Por segunda vez consecutiva el Banco Central determinó un alza de 125 puntos base de la Tasa Política Monetaria (TPM), mismo guarismo fijado en octubre, con lo que el tipo rector pasó de 1,5 a 4 por ciento. Se prevé que el desincentivo monetario de la economía continúe con nuevos aumentos en la tasa de interés dada la persistencia del fenómeno inflacionario que supera el límite de 3 por ciento que mantiene el instituto emisor.
El incremento de la tasa en 250 puntos base, tras los últimos dos movimientos del Central, se considera histórica y un freno a fondo al estímulo monetario que podría devenir en un ciclo de recesión para el próximo año, según temen algunos economistas. De hecho, el Informe de Política Monetaria (IPoM) que publicó este miércoles el instituto emisor, reportó una reducción del crecimiento económico para el 2022 y 2023 entre 1,5 y 2,5 por ciento, y entre 0,0 y 1,0 por ciento.
Al respecto el economista y profesor titular del Departamento de Economía de la Universidad de Chile, Manuel Agosin, consideró que el aumento de la tasa no sólo se justifica, dado que la inflación se encuentra muy encima del rango meta del Banco Central, sino que además el 4 por ciento queda exiguo en un 3 por ciento negativo, considerando que la inflación terminará en el 7 por ciento este año.
En cuanto a los factores de la presión inflacionaria, el economista señaló que pese a que hay un componente indudablemente internacional que atribuyó en parte a la reacción tardía del Banco Central de Europa y de Estados Unidos a adoptar medidas de ajuste, consideró más gravitantes los factores de orden local.
Y es que para el ex asesor de la candidatura de Sebastián Sichel, el escenario nacional es de hiper recalentamiento de la economía, una situación a la que se ha llegado debido a los retiros de los fondos de pensiones y al Ingreso Familiar de Emergencia, indicó.
“Yo calculo que el Estado entre el año 2020 y 2021 hizo transferencias a los hogares por 17 por ciento del PIB, más encima tenemos otro 20 por ciento del PIB en retiros de fondos de pensiones. Entonces estamos hablando de casi el 40 por ciento del PIB y una parte va a ahorro, pero una parte muy importante va a consumo y eso estamos viendo”.
Manuel Agosin.
El efecto de la medida ejecutada por el Banco Central se manifestará en el encarecimiento de todo el espectro de tasas, afirmó. No así como lo que sucede en Estados Unidos que las tasas largas ya se habían anticipando a más inflación, lo que hace que cuando sube la Tasa de Política Monetaria el impacto sobre ellas es menor dado que ya estaba incorporado, explicó Agosin.
Un diagnóstico diferente es el que realizó la economista y académica de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago, Marcela Vera, quien cuestionó la efectividad del alza en la Tasa de Política Monetaria en el control de la inflación dado que este fenómeno en el país “no obedece solo a factores internos sino también a factores externos”.
Esto, explicó Vera en un panorama mundial en que todos los indicadores de la inflación están al alza dado el aumento de los precios del Commodity -petróleo, minerales, cobre, gas- y el déficit de oferta sobre las demandas específicas de la población en relación al contexto.
“Hay un déficit de oferta porque han disminuido las posibilidades de producir a la escala que se producía previo a la pandemia, ya que hay dificultades para acceder a mano de obra. También hay cuellos de botella y quiebres en las cadenas de distribución y de comercialización, entonces este tipo de elementos tiene un fuerte impacto en los precios porque en la medida que hay menos oferta, al haber menos productos, lo que hacen las empresas que comercializan los productos es elevar el precio”, indicó.
Desde la mirada de Andrés Solimano, economista y presidente del Centro Internacional de Globalización y Desarrollo (CIGLOB), el fenómeno inflacionario surge de una mezcla de factores tanto domésticos como externos. No obstante reparó en que, si bien se ha generado un aumento del gasto con el IFE y con los retiros, estos constituyen un componente transitorio, dado que es dinero que se va a gastar, sumado al hecho de que parte de esos montos van a ahorro o bien son invertidos por las personas, indicó.
Andrés Solimano.
Pero la inflación, explicó Solimano, aumenta en gran medida por las disrupciones en las cadenas de oferta producto de la pandemia, el aumento de los fletes marítimos y el precio del petróleo. “Shocks de oferta”, ilustró el economista, que no necesariamente se enfrenta con políticas como el alza en la tasa de interés. En esa línea, consideró necesario que la política económica balancee el objetivo de disminuir la inflación con el objetivo de crecimiento-empleo y acomodación de una nueva institucionalidad pro derechos sociales.
“El problema que veo, las consecuencias que tiene esta política es sobre el nivel de actividad, sobre el nivel de empleo, sobre la inversión porque al subir las tasas de interés se encarece el crédito para las Pymes, para las inversiones productivas de las empresas, para las compras de bienes durables. Si hay menor gasto hay menor demanda de producción, se contrata menos gente, entonces toda la economía entra en un ciclo de disminución del nivel de actividad que puede ser incluso un ciclo recesivo el próximo año. Eso tiene costos sociales y económicos, entonces hay que evaluar si esta alza en la tasa de interés vale la pena por las consecuencias que tendrá sobre el nivel de actividad”.
En ese sentido, Vera alertó que este tipo de política, además de ser ineficaz dado que a su juicio, las personas están dispuestas a comprar independientemente si los productos les resultan más caros o no, viene a profundizar la desigualdad que ya se vio agravada durante la pandemia.
“Las distorsiones negativas que puede generar esa política tienen que ver con elementos redistributivos, con desigualdad, con incluso afectaciones respecto de las tasas de intereses que les cobran a las mujeres respecto a las tasas de interés que les cobran a los hombres, en donde la Comisión del Mercado Financiero entregó un informe bastante claro respecto a que a las mujeres también se les cobra una suerte de impuesto rosa en el caso de las tasas que son mucho más altas de las que les cobran los hombres. Y, por tanto, podría uno observar que los sectores que se van a ver más afectados son aquellos sectores que requieren de procesos de crédito para poder sobrevivir como podrían ser los sectores asociados a los bajos ingresos, a las mujeres, a los jóvenes, a los adultos mayores“, evalúo.
Marcela Vera.
Por otro lado, el presidente de CIGLOB consideró que el Banco Central debe evaluar el contexto social y político en el que toma sus medidas en atención a la estrechez fiscal del próximo año para el cual se aprobó un presupuesto con corte de gasto público del 22 por ciento, recordó, lo que sumado al aumento del costo del crédito, el probable congelamiento del IFE y la ausencia de retiros de la AFP “puede devenir en una contracción muy fuerte de la economía”, lo que es delicado considerando el proceso constituyente que se está desarrollando, advirtió.
“Hay que ir convergiendo a una inflación más baja pero hay que ver la velocidad con la que se hace ese ajuste y los costos económicos y sociales que tendrá un tratamiento muy de shock, subir y subir las tasas de interés, cortar el gasto público, caída de la inversión privada. No estamos en el año 75, esperemos, cuando se aplicaban las políticas de shock en la época de Pinochet, o no repitamos el 82, el 83 donde hubo otra gran recesión. No creo que venga de esa magnitud, pero pensemos que viene una transición a una nueva Constitución, que el país viene saliendo de dos eventos complejos, un poco traumáticos, el levantamiento social y la pandemia, entonces no se puede hacer política monetaria encerrados en torres de marfil, hay que ver la realidad política, social e institucional de Chile también”, sostuvo.
Desde la óptica de Agosín, el ajuste de tasa no se traducirá a un enfriamiento negativo de la economía. No obstante aquilató como un “fuerte despertar” el que tendremos el próximo, lo que a su parecer se podría sortear con políticas inteligentes, pero no así medidas como el Ingreso Familia de Emergencia que a su juicio, encaminará a Chile a la quiebra y a un escenario similar al que cruza Argentina. En eso aseveró que el acento debe ir en el desarrollo del empleo formal mediante políticas como el Ingreso Laboral de Emergencia que si van en la dirección correcta, valoró.
“Hemos tenido tasas extraordinariamente altas de aumento en el empleo pero de aquí para adelante el aumento en el empleo será a cuenta gota especialmente el empleo formal que es el que importa. El empleo informal es una lacra para cualquier sociedad y Chile tiene 30 por ciento de la fuerza de trabajo formal que es una cosa terrible. Las personas de empleo informal no tienen seguro social, la protección del Código del Trabajo, no tiene nada y muchos de los empleos que se han creado en este año de recuperación han sido en el sector informal desafortunadamente”.