“En el plano biológico, preocupan los embarazos y partos repetidos de las mujeres obreras; el aborto; la desnutrición y la maternidad como opción voluntaria y consciente. En el aspecto económico: la doble jornada de trabajo de las mujeres, la igualdad de sueldos y el salario mínimo. El derecho de las mujeres a trabajar en diversos rubros, sin exclusiones; la prostitución, el hambre y el abandono”.
“En el ámbito jurídico: la plenitud de derechos civiles y políticos; la igualdad ante la ley de todos los hijos; el divorcio; la investigación de la paternidad y la dictación de un Código del Niño. En lo social; la educación igualitaria y la vivienda digna”.
De esa manera, en mayo de 1935, la abogada Elena Caffarena, en su calidad de secretaria general del Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH), fijaba las prioridades de aquella red feminista que comenzaba a instalarse en todo el país, convocando a mujeres de distintas clases sociales.
Esta organización tuvo su acto fundacional en un pequeño salón de la Universidad de Chile, pero, rápidamente, se fue consolidando gracias al trabajo de los comités locales que tenían presencia en todo el territorio nacional. A ello se sumaba la edición de La Mujer Nueva, periódico a través del cual el MEMCH levantaba campañas, difundía sus ideas y denunciaba la deteriorada situación en la que vivían las familias más pobres del país.
El MEMCH poseía una orgánica muy definida, lo que le permitía situar las demandas del movimiento en el espacio público con ideas transgresoras para la época y que instaban al voto pleno, al aborto y a la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, entre otros aspectos. Liderado por mujeres como Marta Vergara, Olga Poblete, Graciela Mandujano y la misma Elena Caffarena, el levantamiento sacudía los mandatos de género de ese momento y promovía el trabajo colaborativo y participativo de las mujeres dentro de la conquista de sus derechos.
Elena Caffarena jugó un rol central en ese entramado. Se declaró feminista cuando ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile y comprendió la tremenda desigualdad que existía en distintos niveles entre hombres y mujeres. “Soy feminista por vocación democrática”, declararía en su momento.
Su aporte fue fundamental para el desarrollo del movimiento feminista a mediados del siglo XX. No obstante, sus ideas siguen vigentes y continúan inspirando a las nuevas generaciones que retoman el camino que Caffarena abrió en su momento.
El homenaje
Este miércoles, en el marco de la conmemoración de los 119 años del natalicio de la abogada feminista, la Universidad de Chile y Google se unieron en una actividad para recordar a la activista, cuyo trabajo fue clave dentro del proceso de emancipación de la mujer en nuestro país.
Así, a primera hora del día, Google le rindió un homenaje a Caffarena con un con un doodle en su página principal en Chile, Argentina, Colombia, México y Perú, y que fue ilustrado por la artista Catalina Bu.
Más tarde, el rector de la Universidad de Chile, Ennio Vivaldi, encabezó una actividad en la que participó la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones del plantel, Faride Zerán; y la ministra de las Culturas, Julieta Brodsky, quien celebró la actividad e indicó que la Consejo de Monumentos Nacionales ya activó el proceso para debatir si la casa de la abogada ubicada en calle Seminario puede transformarse en Monumento Histórico.
Por su parte, el rector de la casa de estudios, Ennio Vivaldi, destacó que el hito fundacional del MEMCH se haya realizado en el plantel y señaló que el caso de Elena Caffarena permite destacar “la valentía” y “la forma de no reconocimiento” de aquellas figuras que impulsaron los grandes cambios sociales en nuestro país.
“Esta nueva sociedad tiene una deuda infinita con la valentía, con el coraje, con la inteligencia, con la lucidez de Elena Caffarena y tantas mujeres como ella que, a lo largo de nuestra historia, fueron capaces de ir mucho más allá de las aparentes limitaciones de su presente y proyectarnos a la sociedad que hoy podemos empezar a construir”, dijo la autoridad académica.
Durante el homenaje, también se realizó un panel en el que participaron la escritora Diamela Eltit, Premio Nacional de Literatura 2018; Laura Albornoz, académica de la Facultad de Derecho del plantel; y Carolina González, académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades e integrante de la Red de Historiadoras Feministas.
En ese sentido, la autora de Lumpérica manifestó que Caffarena siempre estuvo ligada a la lucha de las mujeres. No llegó tarde al movimiento, recalcó. No obstante, sostuvo que su figura fue invisibilizada durante la dictadura y por los paradigmas de ese tiempo. Además, comentó que Caffarena nunca participó como militante de un partido.
“Ella no creía en las militancias. Piensa que las militancias son masculinizantes y autoritarias y, por lo tanto, se ciñe a movimientos. Su inicio, en la Universidad de Chile es durante la expansión anarquista y si se identifica con algo Caffarena es más bien con esa versión anarquista, no militante. Cuando genera el MEMCH, piensa en la red de mujeres. No piensa en grupos metropolitanos. El MEMCH fue territorial. Ella es la primera que piensa en redes de mujeres con el fin de discutir distintos temas”, expuso la escritora.
“Su tema no es únicamente la reproducción sino que el género. En esos años, muy complejos, cruzados por el conservadurismo y la religiosidad, ella propone el aborto, no solo el divorcio que, junto con Flora Heredia, presentan una ley de divorcio, sino que en esos años, unos años muy controladores (…), ella está pensando en el aborto, porque está viendo la condición de género”, añadió.
“Cada vez que se avanza en un nuevo derecho, ella vuelve a la vida”
Elena Caffarena nació el 23 de marzo de 1903 en Iquique. Fue la tercera hija del matrimonio de Blas Caffarena Chiozza y de Ana Morice, familia que a mediados del siglo XX se instaló en la comuna de Recoleta con un taller para la elaboración de calcetines y medias. Ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile en 1920 y fue influida por figuras como Emilio Recabarren.
Posteriormente, en 1922, se vinculó a la Federación de Estudiantes, trabajando como voluntaria en la Oficina de Defensa Jurídica Gratuita y participando como líder estudiantil en el marco de la huelga por la reforma universitaria de esos años. En 1926, en tanto, se transformó en una de las 15 primeras mujeres en recibir el título de abogada, impulsando, en 1931 junto a Amanda Labarca, el movimiento feminista en Chile por medio de la Asociación de Mujeres Universitarias.
Ximena Jiles, historiadora feminista y nieta “dilecta” de Elena Caffarena, sostuvo que el legado de su abuela puede ser abordado desde múltiples aristas, es decir, como abogada, militante feminista, estudiosa, jurista, defensora de los derechos humanos, hija de una familia numerosa y amiga.
De ese modo, se refirió a su rol público e indicó que Caffarena asumió, desde la secretaría del MEMCH, un papel protagónico en la defensa de los derechos de la mujer. “Cuando uno dice que ella fue secretaria, piensa en un rol un poco secundario, pero el MEMCH no tenía presidenta. El rol más alto era el del secretario general y ese liderazgo lo ocupó, durante la mayor parte de la trayectoria del MEMCH, Elena Caffarena”, dijo.
La investigadora también señaló que el MEMCH “fue una organización adelantada a su tiempo”, transformándose en una plataforma con conexiones en países como Argentina, España y la URSS. Asimismo, señaló que tanto Caffarena como el MEMCH impulsaron una agenda que sigue sobre la mesa y que es abrazada por las nuevas generaciones de feministas.
“Hay una serie de temas que están aun en la agenda o estuvieron hasta hace muy poco en la agenda y que partieron con el MEMCH, por ejemplo, el derecho al divorcio, el derecho al aborto, el derecho de la mujer a tener derecho sobre su cuerpo, los derechos reproductivos, los distintos regímenes matrimoniales, el tema de una misma renta para hombres y mujeres por un mismo trabajo”, enumeró.
“También están todas estas problemáticas que estamos viviendo en Chile sobre los niños abusados, desprotegidos, la salud mental de los niños. Ese fue un tema que el MEMCH lo planteó desde el año 35 en adelante”, comentó.
Jiles también comentó que, cuando falleció Caffarena, vio cómo su mundo se derrumbaba. Por ello, una noche se fugó a la casa que su abuela tenía en calle Seminario y le prometió dedicar sus esfuerzos profesionales a conservar su memoria. “Entonces, me consuelo y descubro que mi abuela ha vuelto a vivir en las nuevas generaciones de liceanas, universitarias, de mujeres feministas, de hombres feministas, de una sociedad feminista, de un gobierno feminista que va avanzando cada vez en derechos, porque cada vez que se avanza en un nuevo derecho, ella vuelve a la vida”, afirmó.
“Ahí hay un legado en cuanto a la forma de hacer política de manera fraterna, cordial, de poco ego, de poca ganancia personal. Hay otro legado de Elena Caffarena en el sentido de tener súper claro que todo lo que hemos ganado como mujeres, lo hemos conseguido nosotras. Nadie nos ha regalado nada. Todo ha costado el doble, el triple”, comentó.
En 2018, Ximena Jiles y Claudia Rojas publicaron, al alero de la Biblioteca Nacional, el epistolario del MEMCH, volumen que da cuenta de la importancia del movimiento y el trabajo de la abogada Elena Caffarena al interior de la organización. Hoy las investigadoras participan en un nuevo proyecto que rescatarán cerca de 450 registros sobre las relaciones internacionales que sostuvo el MEMCH. Todo ello para seguir descubriendo el trabajo incansable de esta activista fundamental de la emancipación de la mujer.