Según la Oficina de Censos, hay en Estados Unidos 568.000 parejas del mismo género que están casadas, amparadas por la sentencia de la misma Corte Suprema del año 2015 que le dio carácter legal al matrimonio igualitario. Pero tal precedente podría ser ahora fácilmente revertido. Y ya no sería sólo una parte de la más alta judicatura del país la que se opone a la anunciada ley, sino que ahora se le suma también la iglesia católica. Así, el Cardenal Timothy Dolan, de Nueva York, presidente del Comité de Libertad Religiosa y el Obispo Robert Barron, presidente del Comité de Laicos, Matrimonio, Vida Familiar y Juventud, instancias correspondientes a la Conferencia Episcopal, publicaron una carta conjunta enviada al Congreso en la que plantean lo que -desde su punto de vista- sucedería si se aprueba el mencionado proyecto de ley, instando al Congreso a oponerse a la medida. La carta al Congreso va acompañada de una explicación detallada de los problemas de libertad religiosa que, siempre según su visión, presenta el proyecto de ley, así como sus posibles consecuencias, finalizando con un lapidario: “Este proyecto de ley es innecesario y perjudicial, y debe ser rechazado”.
Largo y difícil ha resultado el camino para tramitar un proyecto de ley que logre proteger las uniones legales entre personas del mismo sexo en la conservadora sociedad norteamericana, a lo que se suma la posibilidad latente de que un nuevo acuerdo entre los jueces de la Corte Suprema estadounidense borre de una plumada todo lo avanzado desde que el propio tribunal superior abriera el camino legal al reconocimiento de tales uniones. Previendo aquello, ya en julio pasado la Cámara de Representantes había aprobado el proyecto de ley que protegía el matrimonio igualitario a nivel federal, por 267 votos a favor y 157 en contra, consiguiendo los 60 votos necesarios para limitar el debate antes de una votación final sobre su aprobación.
En la ocasión, un total de 47 representantes republicanos se unieron a los demócratas para respaldar la iniciativa, la llamada “Ley de Respeto al Matrimonio”, que deberá codificar las protecciones federales que se pusieron en marcha en 2015 para las parejas del mismo sexo, estableciendo el matrimonio igualitario entre dos personas como un derecho amparado por la Decimocuarta Enmienda, según The New York Times. El notable apoyo de esos 47 republicanos en la Cámara de Representantes, aunque está lejos de ser mayoritario, ha sido un reflejo de que ahora existe una mayor y más amplia aceptación al matrimonio entre personas del mismo sexo establecido como ley.
A esas alturas, la medida enfrentaba un futuro incierto en el Senado, que se mostraba dividido en esta materia, donde no estaba claro que el proyecto de ley pudiera conseguir el apoyo de al menos 10 republicanos para sacarla adelante (finalmente consiguió 12). En la ocasión, hubo incluso algunos representantes como el demócrata por Tennessee Steve Cohen, que instó a los miembros de la Cámara Baja a aprobar el proyecto de ley, afirmando durante el debate en el pleno que la medida “simplemente dice que cada estado reconocerá los matrimonios de otros estados y no podrá negar a una persona el derecho a casarse con otra por motivos de raza, género u orientación sexual”.
Por su parte, el Senado de la Unión, el 17 de noviembre pasado, votó a favor un proyecto de ley que protege el reconocimiento federal del matrimonio entre personas del mismo género, como respaldo legal contra cualquier acción futura de la Corte Suprema que pudiese exigir al Gobierno federal desconocer cualquier matrimonio que sea legal en el estado en el que se haya celebrado. De hecho, cuando en junio pasado el Tribunal Supremo anuló la protección federal al aborto, el juez Clarence Thomas encendió las alarmas al manifestar que, en su opinión, el tribunal debería considerar la anulación de otros precedentes progresistas que protegen las libertades individuales, incluida, dijo, la sentencia de 2015 que legalizó el matrimonio igualitario dictada por el propio Tribunal del que forma parte.
De modo que lo se busca es un freno y un respaldo legal contra cualquier acción futura de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos que pudiera exigir al Gobierno federal en Washington reconocer cualquier matrimonio legal no importando en qué estado éste se hubiese celebrado. Pero no impediría a los estados prohibir los matrimonios entre personas del mismo género o interraciales si el Tribunal Supremo se lo permite.
Tal vez por ello esta vez, en la Cámara Alta, el proyecto de ley obtuvo los 60 votos necesarios para limitar el debate antes de una votación final sobre su aprobación, es decir, a los 50 senadores demócratas se sumaron esta vez 12 senadores republicanos, lo que estaría mostrando una mayor apertura de la derecha conservadora norteamericana hacia la realidad del amor entre personas del mismo sexo. El proyecto de ley tendrá que pasar aún por varios trámites más en el Senado antes de volver a la Cámara de Representantes para su aprobación final y luego ser enviado al presidente Joe Biden para que lo promulgue con su firma.