Mundial de Fútbol: Entre Qatar, Irán y el Recuerdo de Maradona


En estos días se celebra el mundial de fútbol en Qatar, un país elegido como sede el año 2010 y que al cabo de 12 años no logró aminorar la mantención a las denuncias respecto a su elección, la corrupción al interior de la FIFA y una serie de elementos, que han catalizado esas críticas, como ha sido el tema de los trabajadores migrantes y sus condiciones de vida y muerte, como también las determinaciones, en el marco de la legalidad catarí, en materia de consumo de alcohol, minorías sexuales e incluso el valor de la democracia representativa entre otras. Mundial que se celebra en las mismas fechas que recuerdan la muerte del astro del fútbol, Diego Armando Maradona.

Previo a hablar de Diego – el barrilete cósmico – refiero que aquellas críticas a Qatar, a las que hago mención, relacionadas por celebrar esta justa deportiva en el país árabe, se intensificaron a medida que se acercaba la fecha de inauguración y desatadas en todas direcciones, que  en estos pocos días de desarrollo han dado paso a una ofensiva mediática occidental – de las potencias lideradas por Washington y los suyos –  que a través de demonizar a Qatar, centrar temas políticos en la parrilla de preguntas de periodistas, principalmente de la BBC, canales sionistas y estadounidenses, tratan de mostrar que es imposible convivir entre culturas diferentes, que Occidente no tiene posibilidad de conciliar, cooperar o ser parte de un mundo diverso. Jugadores ingleses y alemanes, dispuestos a ser castigados por la FIFA por llevar pulseras que signan el derecho de minorías sexuales pero que finalmente no las usan, pues bien saben que las multas en dinero que la FIFA impone afectan su “elevada moralidad”

El capitán de la selección de Polonia que deseaba usar su brazalete de capitán con la enseña de Ucrania, para representar así sus crítica a Rusia, finalmente lo guardó para las fotografías publicitarias o portando los colores del arco iris en su reloj de 600 mil euros exhibidos en las calles de Doha pero no en las canchas. Todo ello ampliamente publicitado, pero silencio obsequioso cuando se ha hablado de llevar algún distintivo que solidarice con Palestina y su pueblo, ocupado y colonizado por el régimen israelí. Ahí los jugadores que suelen vociferar sobre Ucrania, sobre las mujeres y las comunidades LGBT simplemente enmudecen. Como lo hacen también aquellos, que dependiendo de la cantidad de dinero ofrecida actúan en los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudi  o Bahréin, sin cuestionar a las monarquías reinantes, pero si lo han hecho contra Qatar lo que ha generado la indignación de los Al Thani que hablan de hipocresía, doble rasero y sobre todo el ocultar que así como han criticado a Qatar en medio del torbellino mediático del mundial, siguen con sus multimillonarios negocios inmobiliarios y energéticos, como lo prueban empresas británicas, estadounidenses, francesas y alemanes, voces cantantes en las criticas, pero dispuestos a abrir sus billeteras, para recibir los euros de su negocios.

La maquinaria mediática occidental, si de algo sabe es de manipulación y desinformación, porque al mismo tiempo que se ataca a Qatar, también se lanzan dardos contra la república islámica de Irán sometido en los últimos meses a una operación de golpe suave y guerra híbrida, que no deja nada al hacer. Un ejemplo de ello fue el hecho, que tras el triunfo de la selección de Irán sobre la de Gales, el entrenador de la selección persa – Carlos Queiroz –  cansado del chismorreo y manipulación de la periodista de la BBC acredita en Qatar la enfrentó, para llamarle la atención sobre sus preguntas sobre los derechos humanos y las mujeres en Irán.

Queiroz no se dejó amedrentar por la mediática británica presente en Qatar, que simplemente obedece a esta guerra híbrida que se ha gestado contra Irán, a quienes se les suele lanzar todos los dardos, pero se deja fuera a selecciones que representan países como Estados Unidos, Alemania, Francia, Gran Bretaña, todos ellos responsables de golpes de estado, agresiones e invasiones, que sólo en los últimos 20 años han generado 3 millones de muertos: Afganistán, Irak, Siria, Libia. Pero, no esperen encontrar que medios como CNN, CBS, NBC, BBC, El País, Le Monde, The Guardian, The New York Times, The Sun, Der Spiegel a través de sus periodistas les pregunten a los entrenadores de sus países ¿Qué se siente entrenar a la selección de un país responsable de millones de muertos entre hombres, mujeres y niños, además de la destrucción de sus sociedades?

Es así como el técnico de la selección iraní de fútbol irritado por irrelevantes preguntas de la reportera de BBC le manda a interrogar a Estados Unidos por la crisis en Afganistán. “Los reporteros tienen derecho a hacer preguntas sobre cualquier asunto, incluido los disturbios en Irán, pero resulta extraño que no hay similares cuestiones para los otros países en los también puede haber problemas” sostuvo el pasado jueves 24 de noviembre el entrenador de Irán, Carlos Queiroz, a la corresponsal de la BBC en Catar, Shaimaa Khalil (1) “¿Por qué no le haces estas mismas preguntas a otros entrenadores? ¿Por qué no le preguntas Garet Southgate – entrenador de Inglaterra – ¿qué piensas sobre el Reino Unido y Estados Unidos que dejaron solo a Afganistán y a las mujeres en medio de la crisis?” increpó Queiroz a la periodista, generando, al menos en este cronista, una alegría indescriptible, al aprovechar la oportunidad de descubrir la careta de supuestos profesionales, que son simplemente agentes de medios al servicio de potencias beligerantes.

Una muestra que las potencias hegemónicas, las mismas que dominan los medios de comunicación de carácter global, ocultan sus acciones criminales, culpando a otros de los males del mundo o tratando de incentivar que las miradas inquisitivas, críticas y condenatorias vayan sólo contra ciertos países y precisamente los referentes mundiales en crímenes, agresiones, invasiones, violaciones a los derechos humanos , como son ellos, aparecen limpiando su imagen apoyados por medios de información como la BBC de Londres. Medio responsable de reportajes, entrevistas y entrega de información que han significado apoyo mediático a la desestabilización de países como Libia, Afganistán, Siria y el propio Irán. Y un caso especial, por las miles y miles de páginas, programas especiales exhibidos por la BBC respecto a Irak y tratar de convencer sobre las supuestas armas de destrucción masiva, que poseía el régimen de Sadam Hussein y que significó la invasión del país por la “amenaza al mundo”. Informes falsos así investigados y dados a conocer por el Informe Chilcot (2)

Recordando al Pelusa

Dicho lo anterior, no dudo que sería compartido plenamente por el fallecido Diego Armando Maradona, de cuya partida física se cumplen, en este mes de noviembre, dos años. Y, me parece justo, que en medio de este campeonato mundial de fútbo tan lleno de polémicas, traigamos al presente a aquel jugador portentoso, que nos dejó físicamente, pero recordamos una y otra vez. Recreando aquella imagen donde Diego humilló en nombre de millones de argentinos y latinoamericanos a los británicos en la Copa del Mundo del año 1986 vengando deportivamente aquella invasión del año 1982, que hizo imposible recuperar las Malvinas y hundió a la Argentina en una profunda crisis, en plena agonía de la dictadura militar. Ya no está con nosotros el gambeteador mágico. El número 10 que deslumbraba los ojos de todo aquel que admiraba ese Pibe de mediana altura, pero que era capaz de levarse por sobre rivales más fuertes y altos, dejarlos en ridículo con un par de fintas.

Diego Armando Maradona murió a los 60 años, cansado y enfermo tras dar dura batalla contra sus adicciones, que fueron minando al mejor jugador de fútbol que haya dado el mundo. Un ser humano nacido humildemente y cuyo origen jamás desconoció. Qué duda cabe que Maradona elevaría su voz contra la mediática internacional, contra la corrupción de la FIFA y el trabajo manipulador y desinformador de la prensa de los poderosos. El Sur llora al Diego, lo lloran aquellos, que en Nápoles, esos terrones alborozados que con sus goles vencían a la soberbia multimillonaria del norte italiano y sus equipos plagados de figuras, que abofeteaban con sus campeonatos, año tras año, a ese sur despreciado.

Millones lloraron a Diego y lo siguen exhibiendo en afiches, carteles, lienzos en cada cancha del mundo. Ese pelusa comprometido con las causas sociales, amigo de Fidel Castro y Hugo Chávez. El hombre que no dudo tratar su adicción viajando a Cuba por invitación del propio Fidel, que se preocupó personalmente que recibiera la mejor de las atenciones, como ha sido con otros miles de seres humanos que han encontrado en la isla, una mejora a sus dolencias o al menos el mejor tratamiento que se pueda otorgar.

Un Maradona, no sólo amigo de la revolución cubana, sino también de la revolución Bolivariana, de Hugo Chávez y que a la muerte de este no dudó en continuar con su apoyo al gobierno de Nicolás Maduro. Un Maradona que fue comentarista, incluso de la cadena de noticias Telesur mostrando esa faceta de dar conocer desde el otro lado de la cancha aquello que el manejaba con maestría desde dentro. Un Maradona antiimperialista, que solía exhibir su remera con la imagen del Che, argentino y revolucionario como el propio Diego. Un apellido que donde esté un argentino se mencionaba como si fuese un producto de exportación.

Así como millones de seres humanos lloramos al Diego – y que lo tenemos presente hoy en el mundial de Qatar – otros tantos descorcharon sus botellas de espumante, gozosos de constatar que ya no tendrían más al pelusa increpándolos por políticos corruptos o dirigentes, que han hecho del fútbol una empresa donde algunos han logrado hacerse multimillonarios a costa de millones de jugadores, que son los que le dan vida a este deporte. Diego lo mismo criticó la riqueza del Vaticano, que la corrupción en su país y su propia autocrítica frente a la adicción, daba cuenta de la enorme lucha que circulaba en su interior. A dos años de su partida la CONMEBOL acompañado de ex compañeros de ruta le rindieron un homenaje en DOHA. Actos que se visualizan en cada cancha de fútbol donde el Diego sigue presente y que criticaba esa idolatría que generaba “”Sólo les pido que me dejen vivir mi propia vida. Yo nunca quise ser un ejemplo” y sobre sus orígenes en Fiorito señaló “yo crecí en un barrio privado de Buenos Aires. Privado de luz, de agua, de teléfono” mostrando con ello y con sus recuerdos permanentes que su conciencia de clase se mantuvo intacta.

 

Hasta siempre Diego.

 

Pablo Jofré Leal

Artículo Para SegundoPaso ConoSur

Permitida su reproducción citando la fuente.





Presione Escape para Salir o haga clic en la X