La Casa Blanca se limitó a publicar una foto de la conversación: Joe Biden, con el teléfono en la oreja y un bolígrafo en la mano, sentado en el ambiente silencioso de su despacho con paneles de caoba en su casa de Wilmington, Delaware, donde el presidente estadounidense pasa sus vacaciones de Año Nuevo. La Casa Blanca también dijo que la reunión, que se llevó a cabo a petición de Vladimir Putin, duró 50 minutos.
Estados Unidos prevalece la “vía diplomática”
Al igual que la primera llamada telefónica de principios de diciembre, esta segunda llamada pretendía que Washington prevaleciera la “vía diplomática” para salir de la crisis generada por el despliegue durante dos meses de decenas de miles de soldados rusos en la frontera ucraniana. Cualquier progreso diplomático requiere una “desescalada” en Ucrania, según Biden.
La Casa Blanca calificó la conversación de seria y sustantiva y señaló que Biden advirtió a su homólogo de las enormes consecuencias en forma de sanciones económicas que caerían sobre Rusia en caso de que Moscú invadiera Ucrania. En cambio, fuentes del ejecutivo estadounidense sostuvieron que Biden abrió la puerta a una salida diplomática airosa para Putin.
“Quizá haya algo que podemos ofrecer a Rusia en el área de cooperación climática a cambio de que den un paso atrás. Que salven la cara con algo que ayude a todo el mundo, donde no pondríamos en compromiso nuestros valores ni intereses, pero donde daríamos algo a Rusia”, dijo la exsubsecretaria de Defensa para Asuntos Rusos, Evelyn Farkas.
El entorno de Biden estimó que Putin no declara sus intenciones exactas para así justificar una eventual nueva invasión en Ucrania, bajo el pretexto de que Washington no atiende su petición de impedir que Kiev se sume a la OTAN. La opacidad de Putin justifica, según la Casa Blanca, el envío de aviones estadounidenses de vigilancia para monitorear posibles incursiones rusas en territorio ucranio. Biden dejó claro a Vladimir Putin que Estados Unidos y sus aliados responderían “con decisión” si Rusia decidía invadir más Ucrania.
El Kremlin “satisfecho”
Por su parte, Vladimir Putin se mostró “satisfecho” de su conversación telefónica con Joe Biden, según el Kremlin. La discusión fue “franca” y “concreta”, dijo a la prensa el asesor diplomático del Kremlin, Yuri Ushakov. Afirmó que Estados Unidos había mostrado su voluntad de abordar las principales preocupaciones de Rusia.
Pero el Kremlin quiere “resultados” en sus demandas de “garantías” de seguridad. En vísperas de las conversaciones ruso-estadounidenses del 10 de enero en Ginebra, Moscú sigue repitiendo que la máxima prioridad es la negociación de dos tratados que redefinan el equilibrio y la arquitectura de seguridad de Europa.
Para Vladimir Putin, la seguridad de Rusia depende de la prohibición de cualquier ampliación de la OTAN y del fin de las actividades militares occidentales cerca de las fronteras rusas, una zona que Moscú considera dentro de su esfera de influencia.
Sanciones de Estados Unidos contra Moscú serían un “error colosal”, advirtió asimismo Putin, y podrían provocar una ruptura total de las relaciones bilaterales. En una conversación telefónica previa entre los dos mandatarios a principios de diciembre, Biden ya había amenazado a su homólogo ruso con sanciones “como nunca ha visto” en caso de ataque a Ucrania.
Maratón diplomático
El mero hecho de que esta conversación haya tenido lugar es en sí mismo una señal, analiza nuestro corresponsal en Moscú Jean Cassey, de que, tal vez, tras semanas de escalada verbal y amenazas poco veladas que han hecho temer una guerra abierta entre Rusia y Ucrania, la diplomacia está a punto de tomar el relevo. Hace unos días, fuerzas rusas estacionadas en la frontera ucraniana regresaron a sus cuarteles.
Tras la cumbre ruso-estadounidense del 10 de enero, está prevista una reunión entre Rusia y la OTAN el 12 de enero, y luego entre Rusia y la OSCE el 13 de enero.