Según reveló el Instituto brasileño Datafolha, la diferencia de tan sólo cuatro puntos porcentuales no asegura la victoria del líder del Partido de los Trabajadores (PT) ya que el margen de error -que oscila entre los dos puntos o menos- hace que se pueda ocasionar un empate técnico, según la misma encuesta. En la primera vuelta de las presidenciales, celebrada el pasado 2 de octubre pasado, Lula fue el candidato más votado con el 48,4% de los sufragios, mientras Bolsonaro quedaba en segundo lugar con el 43,2%.
Al no obtener entonces ninguno de ellos la mitad de los votos válidos, ambos disputan una segunda vuelta en la que se estima que habrá tan sólo un 4% de votos nulos o en blanco y un 1% de indecisos. Así de alto es el interés por participar en estas reñidas elecciones y así de estrecho puede llegar a ser el resultado
Pero también es importante observar cómo se repartirían ahora los votantes de los otros candidatos que tuvieron participación significativa en la primera vuelta. La encuesta revela que descontando los votos en blanco, indecisos o nulos, Bolsonaro obtendría un 48% de apoyo y Da Silva un 52%. El sondeo anterior había mostrado una diferencia de seis puntos porcentuales entre los competidores, un 53% frente a un 47%, respectivamente.
Siempre según Datafolha, el 33% de los que votaron en la primera vuelta por Ciro Gomes (PDT) se inclinará por Lula, mientras que el 44% lo hará por el actual presidente; el resto, un 23%, optará por el voto en blanco o nulo.
En tanto, el electorado de Simone Tébet (MDB), que quedó en tercer lugar, se inclina por Lula Da Silva con un 34% y por Bolsonaro en un 29%, mientras que un 30% de ellos votará nulo o en blanco, habida cuenta de que en este nicho de votantes aún queda un 7% de indecisos.
El portal Pollstergraph, en tanto, evidencia que Da Silva cuenta con un 47,7% de los votos frente a un 45,1% de Bolsonaro. Esta diferencia de apenas dos puntos porcentuales estrecha aún más los resultados electorales que podrían acabar en empate técnico. Pero la cuenta regresiva para esta segunda vuelta revela también que la estimación de voto podría cambiar notablemente.
El pasado 15 de agosto, Bolsonaro contaba con un 35% frente a un 45,1% estimado ahora, un ascenso de diez puntos porcentuales que acortaría sustancialmente la distancia entre ambos. Por su parte Lula se ha mantenido estable durante todo este tiempo pues registraba un 51% en agosto frente a ese 47,7% que le otorga Pollstergraph ahora. Por otra parte, el número de votos blanco o nulos también se ha reducido casi a la mitad. Entonces fue de un 14%, frente al 7,3% que se percibe ahora, a días de que se produzca el resultado final.
Pero como nada está escrito, las aspiraciones de Bolsonaro de seguir en el palacio de Planalto podrían hundirse definitivamente como consecuencia de lo sucedido con el ex diputado bolsonarista Roberto Jefferson, quien el domingo se atrincheró en su residencia, disparando y arrojando granadas contra los policías que, por orden judicial, concurrieron a detenerle por su soez ataque verbal a la presidenta del Tribunal Superior Electoral, Carmen Lucía Antunes, a quien llamó “prostituta arrastrada”.
“Lo que ocurrió en Brasil el domingo no fue un problema de seguridad pública sino una demostración de la falta de respeto por las instituciones”, afirmó Lula en una transmisión en directo por redes sociales en la que respondió preguntas de jóvenes electores, agregando lapidariamente que “ese comportamiento refleja con absoluta nitidez lo que Bolsonaro pregona y siembra entre sus seguidores”, aseveró.
En la ocasión, manifestó de que, si resulta elegido, será para un solo mandato. Y reiteró finalmente que en las elecciones presidenciales del domingo “los ciudadanos tendrán que decidir en las urnas si quieren que el país restablezca la democracia o si desean que continúe en la barbarie”. El episodio del domingo pasado -sentenció- “es la fotografía actual del Brasil”.