Doce años ininterrumpidos en el trono del primer ministro convencieron a Benjamín Netanyahu que es irreemplazable. Pero durante los últimos cinco años, desde que comenzaron las investigaciones en su contra por fraude y soborno, Netanyahu maneja al país de acuerdo a sus necesidades, buscando coaliciones que le ayuden a sancionar leyes que le permitan evadir el juicio que podría terminar mandándolo a la cárcel. Con ese objetivo convocó a elecciones cuatro veces en dos años y finalmente fracasó.
“Anuncio hoy que tengo intenciones de actuar con todas mis fuerzas para formar un gobierno de unidad nacional conjuntamente con mi amigo Yair Lapid para que juntos, con la ayuda de Dios, saquemos al país del vértigo para reencaminar a Israel a su sendero”, dijo el domingo en la Knéset, el candidato a reemplazarlo, Naftali Bennett, quien afirmó que la crisis política en Israel es sin precedentes a nivel mundial.
Será una coalición sin precedentes compuesta por tres partidos de la derecha ideológica, dos centristas, dos de izquierda y una lista islamista árabe israelí.
Bennett, quien podría asumir al máximo cargo ya la próxima semana, es un ideólogo que cree en el derecho irrefutable de Israel a toda la tierra prometida y encabeza un pequeño partido de siete diputados pero es el filo de la balanza.
El centrista Yair Lapid, le reemplazará a su vez en el cargo, dentro de dos años. En el ala izquierda del futuro gobierno, Meretz y el Partido Laborista bregan por la división de la tierra y la creación de un Estado Palestino.
“Reemplazar el régimen de Netanyahu”
Tras semanas marcadas por 11 días de enfrentamientos entre Hamás, en el poder en Gaza, y el ejército israelí, por las tensiones en Jerusalén Este y los choques en ciudades “mixtas” de Israel, la idea de un “gobierno de unión nacional” volvió a la palestra. “Estamos aquí juntos, nuestra lucha es común, este país es responsabilidad de todos”, recalcó Lapid el viernes.
Este domingo por la mañana, Netanyahu había urgido en Twitter a Bennett a congregar a sus filas, y a Gideon Saar, jefe de un pequeño partido de derecha, a reunirse “inmediatamente” para discutir una coalición.
Pero Saar, un exmilitante del Likud, señaló en Twitter que no estaba interesado y que quería seguir con su plan: “reemplazar el régimen de Netanyahu”.
Hace 25 años, Netanyahu derrotó al laborista Shimon Peres y se convirtió en primer ministro por tres años. En 2009 regresó al poder, y no lo ha abandonado desde entonces.
Procesado por “corrupción” en tres casos, es el primer jefe de gobierno israelí en ser juzgado durante el ejercicio de su cargo.
Si el campo anti-Netanyahu no consigue formar un gobierno, 61 diputados podrán pedir al presidente que designe, para un último intento, a un parlamentario de su elección, que podría ser Netanyahu, Lapid, Bennett u otro.
Si esta opción también fracasa, la Knéset se disolvería y el país celebraría sus quintas elecciones en poco más de dos años.