El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue detenido el martes a raíz de un pedido de extradición de Estados Unidos, que lo acusa de narcotráfico. Vestido de azul, Hernández salió de su residencia e inmediatamente policías le colocaron un chaleco antibalas y lo esposaron de pies y manos para trasladarlo a una unidad policial.
Hoy miércoles debería ser presentado ante un juez.
Ante la petición de extradición hecha por Estados Unidos el lunes, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) nombró a un juez para estudiar el caso, y éste inmediatamente emitió la orden de captura.
La detención fue realizada por fuerzas del orden hondureñas con apoyo de agencias estadounidenses, especialmente la agencia antidrogas estadounidense (DEA).
El portavoz de la CSJ, Melvin Duarte, explicó que el juez analizará la información remitida por Estados Unidos para tomar una decisión sobre la extradición. Precisó que en otros casos los procesos de extradición no han demorado más de cuatro meses
Hernández es acusado por el gobierno estadounidense de traficar unas 500 toneladas de cocaína a través de Honduras, a sabiendas de que terminaría en Estados Unidos, indicó la embajada estadounidense en Tegucigalpa en un comunicado.
Enfrenta tres cargos, entre ellos “conspiración para importar una sustancia controlada a los Estados Unidos (…) con la intención y el conocimiento de que dicha sustancia sería importada ilegalmente a los Estados Unidos”.
También se le acusa de “usar o portar armas de fuego (…) ametralladoras y dispositivos destructivos”. Un tercer cargo es por “conspiración para usar o portar armas de fuego (…) en apoyo a la conspiración de importación de narcóticos” a Estados Unidos.
La residencia de Hernández, político derechista que gobernó Honduras de 2014 a 2022, cuando entregó el poder el 27 de enero a la izquierdista Xiomara Castro, estuvo rodeada por un fuerte contingente policial desde la noche del lunes, cuando se conoció el pedido de extradición.
Decenas de personas llegaron con pancartas y banderas hondureñas hasta su hogar para celebrar el pedido de extradición, y otras festejaron por todo el país, cantando “Juancho va para Nueva York”, según videos que circularon en redes sociales.
Tras entregar el poder, Hernández, conocido por sus iniciales JOH, fue juramentado como diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen), un beneficio al que acceden todos los expresidentes de la región al dejar el cargo.
Pese a que sus abogados afirman que ello le otorga inmunidad, el reglamento del Parlacen no contempla este privilegio para quienes no gozan de inmunidad en su propio país. Los diputados hondureños no tienen inmunidad.
En cualquier caso, el Parlacen puede “levantar y suspender las inmunidades y privilegios de sus diputados” a pedido de los gobiernos de los países que lo integran.
Corrupción y narcotráfico
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, dijo la semana pasada que Hernández fue incluido en julio en un listado de personas señaladas de corrupción o de socavar la democracia en Centroamérica, por lo que había ordenado “las restricciones de visa contra el expresidente (…) debido a actos corruptos”.
Durante el juicio en Nueva York del exdiputado “Tony” Hernández, hermano de JOH y condenado en 2021 a cadena perpetua por narcotráfico, fiscales estadounidenses aseguraron que el expresidente “ha recibido millones de dólares en coimas de narcotraficantes como el Chapo Guzmán, que personalmente (le) entregó un millón de dólares”.
Fiscales estadounidenses calificaron a JOH de “co-conspirador” en la acusación contra su hermano Tony, y afirmaron que convirtió a Honduras en “narcoestado”.
En el juicio de otro narco hondureño en Nueva York, Geovanny Fuentes, un testigo contó que escuchó a JOH jactarse de que iba a “meter la droga a los gringos en sus propias narices” y no se iban “a dar ni cuenta”.
“Según múltiples informes creíbles de los medios”, Hernández “se ha involucrado en corrupción significativa al cometer o facilitar actos de corrupción y narcotráfico, y al utilizar las ganancias de actividades ilícitas para campañas políticas”, afirmó Blinken.
Hernández niega las acusaciones y asegura que Estados Unidos se basa en “declaraciones de narcotraficantes y asesinos confesos” que fueron extraditados por su gobierno.
El 8 de febrero otro narcotraficante hondureño, Geovanny Fuentes Ramírez, fue condenado en Nueva York a cadena perpetua por enviar a Estados Unidos “toneladas” de cocaína en connivencia con altos cargos políticos, entre ellos el expresidente Hernández, según la acusación.
Fabio Lobo, hijo del expresidente de Honduras Porfirio “Pepe” Lobo (2010-2014) -del Partido Nacional, el mismo que los Hernández- fue condenado a 24 años de cárcel en Nueva York en 2017 por ayudar a traficar 1,4 toneladas de cocaína a Estados Unidos.