Nicaragua suprime centenaria Academia de la Lengua

El Parlamento sandinista ratificó este 1° de junio la disolución de 83 organizaciones sin fines de lucro, según lo determinado por el gobierno de Daniel Ortega. Entre éstas destaca la casi centenaria y prestigiada Academia Nicaragüense de la Lengua.

El Parlamento sandinista ratificó este 1° de junio la disolución de 83 organizaciones sin fines de lucro, según lo determinado por el gobierno de Daniel Ortega. Entre éstas destaca la casi centenaria y prestigiada Academia Nicaragüense de la Lengua.

El resultado de la votación fue concluyente: 75 votos a favor, 16 abstenciones y ninguno en contra, en una Asamblea Nacional controlada por el oficialismo, no sólo a través del desgastado Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), sino también por los partidos colaboracionistas que Ortega permitió participar en las elecciones. La justificación usada esta vez por el Gobierno para sancionar a estas ONG es que no se inscribieron como “agentes extranjeros”, tal y como determina una de las leyes sandinistas. Y la Academia de la Lengua de Nicaragua -que cuenta con el apoyo de escritores, activistas, opositores y de la propia Real Academia de la Lengua de España- fue una de ellas.

Continúa así el embate por subyugar a las ONG que trabajan en Nicaragua, siendo ya 344 las instituciones clausuradas o canceladas desde que se pusiera en marcha el plan de Ortega y Murillo para acabar no sólo con cualquier voz crítica en el país, sino también con organizaciones que cuestionen el discurso oficial.

Una lista larguísima que incluye a organizaciones de derechos humanos y de la sociedad civil, a la que se han sumado en esta última andanada la Fundación Bolaños, creada por el ex presidente Enrique Bolaño, la Asociación para la Promoción y Desarrollo de los Comités de Agua Potable y la Red de Desarrollo Sostenible.

Tras conocerse la decisión del parlamento nicaragüense, el Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más emitió un comunicado público en el que, entre otras consideraciones, afirma: “A través del Ministerio de Gobernación (Interior) y de la Asamblea Nacional ejecutan la voluntad de una tiranía con el propósito de ejercer un control absoluto, perseguir a quienes opinan diferente y establecer un pensamiento único, violentando los derechos humanos del pueblo nicaragüense”, denuncia.

Sin embargo, el rechazo internacional a las medidas y hecho ocurridos en Nicaragua durante los 15 años que José Daniel Ortega Saavedra lleva en la presidencia de la República no ha logrado frenar sus planes hegemónicos. Una de las autorizadas voces que reaccionó a la medida de disolver la Academia de la Lengua acordada hoy por el parlamento en Managua, fue la de la prestigiada poetisa y novelista nicaragüense Gioconda Belli, quien, desde su autoexilio californiano, escribió en redes sociales: “Tras 94 años, esta dictadura no logrará de un plumazo borrar el aporte que la Academia ha significado para el país. Llora Rubén Darío por estos bárbaros”,

También se conoció la reacción de la Real Academia de la Lengua, que se pronunció en las últimas horas a través de un comunicado acerca de la labor llevada a cabo por la entidad centroamericana suprimida. “(la Academia) es fundamental para el cuidado de la lengua que han llevado a su más alto grado escritores del país”, recordaron desde Madrid, a la vez que alababan el “trabajo mancomunado” que había realizado hasta ahora por la Academia Nicaragüense de la Lengua, alertando acerca de la innegable relevancia que adquiere la decisión de condenarla al cierre sancionada hoy por el parlamento y el gobierno sandinista.

Daniel Ortega y su copresidenta, Rosario Murillo, presentada a la opinión pública como “poetisa”, han aplacado el levantamiento cívico-popular de 2018 con represión y cárcel: hay más de 170 presos políticos, entre ellos siete precandidatos presidenciales. Y más de 350 personas han muerto víctimas de la violencia policial y paramilitar en Nicaragua desde entonces, coacción que también ha provocado miles de heridos. Y se cuentan en alrededor de 200.000 quienes han huido de un país que ha dado algunas de las más altas cumbres universales de la poesía en lengua castellana, como Rubén Darío y Ernesto Cardenal.





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