Chile apoya a China en su reclamo por Taiwán

El gobierno chileno expresó su permanente compromiso con el principio de “una sola China” que plantea Pekín y que considera que la isla de Formosa es parte de su territorio, según manifestó la canciller Antonia Urrejola al Ministro de RR.EE. chino.

El gobierno chileno expresó su permanente compromiso con el principio de “una sola China” que plantea Pekín y que considera que la isla de Formosa es parte de su territorio, según manifestó la canciller Antonia Urrejola al Ministro de RR.EE. chino.

El contacto fue telefónico ocurrió el martes por la tarde en Santiago, mañana de miércoles en Perkín y en él, el canciller Wang Yi pudo escuchar reiterado que “el compromiso permanente de Chile con el principio de ‘una Sola China’ se mantiene inalterado, tal como fue establecido desde el inicio de la relación bilateral en 1970. La Cancillería chilena, en un comunicado, informó que ambas autoridades concordaron en “la importancia del diálogo multilateral, la defensa del Derecho Internacional y los principios de la Carta de Naciones Unidas”, se señaló. Durante la charla, Urrejola y Wang Yi coincidieron también en la importancia de diversificar la relación bilateral sobre la base de la cooperación en diversos ámbitos, tales como “el desarrollo de vacunas, la producción de medicamentos, la generación de energías limpias y la comunicación 5G, entre otros”, se indicó en el comunicado oficial. Además, el canciller Wang reiteró la invitación al presidente Gabriel Boric para visitar China en 2023, añadió la Cancillería.

La historia de las relaciones bilaterales anota que Chile fue el primer Estado sudamericano en entablar relaciones diplomáticas con la entonces aislada República Popular China. La iniciativa la tomó el presidente Salvador Allende quien, el 15 de diciembre de ese año, recién arribado al gobierno, estableció las relaciones diplomáticas con Pekín, reconociendo la legitimidad de la representación sólo a la República Popular y ya no a Taiwán, siguiendo así la política de “una sola China”. Pero no sólo eso: el 25 de octubre de 1971, Chile, junto a otros 75 países, votaba en la Asamblea General de Naciones Unidas a favor de la resolución 2758, que decidió que la organización mundial restauraba todos sus derechos a la República Popular China y reconocía a su gobierno como el único representante legítimo de China en la ONU. La misma resolución sacó a Taiwán de la organización, algo que siempre contó con el veto permanente de Estados Unidos y sus seguidores.

Sin embargo, tras el cruento golpe de Estado de septiembre de 1973 que derrocó al gobierno de Allende, China fue uno de los dos únicos países del mundo socialistas -además de la República Socialista de Rumania- que no rompió sus lazos con la sanguinaria dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet. Éste, por su parte, mantuvo el respeto a la doctrina de “una sola China” y, como resultado, China optó por no retirar a su embajador en Chile, mientras que aceptó la sustitución del embajador del gobierno de la Unidad Popular nombrado por Allende, el poeta Armando Uribe.

La continua relación bilateral fue construida con base en el pragmatismo y la no interferencia. Tras el final de la Guerra Fría y el fin del régimen de Pinochet en 1990, las relaciones bilaterales continuaron, sustentadas ahora en la política económica de libre comercio seguida por los gobiernos de la Concertación. En mayo de 1990, el presidente Yang Shangkun realizó la primera visita de Estado de un líder chino a Chile, lo que fue reciprocado en 1992 por Patricio Aylwin, el primer mandatario chileno en visitar China.

Durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Chile profundizó los lazos bilaterales y comerciales con la República Popular China y en marzo de 1994 ambos países firmaron el Convenio para estimular y proteger las inversiones mutuas. Y en  el marco de la reunión de los países de la APEC de 1994, Frei se entrevistó con el presidente chino Jiang Zemin. Un año más tarde, el mandatario chileno visitó Pekín, sosteniendo nuevas reuniones con Zemin y su primer ministro Li Peng. Fue durante el curso de esa visita que se firmó el Convenio de Transporte Marítimo, así como el Memorándum de Entendimiento sobre la Cooperación Pesquera.

Posteriormente, los contactos al más alto nivel menudearon: en 1996 visitaron Chile el viceprimer ministro chino Zhu Rongji y el primer ministro Li Peng y se firmaron el Convenio de Cooperación Espacial y el Acuerdo de Cooperación en Agricultura, Ganadería, y Ciencia y Tecnología. Y aquí se produce otro hito, pues Chile fue el primer país latinoamericano que apoyó el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio en 1999. En 2001, el presidente de China Jiang Zemin volvió a visitar  Chile y Ricardo Lagos, por su parte, realizó su primer viaje a China. En noviembre de 2004, el sucesor de Zemin, Hu Jintao, viajó a Chile en el marco de la cumbre de líderes de la APEC, donde sostuvo reuniones bilaterales con Lagos, acordando una «asociación cooperativa integral», y el inicio de las negociaciones para un tratado de libre comercio entre ambas naciones, el que se firmó en 2006. En su primer mandato, la presidenta chilena Michelle Bachelet viajó a China en 2008, visitando tres ciudades. Posteriormente lo hizo también en su segundo gobierno (2014); otro tanto hizo Sebastián Piñera, realizando en 2010 una visita oficial a China. En 2014, el presidente chino Xi Yinping visitó por primera vez Chile.

En resumen, durante las últimas 3 décadas, las relaciones comerciales, culturales, científico-tecnológicas y en otros ámbitos entre Chile y China han fructificado a niveles superlativos sobre la base de decenas de acuerdos y convenios. Hoy China es el principal socio comercial de Chile y, a su vez, Chile es el tercero para China, tras Brasil y México. El dato no es menor: el intercambio comercial entre ambos países ascendió a más de 42 mil millones de dólares tan sólo en los últimos años.





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