Yaritza Véliz es una apasionada por la música. A los 13 años ya interpretaba solos en el coro de su escuela en Coquimbo y hoy no puede despegarse de aquella pasión que la ha llevado a cantar en los principales teatros del mundo, especializándose incluso en el Royal Opera House.
Por ello, dice que, en lo personal, la pandemia implicó más de un reto y que cuando tuvo la oportunidad de reencontrarse con una orquesta, la emoción fue inexplicable. “Me corrían las lágrimas. No podía creer lo que estaba pasando”, recuerda.
Sin embargo hoy, en medio de una agitada agenda, la joven soprano se prepara para el concierto que dará, junto a la Orquesta de Cámara de Valdivia, el próximo domingo 30 de enero a las 19:00 horas en el Espacio Tronador del Teatro del Lago en el marco de las Semanas Musicales de Frutillar.
En esta oportunidad, la artista interpretará el cuarto y último movimiento de la Sinfonía nª4 de Gustav Mahler bajo la dirección del maestro Rodolfo Fisher. “Estoy muy contenta de poder estar con ellos este domingo. Esta es una sinfonía preciosa. La gente no se la puede perder. Estoy súper emocionada. Esta fue una muy buena elección del maestro Rodolfo”, comenta respecto de esta presentación.
“La orquesta, a pesar de ser una orquesta de cámara, suena como una orquesta grande. Va a llenar cada rincón. Es una orquesta regional, profesional. Te paras con ellos y ya están todos listos. Suenan precioso. No es difícil trabajar con ellos. Lo más difícil es ensayar con mascarilla por los cuidados que debemos tener”, dice.
Luego del periodo más crítico de la pandemia, para ti ¿qué significa regresar a los escenarios?
Para mí fue un año bien complicado. El 2020 fue un año de reinventarse en muchos aspectos. Estaba en Inglaterra, en el programa del Royal Opera House y era mi último año, pero quedó a medias. Lo terminamos mucho antes, en marzo. Fue un año complicado. Todas las agencias comenzaron a quebrar, unas más pequeñas y otras más famosas como la que estaba conmigo. Pero de apoco se fue dando todo. Encontré a otra persona con la cual estoy trabajando y comenzó una época de audiciones. Ahora eso ya está dando frutos.
De acuerdo a lo que pudiste observar, ¿cómo los artistas fueron enfrentando la crisis en Inglaterra versus lo que sucedía en Chile?
Inglaterra ha sido un poco más descuidada con el tema de la protección sanitaria. Yo estuve cantando en septiembre en el Royal Opera House y al público no se le pedía pase de movilidad. Todos estaban sin mascarillas y los teatros estaban llenos. Chile ha ido con mucho más cuidado, lo que hay, por una parte, que agradecer porque no estamos tan colapsados como lo estábamos en Europa. Chile ha ido lento, lo cual también es complicado para muchos colegas que tienen familias y que viven de esto. Ese es el gran problema. En nuestro país, todavía no se aprende de que esto no es un hobby. Esta es una profesión tal como lo es el ser doctor o ingeniero. Estudiamos ocho años y nos titulamos en esta carrera. Qué haya pocas oportunidades en Chile es otra cosa.
¿Cómo ves el hecho de que la seguridad social haya estado ausente para las y los artistas en este contexto?
Hubo un periodo en el que estuvimos bastante mal. Se piensa que los cantantes, los músicos, los actores, los bailarines, no comen. Para mí eso es terrible. Recién se están haciendo algunos sindicatos de cantantes, pero te das cuenta de que en nuestro país no somos totalmente valorados en sí. La cultura ha estado abandonada demasiado tiempo y todo se ha llevado a los fondos concursables. Al final, eso es un error. Los teatros no van a subsistir por entradas, por ejemplo. Eso está totalmente claro. Ni en Chile ni afuera. Necesitan ayuda del Estado. El Estado se tiene que poner. Espero que las promesas del uno por ciento para cultura, que es lo mínimo, se cumplan, porque eso es algo que realmente se necesita.
En el ámbito cultural, está normalizado que las especializaciones tengan que hacerse en el extranjero, lo que muchas veces se traduce en un no retorno. ¿Cómo evitar esa fuga de artistas?
Falta la cultura del sponsor. En Chile, quien cumple esa función son los Amigos del Teatro Municipal y también fundaciones como la Fundación Ibáñez Atkinson, que entregan becas nacionales e internacionales a jóvenes estudiantes que no tienen suficientes ingresos. Necesitamos de esas personas. Yo soy becada de la Corporación de Amigos. Belinda James ha sido quien me ha becado todo este tiempo. Gracias a ella pude viajar fuera de Chile y dar esta audición en el Royal Opera House, y ser la primera chilena y latinoamericana en ingresar a ese programa. Yo no tenía recursos para hacerlo. Entonces, necesitas la ayuda de privados. Creo que en Chile hace falta eso: que haya más privados, más gente con dinero que sea capaz de poder ayudar un poco más a los jóvenes estudiantes.
Un tema que se ha planteado en el marco de la Convención Constitucional es cómo incentivar la educación artística en los colegios y tú partiste en un coro escolar. ¿Cómo ves este tema?
En nuestro país tampoco existe esto de acercar un poquito el arte a los niños más pequeños. Hoy a los niños se les pone reguetón para entretenerlos y eso es lo más cercano a lo que ya están. Pero, depende mucho. Mi familia no es de grandes recursos. Somos de clase media baja y a mi papá no le iba a alcanzar para pagar mi universidad, ni para que me fuera a Santiago. Y desde muy pequeña me metí en esto, porque mi mamá me cantaba. Entonces, empezó por iniciativa de ella, pero nunca obligando. Creo que a los niños hay que mostrarles las cosas y que escojan. Es lo mismo que quiero hacer en un futuro: hacer mi propia escuela, pero hacerla con un hogar de niños y que no necesariamente sea pagada. Y poder conseguir fondos, que también sean de privados, porque si dependes de lo público, es muy difícil. Pero, de esa forma, comenzar a llevar por otro rumbo a los chicos. No sé por qué no pueden existir lugares, como el Sename, que cuenten con escuelas de música, de fútbol, y que dependan del Estado, pero que puedan estar ligadas a privados. Cuántos niños se emocionarían por tocar un instrumento y quizás no habría tanta delincuencia. Encontrarían un motivo por el cual luchar, desempeñarse. Para poder incentivar la música, en nuestro país, se necesitan más espacios, porque un músico dice, bueno, me voy a desarrollar, pero dónde voy a tocar si las plazas ya están cubiertas. Creo que cada región debería tener, de por sí, junto a los gobiernos regionales, una orquesta pagada como se debe. Los músicos no pueden vivir de caridad y eso pasa mucho en Chile. Por ejemplo, si TVN, que le pertenece al Estado, tuviera una orquesta como lo hace la BBC de Inglaterra, le podrías dar trabajo a los artistas, porque hay mucho talento.
Semanas Musicales
El festival se realizará hasta el 31 de enero con un programa que incluye conciertos al mediodía y durante la tarde. Cada una de estas presentaciones será transmitida por Radio Universidad de Chile, medio asociado del evento.
Las entradas pueden ser adquiridas a través del sistema TicketPro, en el sitio Web de las Semanas Musicales y en la boletería ubicada a un costado de la Municipalidad de Frutillar.
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