“Es parte del escenario político”, respondió Castillo en las inmediaciones del palacio de La Moneda, al ser consultado por el complejo cuadro que protagoniza en Perú. “Por encima de todo está la población, está el ciudadano”, acotó.
Pero lejos del tono apacible del presidente peruano está la inestabilidad política en la que ha desembarcado su gobierno. Así lo hizo ver en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, el analista internacional, Guillermo Holzmann, destacando que tanto la debilidad democrática, como los altos y bajos en términos de gobernabilidad, se arrastran hace varios años en Perú.
“Eso se traduce en que todos los expresidentes peruanos están en la cárcel o están muertos, por ejemplo, y están bajo acusaciones de corrupción y acusaciones que claramente debilitan la democracia”, destacó, advirtiendo que “a eso se une una alta economía informal que ha ido creciendo y consolidándose en Perú”.
Así, la administración de Castillo se inserta y a la vez profundiza el escenario de evidente debilidad democrática, afirmó Holzmann. “Hoy día Pedro Castillo no solamente tiene acusaciones dentro del Congreso sino que también tiene acusaciones que han sido revisadas por la Fiscalía que tienen que ver con corrupción, colusión, tráfico de influencias y lo vinculan directamente a una organización criminal. Tiene crisis importantes no solamente en el Congreso donde no tiene mayoría, sino en la propia institucionalidad, particularmente en el ámbito de seguridad y específicamente en el ámbito de inteligencia”, señaló.
Por tanto, el analista apuntó que “hay quienes sostienen que su posibilidad de mantenerse en el poder depende exclusivamente de cómo se mueva, es decir, es un gobierno que está sometido a la inmediatez, a poder mantenerse con cierta credibilidad dentro de la estructura política y social de Perú”.
Al caracterizar el tipo de izquierda que representa Pedro Castillo, el académico del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda, reconoció una ingobernabilidad alimentada por la falta de experiencia del Ejecutivo.
“Es el grito de dignidad por parte del mundo andino que lo catapulta a un hombre que básicamente tenía experiencia sindical pero no respecto a instituciones político partidistas en altos cargos de gobierno regionales o locales (…) una experiencia sindical que ayuda mucho en negociaciones, pero que ciertamente ha llegado con muchos partidarios sin experiencia y eso ciertamente no ha contribuido a la gobernabilidad“, sostuvo.
No obstante reparó que “en el caso de Perú, lo que se ha roto es un compromiso” de parte de los sectores moderados de la oposición “de intentar llegar o lograr que las instituciones se proyectaran hasta las elecciones del 2026. Eso aparece roto, ese modus operandi tácito hoy día no existe”, afirmó.
Ahora bien, al contexto que Aranda reconoció como de fragmentación política, añadió que “entre sus mismos partidarios, quienes apoyaron al Presidente de Perú originalmente, hay algunos desafectos, algunas personas que están en otra preferencia.
“De hecho el Presidente de Perú tiene problemas con el propio Perú Libre al que ha sido desafiliado y por lo tanto diríamos que hay más de una polarización, no solamente Ejecutivo y Congreso que es la más relevante, sino que una oposición altamente fragmentada y un gobierno tensionado por más de un eslabón”, indicó.
Complementando lo anterior, Holzman consideró que “no deja de ser sintomático el hecho de que el mismo día en que se vota los viajes del Presidente, se niega para México pero se le apruebe para Chile”.
“Recordemos que Perú es unicameral después de la reforma constitucional que tuvieron, desde esa perspectiva acá está clara una mayor concentración de poder en el Congreso y no en el Presidente, por lo tanto al Presidente, cuando se le autoriza viajar a Chile, es en virtud de los intereses peruanos en Chile, que son mucho mayores a los que se visualizan en México, que se le ve una impronta mucho más ideologizada y claramente la decisión de Chile es mucho más pragmática”.
Y es que el Gabinete Binacional entre Chile y Perú, según indicó la académica del Centro de Análisis Político (CAP) de la Universidad de Talca, Alejandra Márquez, es una instancia que “si bien tiene un carácter diplomático, también se podría considerar tradicional en términos políticos, en la que se abordarían temas diferentes que aquejan a ambos países y que deben manejar de forma coordinada. Ejemplo de ello es la integración fronteriza y también aspectos comerciales, energéticos entre otros”.
Particularizando en Castillo, la académica estuvo de acuerdo en que “el mandatario peruano llega a Chile en medio de un complejo panorama nacional en términos políticos, además de una grave crisis de representatividad”. Por lo mismo, consideró que “puede aprovechar esta instancia de política exterior para poder desviar un poco el foco de la política nacional hacia posibles avances en materia internacional”.
Alianza del Pacífico
Aquilatando la que a su juicio ha sido una nula capacidad de liderazgo, Holzman consideró que la Alianza del Pacifico se vería mermada con la presidencia de Castillo “justamente cuando en el escenario internacional se están jugando las piezas de mayor posición estratégica en torno a cómo va a quedar el mundo post pandemia y post invasión de Rusia-Ucrania”.
Y añadió que “hoy día hay un proceso de negociación en distintas áreas, en distintas dimensiones que están lideradas por las potencias mundiales y donde alianzas como la Alianza del Pacifico, el TPP 11 y otras son fundamentales para poder establecer cual va a ser el derrotero que van a seguir los países en el futuro”.