En conversación con Radioanálisis, el economista y ex Director General de Relaciones Económicas Internacionales (DIRECON), Osvaldo Rosales, abordó la tendencia que ha venido presentando la economía a propósito del aumento del 0,4% que anotó el IMACEC de enero, y el contraste que las mejores expectativas de crecimiento manifiesta con los pronósticos “catastrofistas” -como acuñó el ministro de Hacienda, Mario Marcel- que auguraban un cuadro recesivo para el país.
Sobre estos pronósticos, Rosales ha estado eleborado una crítica en su próximo artículo a publicar: “2022: Un mal año para los agoreros de la economía”.
“Hasta ahora los medios lo único que hacen es decir que el año 2022 no fue tan malo como se decía y parece que el 2023 va a ser tan malo, pero nadie se pregunta qué es lo que explicaba que durante muchos meses hayamos tenido a ‘economistas’, ‘especialistas’, desfilando por la radio o la televisión anunciando los peores males”, apuntó.
Y relevó que “hasta hace pocos meses se nos anunciaba que con Gabriel Boric tendríamos recesión el 2022 que se prolongaría a buena parte del 2023, inflación desatada, desempleo en dos dígitos, caída en la inversión, fuga de inversión extranjera, caídas en la bolsa de valores y el dólar sobre los mil pesos. Nada de eso aconteció”.
Si bien acotó que no es fácil “apuntarle” a cada una de esas predicciones, subrayó que “equivocarse en todas tampoco es fácil y por lo tanto, la pregunta que uno se hace es qué habrá detrás ¿Habrá un sesgo ideológico de personas que trabajan en la banca, en los medios financieros, en la Universidad Católica o en otras facultades de economía? ¿Tendrá que ver con la manera de enseñar economía? Yo creo que se abre un debate bastante más global que solo percatar que el año pasado no fue tan malo y puede que este no lo sea”.
En ese sentido, aseguró que de hace un tiempo venía advirtiendo que el pronóstico no se venía “tan negro” como se estaba plantenado. “Era cosa de ver la evolución de las cifras. En economía se habla de una recesión cuando hay dos trimestres consecutivos de contracción económica, eso no se vio el 2022. Tuvimos meses malos: agosto, septiembre, octubre, y hasta ahí llegó aquello. Y los últimos dos meses la actividad corregida por estacionalidad y por días trabajados mostró leves aumentos, e incluso, el empleo también corregido por estacionalidad mostró expansión”.
Al respecto, Rosales reconoció un gran mérito de parte del Gobierno, considerando el cuadro económico que heredó. “En el año 2021 los apoyos fiscales a las familias alcanzaron 13,6% del PIB y los retiros previsionales otro 14% del PIB. Es decir, las familias contaron con una liquidez adicional a sus ingresos equivalentes a 28 puntos del PIB y eso generó un incremento en lo que se llama demanda final interna, vale decir, consumo más inversión, de un incremento del 18% y uno del producto en 11,7%”.
“Entonces el tema es, en una economía cuya capacidad de crecimiento tendencial de largo plazo no supera el 2,5%, que el gasto crezca en 18% obviamente genera inevitables desequilibrios internos expresados en mayor inflación y externos expresados en un déficit en cuenta corriente que llegó a ser de diez puntos del Producto”.
Considerando que el factor externo de la inflación ha comenzado a declinar, Rosales dio un balance positivo. “Dada la coyuntura internacional y nacional que el Gobierno heredó, lo menos que uno debiera esperar es no solo una corrección de los números, sino también una corrección de los adjetivos y en los sustantivos utilizados para describir la situación”.
Con todo, el otrora jefe de la DIRECON consideró improbable que el 2023 el país vaya a caer en recesión. “Creo que la expansión de China que pasó de crecer a 2,5 al año recién pasado, a alrededor de un cinco este año según el último informe del Fondo Monetario Internacional, Estados Unidos logró evitar la recesión, la Unión Europea también salvo Alemania que la rozará y por lo tanto, eso asegura en mi opinión un buen precio del cobre, un buen precio del litio y la economía viene saliendo de esta desaceleración que era inevitable”.
“De hecho, en mi opinión, la presidenta del Banco Central se vio presionada y salió a decir un poco tarde que la economía no está en crisis, sino que está en una desaceleración que era necesaria para evitar que esos desequilibrios se expresaran con mayor fuerza”, acotó.
Banco Central
En lo relativo al instituto emisor, el economista destacó la imprecisión que dio cuenta el Banco Central sobre el crecimiento efectivo de la economía.
“En el IPOM de marzo 2022 el Banco Central estimaba un crecimiento de 1,5 para el 2022, muy lejos del 2,7 que resultó. Incluso en el IPOM de septiembre que está bastante más cerca de concluir el año, el rango de crecimiento del Banco Central estaba en 1,7 y 2,2, es decir, seguía quedando muy por encima el crecimiento efectivo de lo que el Banco Central proyectaba”.
Algo parecido ocurrió con la inversión, añadió. “También el Banco Central proyectó en marzo y en junio del año pasado que la inversión caería y la inversión no solo no cayó, la inversión creció. De hecho, en el IPOM de marzo, el Banco Central proyectaba una caída de la inversión de 3,8%, en junio el pronóstico acentuó la caída a un 4,8, es decir casi 5%, sin embargo la inversión creció a 2,9% según el mismo Banco Central, hay una brecha entonces de casi ocho puntos en la expansión de junio”, relevó.
Bajo esas consideraciones, Rosales señaló que estas “son brechas excesivas considerando que se trata de estimaciones que surgen de estudios afinados y un selecto grupo de profesionales muy calificados, supongo. Por tanto, aquí hay una revisión que hacer también de parte del Banco Central respecto de cómo abordó la coyuntura y cómo hizo esa proyección”.
Sesgos ideológicos de la economía
Sobre los motivos detrás de estos pronósticos, Rosales identificó un problema sobre la enseñanza de la economía. “Hay muchos colegas que están convencidos de que la economía es una ciencia exacta y no lo es, está llena de prejuicios ideológicos”, afirmó.
Y agregó que “hay un tema complicado con la enseñanza de la economía que se acentúo durante la dictadura por razones obvias y que luego en la expansión del neoliberalismo a nivel global -estoy pensando en Margaret Thatcher en Reino Unido, Reagan en Estados Unidos- se difundió a todas las escuelas de economía relevantes del mundo. Entonces hoy día existe una suerte de apartheid en términos de quienes no piensan como esa escuela dominante, son marginados”.
Es así que, más allá de las intenciones, Rosales consideró que hay un sesgo ideológico sobre la economía, que reconoció en el propio accionar del Banco Central. “Como miembro del Foro por un Desarrollo Justo y Sotenible, llevamos varios meses diciendo que el incremento de la tasa de interés ha sido excesivo, que en una economía pequeña y abierta como la nuestra, el efecto de la inflación internacional es muy relevante y por ende, es dificil pretender llegar rápidamente a la meta de inflación si es que en Estados Unidos y en Europa esa inflación no llega a esos niveles. Por lo tanto la posibilidad de acelerar esa llegada a la inflación meta sería a costas de desaceleración económica, menor actividad, menor generación de empleo”, advirtió.