Con Stéphane Lagarde, corresponsal de RFI en Pekín
Dentro del Partido Comunista Chino, los papeles están repartidos de esta manera, es el Primer Ministro quien se encarga de la economía. Sonriente, con el dedo índice apuntando varias veces a un muro de cámaras, Li Qiang respondió a las preguntas de los periodistas (probablemente presentadas de antemano), sin notas y afirmando, al menos tres veces, su confianza en los fundamentos de la segunda economía mundial, que sigue recuperándose de los años Covid: su mercado XXL, el dinamismo de sus empresas, especialmente en la exportación. De paso, apuntó a quienes en Estados Unidos abogan por desvincularse de China.
Estabilidad y apoyo al sector privado
“Según datos chinos, el comercio entre China y Estados Unidos alcanzó los 760.000 millones de dólares el año pasado, lo que supone un récord histórico. China y Estados Unidos deben cooperar. Si cooperamos, podemos lograr grandes cosas. El cerco y la represión no son una solución”, afirmó Li Qiang.
El objetivo de crecimiento chino, fijado en el 5% para este año, no será fácil de alcanzar, afirma el jefe del Consejo de Estado, quien, para tranquilizar a los mercados, recuerda su conocimiento del mundo empresarial y de “las dificultades de las empresas”. Un conocimiento forjado durante su carrera en la administración de las ricas provincias orientales (Jiangsu y Zhejiang) donde se aplicó la política de apertura al capitalismo rojo.
El sector privado chino se ha visto gravemente perjudicado en los últimos años por la represión reguladora de los sectores de las nuevas tecnologías, Internet y la educación privada en particular.
Li Qiang habló del espíritu empresarial pionero que hay que recuperar, del apoyo del gobierno central a la economía privada y del mercado laboral. No respondió, sin embargo, a los riesgos sistémicos: la crisis inmobiliaria, el endeudamiento de las provincias. Li Qiang prefirió citar a los héroes de su generación, los stajanovistas locales destacados por la propaganda, capaces de levantar montañas: “Todos los países tienen dificultades”, añadió, “el pueblo chino siempre ha superado las suyas”.
La seguridad y la “muralla de acero”
La rueda de prensa del primer ministro chino estuvo precedida el lunes por la mañana por la ceremonia de clausura de la primera sesión parlamentaria de la XIV Asamblea Popular Nacional. Xi Jinping tomó la palabra por primera vez en su tercer mandato. El jefe de Estado también se refirió a la economía: “Debemos promover una apertura de alto nivel y hacer un buen uso del mercado y los recursos mundiales para nuestro desarrollo y promover el desarrollo común del mundo”, dijo.
Pero fue la seguridad el tema principal de este breve discurso. Tras diez años en el poder, el líder chino ha eliminado a sus rivales. El Partido Comunista debe reforzar su supervisión en materia de seguridad y modernizar su ejército, declaró Xi Jinping, de 69 años, al término de una reunión parlamentaria que le permitió validar un equipo en la jefatura del Estado compuesto por su guardia cercana. La ocasión para sacar a relucir el concepto de “gran muralla de acero” ya utilizado en los 100 años del Partido Comunista Chino.
“La seguridad es la base del desarrollo, la estabilidad es la condición previa de la prosperidad, insistió. Debemos promover integralmente la modernización de la defensa nacional y del ejército, y convertir el ejército popular en una gran muralla de acero que proteja eficazmente la soberanía, la seguridad y los intereses de desarrollo del país”, aseguró.
Un desarrollo que debe ser compartido, repitió el presidente chino, según los principios de reducción de las diferencias de riqueza, como muestra la política de “prosperidad común” que inició y que sigue haciendo temblar al sector privado.