascensos ni descensos. “Las ligas cerradas de Estados Unidos se basan en un sistema un tanto comunista, con una puesta en común de recursos y sistemas como el tope salarial o el draft que equilibran las fuerzas”, observa Jérôme Latta director de Cahiers du football.
El tope salarial fija un máximo de gastos salariales para cada club. El draft, o reclutamiento, es una lotería en la que los jóvenes talentos se reparten entre los mejores clubes. Estos dos sistemas permiten mantener un cierto equilibrio entre todos los equipos, a diferencia de lo que ocurre en Europa, donde la masa salarial se dispara y los clubes más ricos reinan en el mercado de fichajes y, por consiguiente, en las competiciones.
“La paradoja es que hasta ahora los mejores clubes de Europa tenían todas las ventajas de una liga cerrada sin los inconvenientes. (…) Tenían las ventajas de las ligas cerradas (ingresos, supremacía deportiva) sin sus desventajas y limitaciones reglamentarias”, afirma Jérôme Latta. Nada indica que estén dispuestos a copiar estas mismas reglas en su proyecto de Superliga, sobre todo porque irían en contra de su deseo de supremacía.
Los doce “secesionistas”, a los que no siguieron los clubes alemanes y franceses -Bayern de Múnich y PSG a la cabeza-, se enfrentan a una verdadera protesta en toda Europa. La UEFA está, por supuesto, en contra, al igual que la Fifa y las asociaciones nacionales de fútbol, e incluso los gobiernos de varios países.
“Debemos defender un modelo de deportes basado en valores”, dijo el Comisario Europeo de Modo de Vida, Margaritis Schinas. “Universalidad, inclusión y diversidad son elementos centrales del deporte europeo y el modo de vida de los europeos”, apuntó Schinas en Twitter.
En opinión de Schinas, “no hay espacio” para reservar el modelo de deportes “a los pocos clubes ricos que quieren cortar los vínculos con todo aquello que la asociaciones defienden“.
Entre esos aspectos esenciales mencionó las “ligas nacionales, promoción y descenso, y apoyo al fútbol aficionado de base”.
El gobierno francés señaló a la AFP que el proyecto de Superliga “amenaza el principio de solidaridad y el mérito deportivo“, mientras que la ministra de Deportes francesa, Roxana Maracineanu, denunció lo que sería “un club VIP de varios poderosos”.
El primer ministro británico, Boris Johnson, consideró que sería un proyecto “muy dañino para el fútbol”. “Golpearía en pleno corazón a nuestro fútbol nacional y suscitaría la preocupación de los aficionados en el país”, escribió en Twitter.