Hija de Onofre Pinto y Sabina Sepúlveda, Amanda Pinto Sepúlveda nació el 5 de diciembre de 1886 en Santiago. Su nombre, Amanda Labarca, con el cual es reconocida hasta el día de hoy, lo adopta en 1910, luego de un viaje a Estados Unidos que realiza junto a su esposo, Guillermo Labarca Hubertson.
De acuerdo a investigaciones previas, Labarca transitó por tres instituciones educativas durante sus primeros años de vida. Del primero, no se conoce su nombre. El segundo, fue el Liceo Americano y, finalmente, estuvo en el Liceo Isabel Le Brun de Pinochet. En ese espacio es donde conoce a Manuel Guzmán, profesor de Castellano que inculcó en ella el gusto e interés por la literatura y las humanidades.
Con 16 años de edad, el año 1902 Labarca rinde los exámenes correspondientes para alcanzar el grado de Bachiller en Humanidades, lo que le permitirá ingresar un año más tarde al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, específicamente a la carrera de Pedagogía en Castellano.
Para Alejandra Araya, historiadora y directora del Archivo Central Andrés Bello de la Universidad de Chile, Amanda Labarca forma parte de una generación de mujeres universitarias que bregan por ejercer su derecho en el campo profesional escogido. “Particularmente, ella pertenece a las primeras generaciones de profesoras formadas en el Instituto Pedagógico creado en 1881, pero al que las mujeres accedieron solo en 1893. La historiadora Luisa Zanelli decía, en 1919, que una cosa era haber entrado a estudiar y otra ser consideradas en los puestos de trabajo. El espacio del Liceo también fue para las profesoras un espacio en el cual ingresar a los cargos públicos directivos y hacer una carrera desde allí”.
Según indica Leonora Reyes, académica de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, la trascendencia de Amanda Labarca se debe a la versatilidad de sus aportes en el campo cultural chileno. “Es una mujer pionera en la educación pública: fue de las primeras generaciones de mujeres egresadas del Instituto Pedagógico, también de las primeras profesoras de Estado en educación secundaria; cumplió tempranamente labores directivas en el sistema educativo; fue una prolífera pensadora de las políticas curriculares, e incursionó en la investigación y escritura de la historia de la educación de nuestro país, aportando a la elaboración de un relato histórico acerca de cómo se construyó el sistema educativo público de manera discriminatoria para las mujeres, y -más aún- para mujeres de sectores populares”.
Luego de su tránsito en esta institución docente, la destacada estudiante -con diecinueve años cumplidos- recibió el título de Profesora de Estado en Castellano en 1905. Un año después, en 1906, el Rector de la U. de Chile de esa época, Valentín Letelier, le ofrece ser parte de la primera temporada de extensión cultural, espacio en que Labarca lleva ante las y los asistentes su presentación titulada “La novela hispanoamericana de hoy”.
Es también en esa época cuando Amanda conoce a su futuro esposo, el reconocido político y profesor de Historia y Geografía, Guillermo Labarca Hubertson, con quien contraería nupcias el año 1906. Ese mismo año, Labarca asume como subdirectora en la Escuela Normal N°3 de Niñas de Santiago. Luego, en 1909, asume como profesora de Castellano en el Liceo N°2 de Niñas y en 1916 es nombrada directora del Liceo de Niñas N°5 Rosario Orrego en la capital.
Junto a su esposo, viajan el año 1910 para perfeccionar, a través de distintos cursos, sus estudios universitarios. Con destino a Nueva York, el Teachers College de la Universidad de Columbia recibe a esta pareja de pedagogos. En 1912, viaja hasta Francia para continuar su pasantía internacional en la Universidad de La Sorbonne.
Reconocida es su labor vinculada al gremio docente desde temprana edad. Ejemplo de ello es su incorporación –recién egresada de la Universidad- a la Asociación de Educación Nacional, en donde se desempeñó como secretaria general, secretaria de redacción y encargada de la dirección de la revista mensual de dicha organización. Posteriormente, participó en la Sociedad Nacional de Profesores.
A 100 años de su nombramiento como primera académica universitaria
Con una destacada formación profesional, tanto en Chile como en el extranjero, Labarca dio un giro en su vida y a la historia de las mujeres en Chile hasta esa fecha. Postula en el plantel que la formó como educadora y es así como un día 11 de noviembre de 1922, Amanda Labarca se presenta ante la comisión académica que la evaluaría para ejercer como académica en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.
Compuesta por Luis Barros Borgoño, Julio Vicuña, Darío Salas y Pedro León, Labarca en esa instancia destacaría ante la comisión por su excelente rendimiento en las pruebas, lo que conllevaría a su posterior aprobación y las destacadas felicitaciones y saludos por parte del cuerpo docente, hecho que resaltan los artículos de historia de la época.
Es así que bajo la comparecencia del Rector de la U. de Chile en ese momento, Domingo Amunátegui, informa al Consejo de Intrucción Pública, un 13 de noviembre de 1992, la noticia que transformaría la historia del país y de las mujeres en Chile y América Latina. Amanda Labarca es reconocida a través de este hito como la primera profesora de Chile y de la Universidad de Chile. Al respecto, Alejandra Araya destaca que en esa época “ser académica estaba reservado a un elitista y patriarcal sistema de elecciones, cuyos cupos quedaban vacantes solo por muerte de su ocupante, como se decía entonces, quedaba un ‘sillón en la corporación’”.
Para la prorrectora de la Universidad de Chile, profesora Alejandra Mizala, Labarca “fue pionera al desarrollar una carrera académica en la Universidad de Chile, desde donde luchó por el progreso intelectual de las mujeres, reivindicando además nuestros derechos civiles y políticos. He aprendido de ella la responsabilidad y la conciencia que las mujeres debemos tener de nuestra propia historia”.
Tal fue la relevancia de este hito, que la Universidad de Chile decidió, a través de su Rector, rendir homenaje ante tal momento de envergadura histórica que preparó en el Salón de Honor de la Casa Central esta ceremonia. Con la participación del entonces Presidente Arturo Alessandri Palma, Amanda Labarca llegó a un salón integrado por diversas autoridades, como lo eran en esa época Pedro Aguirre Cerda, Octavio Maira e Isaura Dinator. De tal relevancia era este hito, que el académico Carlos Mondaca, recitó un poema dirigido a Labarca frente a todas las y los asistentes.
Desde ese entonces, desarrolla su carrera como profesora Extraordinaria, dictando el curso de Psicología desde marzo de 1923. Al finalizar ese año, la educadora es nombrada profesora Ordinaria de Filosofía, lo que le permitió estar a cargo de cátedras como seminarios de Sociología Educacional, Problemas de la Educación Secundaria en Chile, Historia de la Educación en Chile y Educación Comparada.
En 1931, es nombrada directora general de Educación Secundaria. Es en ese cargo que se transforma en una de las precursoras de la creación de escuelas experimentales en Chile. El principal hito asociado a al compromiso de ese entonces se fija en 1932, fecha en que se crea oficialmente el Liceo Experimental Manuel de Salas. A esto, le sigue su integración oficial al Consejo Universitario de la Universidad de Chile. En ese espacio se mantiene durante veinte años, algunos de ellos como delegada del Presidente de la República.
Amanda Labarca y la extensión universitaria
La vida de Amanda Labarca no podría ser entendida sin mencionar su vínculo estrecho con la Universidad de Chile. Así también resulta imposible no entender su nexo y principal labor asociada a la extensión universitaria, área en las cuales la educadora es pionera en Chile y América Latina, a través de distintas iniciativas, pero entre las cuales destacan las Escuelas de Temporada. Luego de una serie de intentos, finalmente en 1936 asume, por encargo de la U. de Chile, la organización de las Escuelas de Temporada, las que -hasta la fecha- son desarrolladas por la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Casa de Bello.
Al respecto, Leonora Reyes comenta que Amanda Labarca en su vida académica dentro de nuestra Universidad “tuvo una especial sensibilidad por los espacios donde se desarrollaba la ‘labor pública’ de las universidades: la Extensión, que para ella era el lugar desde donde “ensanchar la democracia”, “abriendo las aulas” a través de “misiones culturales” y “bibliotecas móviles”. En suma, transita la vida política, la académica, la educativa, la crítica social, el feminismo mesocrático, rescatado y puesto en valor por una parte de la ola feminista desde 2018 en adelante”.
Para Roxana Pey, coordinadora académica de la Cátedra Amanda Labarca de la Universidad de Chile, esta institución “reconoce a la figura de Amanda Labarca como una figura señera, destacada como mujer de la academia, no solamente como la primera mujer académica, sino que también le reconoce muy significativamente su trabajo de vinculación con el medio, de trabajo con las mujeres de distintos estratos, con las mujeres de las provincias, del mundo rural, y especialmente a través de la educación”.
En ese sentido, la académica añade que el reconocimiento “desde luego en lo más visible, es que en uno de los salones más importantes de la Casa Central lleva su nombre, también la Cátedra que se dedica a los asuntos de género y de feminismo, la Cátedra Amanda Labarca, recordando su trayectoria, y recordando su legado como educadora”.
Finalmente, Matías Flores, sociólogo egresado de la U. de Chile e investigador de la vida y obra de Labarca, agrega que “Amanda Labarca no tiene que ser solo recordada, tiene que ser estudiada, leída, discutida, y su aporte a la Universidad de Chile es algo que se ha olvidado y que puede iluminar, y que puede ayudarnos a reimaginar el futuro de nuestro trabajo como comunidad universitaria”.
Un centenario para conmemorar y recordar
Al cumplirse 100 años de este acontecimiento, la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones organizará un ciclo de cuatro seminarios que relevarán la historia, importancia y legado de Amanda Labarca, en sintonía con la celebración del aniversario número 180 de la Universidad de Chile. Cada seminario abordará una arista diferente de la vida de la docente. El primero será este 29 de noviembre, instancia en la que se abordará el legado de Amanda Labarca para la Extensión Universitaria de la Universidad de Chile y Latinoamérica. A lo largo de 2023, se continuará con su contribución a la educación pública y no sexista; su activismo como feminista sufragista; y su aporte a la literatura.
A este hito, se añade el trabajo impulsado por el Archivo Central Andrés Bello, que a través de un proyecto Fondecyt titulado “Amanda Labarca. Lectora, escritora y crítica. Su trayectoria intelectual en el campo literario y cultural de la primera mitad del siglo XX en Chile”, cuyo investigador responsable es el profesor Gonzalo Salas, profesor adjunto del Departamento de Psicología de la Universidad Católica del Maule, buscará reunir parte de la biblioteca personal de Amanda Labarca donada a la Biblioteca Central de la Universidad de Chile, cuyos acervos hoy resguarda el Archivo Central Andrés Bello y la que, por criterios pertinentes en ese entonces, se fragmentó y dispersó como conjunto al interior del llamado Fondo General. Esta iniciativa se encuadra en el trabajo que viene desarrollando el Archivo desde una perspectiva de puesta en valor del patrimonio, pensando las bibliotecas personales como especificidades con una metodología interdisciplinar y de género.