El papa Francisco pidió perdón este lunes por los abusos cometidos por miembros de la Iglesia católica en internados para niños indígenas de Canadá. Fue durante un encuentro en la comunidad de Maskwacis, al sur de Edmonton y según el pontífice, es la primera etapa de un largo proceso de reconciliación.
“Mentalidad colonialista”
Ex alumnos de escuelas residenciales y miembros de comunidades indígenas se dieron cita para escuchar el mensaje del papa, en el lugar donde se encontraba el antiguo internado de Ermineskin, uno de los más grandes de Canadá.
“Pido perdón por la manera en la que, lamentablemente, muchos cristianos adoptaron la mentalidad colonialista de las potencias que oprimieron a los pueblos indígenas”, expresó el pontífice.
“Punto de partida”
Algunos saludaron las palabras del pontífice con aplausos, otros no pudieron contener sus lágrimas.
“Muchos de ustedes y de sus representantes han afirmado que las disculpas no son un punto de llegada, concuerdo perfectamente, sólo constituyen un primer paso, el punto de partida”, añadió.
El papa recibió de manos de unos de los jefes indígenas presentes un tocado tradicional, el cual se colocó durante unos minutos.
“Seria búsqueda de la verdad”
Líderes como George Arcand, el gran jefe de la Confederación de las Primeras Naciones del Tratado Seis, esperan otros gestos por parte de la Iglesia. Según él, “queda mucho trabajo por hacer”.
El papa Francisco prometió ir más allá: “Una parte importante de este proceso es hacer una seria búsqueda de la verdad acerca del pasado”, dijo.
También enfatizó en la importancia de ayudar a los ex alumnos a sanar sus heridas.
Una agenda en silla de ruedas
Esperada por mucho tiempo, la visita papal, que se extenderá por seis días, suscita esperanza entre algunos sobrevivientes y sus familias. Muchos esperan también gestos simbólicos, como la restitución de objetos de arte indígenas conservados en el Vaticano desde hace décadas.
El martes, el papa celebrará una misa en español en el estadio Commonwealth de Edmonton donde se esperan unas 65.000 personas, antes de dirigirse al lago Sainte-Anne, sitio de una importante peregrinación anual.
El miércoles visitará la ciudad de Québec antes de la última etapa del viaje, el viernes en Iqaluit (Nunavut), ciudad del norte canadiense en el archipiélago ártico.
Debilitado por dolores en las rodillas, el jesuita argentino se presentó el domingo en silla de ruedas pero sonriente durante su llegada a Edmonton. Su agenda fue acomodada para evitar grandes desplazamientos por su estado de salud, según los organizadores.
Imagen de portada: RFI/ Reuters – Vatican Media