Esteban Silva por renuncia de canciller peruano: "Hay una campaña de agresión contra la política exterior progresista"

Para el analista, la renuncia de Héctor Béjar no se debió a sus declaraciones sobre el origen de Sendero Luminoso, sino a una derecha que desde el primer día del nuevo gobierno ha buscado su desestabilización

Para el analista, la renuncia de Héctor Béjar no se debió a sus declaraciones sobre el origen de Sendero Luminoso, sino a una derecha que desde el primer día del nuevo gobierno ha buscado su desestabilización

Durante la campaña y en la segunda vuelta presidencial, el fujimorismo acusó de terrorismo al sector que impulsaba la campaña del profesor Pedro Castillo, actual presidente del Perú.

“Terrucos” los llamaban, en referencia al apelativo peruano de quienes integraron grupos como Sendero Luminoso.

Luego, desconocieron los resultados del balotaje y presentaron decenas de recursos buscando impugnar ante las autoridades electorales el triunfo de Castillo. Incluso, Keiko Fujimori, la candidata de Fuerza Popular, pidió al entonces presidente interino, Francisco Sagasti, que convocara a un organismo externo para validar la elección.

Pero ninguna de estas maniobras resultó y Pedro Castillo asumió en Palacio Pizarro el 28 de julio, día de la Independencia del Perú, como es la tradición.

Sin embargo, el Mandatario y su gabinete de ministros han sido atacados insistentemente por la oposición que lidera la propia Fujimori, levantando especulaciones, denuncias e incluso buscando la desestabilización, para algunos con el propósito de llegar a un golpe blando en contra del Mandatario.

Así lo sostiene el analista y conocedor de la realidad política peruana, Esteban Silva, quien además tuvo un paso de varios años en un organismo internacional dependiente de la Comunidad Andina.

Para Silva, la salida de Béjar se debe a los anuncios en materia internacional como canciller de su país y no a sus declaraciones sobre el origen de Sendero Luminoso, hechas antes de su nombramiento al frente de la diplomacia peruana.

La reconocida tradición diplomática de Torre Tagle -la sede de la cancillería del Perú- tiene además otro antecedente y es que está integrada por sectores conservadores del país, agrega el analista.

Con Castillo en el Ejecutivo, el giro del timón de la política exterior peruana apunta a reactivar organismos creados durante el periodo de gobiernos progresistas en la región, con Hugo Chávez en Venezuela y Lula da Silva en Brasil.

“Una política de priorización del rol del Perú en la perspectiva de la integración latinoamericana. Es así como plantea el tema de fortalecer, volver a la UNASUR y de retirar el proyecto de denuncia del tratado que da origen a UNASUR, de fortalecer la CELAC y por tanto plantea también un rechazo sustantivo a todo tipo políticas exteriores y medidas unilaterales de sanciones contra estados. Además, sostiene el respeto a la autodeterminación, la no injerencia y anuncia en la práctica el fin del Grupo de Lima”, comenta Silva.

A eso agrega que “la renuncia del ex Canciller se debe a una derecha y los medios de comunicación que tienen una agenda conservadora que han desatado una campaña de agresión en contra de la política exterior progresista del presidente Pedro Castillo”.

Además, está la decisión comprometida por las nuevas autoridades de mejorar las condiciones de vida de los sectores más postergados del Perú, así como la recuperación de áreas estratégicas de la economía nacional y también el cambio de la constitución política de corte neoliberal que rige desde el régimen de facto que encabezó Alberto Fujimori, durante la década de los 90 del siglo XX.

Pero la contingencia está aún lejos de bajar la tensión, ya que en los próximos días debe ser el Congreso el que ratifique su gabinete de ministros, momento en el que se espera que la derecha insista en conseguir los votos para rechazarlo. De conseguirlo en dos ocasiones, el Presidente Castillo podría disolver el Parlamento y convocar a una nueva elección. Sin embargo, la decisión encarna el riesgo de que el fujimorismo argumente que existe una maniobra antidemocrática y busque la vacancia del docente a la jefatura del Estado.

“La derecha con una lógica muy antidemocrática, con honrosas excepciones, ha sido feroz, no le ha dado tregua desde el primer día. El nivel de acusaciones, de tergiversaciones, de operaciones, de embestidas en contra del gabinete y del propio Presidente Castillo desde el propio día que asumió, demuestra el nivel de conflicto político institucional que tiene el Perú para poder, en definitiva, tener un Ejecutivo que le dé gobernabilidad al país, pero al mismo tiempo produzca las transformaciones para el cual fue elegido”, comenta Silva.

Y si bien la derecha no cuenta con el respaldo de las Fuerzas Armadas para aventurarse en un golpe de Estado clásico, sí hace falta que las fuerzas democráticas mantengan la movilización para sostener al Gobierno.

“Sin el pueblo peruano movilizado, como lo hizo para defender el triunfo de Pedro Castillo desde que terminó la segunda vuelta hasta que fue reconocido su triunfo por el Jurado Nacional de Elecciones, se hará difícil. Evidentemente para defender el proceso de transformaciones democrático se requiere también movilización social”, puntualiza el especialista.





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