Las etapas por las que una persona transcurre al hacer matemáticas cumplen un ciclo que no necesariamente es lineal ni tampoco tiene que ir en orden, pero al igual que en todo proceso creativo, hay momentos de introspección y diálogo en solitario con las matemáticas, con etapas inciertas y quizás incómodas, donde hay más oscuridad. Luego empiezan a florecer las ideas pensadas, algo se vuelve a acomodar hasta que sale la resolución de ese problema y finalmente llega el momento de comunicar a la sociedad en un seminario, una conferencia o alguna publicación.
El párrafo anterior es parte de la presentación del libro “La gran aventura del conocimiento. Un paseo con las matemáticas en cuatro estaciones”. Las autoras de la reciente publicación de Editorial Planeta son matemáticas de profesión y comunicadoras científicas.
Constanza Rojas -Molina estudió su pregrado en la Universidad de La Serena (Chile), un magíster en la Université Pierre et Marie Curie-Paris VI (Francia), y su doctorado en física matemática en la Universidad de Cergy-Pontoise (Francia). Es matemática e ilustradora, y su trabajo ha sido destacado en la revista Notices de la Sociedad de Matemáticas de EE.UU.
Leslie Jiménez Palma estudió su pregrado en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile en los Departamentos de Física y Matemáticas, luego de eso estudió un magíster y un doctorado en el Departamento de Matemáticas de la misma facultad. En 2021 cursó el Diplomado en Comunicación de la Ciencia que ofrece la Universidad de Chile. Matemática y comunicadora científica, actualmente es coordinadora docente de la carrera de Pedagogía en Enseñanza Media en Matemáticas y Física.
En 2022, Leslie fue reconocida por su trabajo en la sección Mujeres Uchile #mujeresuchile y como Mejor Docente de Pregrado en la conmemoración de los 180 años de la Universidad de Chile. La también integrante de la Asociación Chilena de Periodistas y Profesionales por la Comunicación de la Ciencia conversó con nuestro medio sobre los detalles de esta publicación. Además, tiene su propio proyecto de comunicación matemática como @ellalamatematica en Instagram.
Ambas consideran los sketchnotes como un elemento de comunicación de las matemáticas útil para crear puentes y diálogos con la sociedad.
¿Cómo fue el camino de preparación para publicar este libro?
Constanza Rojas-Molina estaba pensando en el libro durante la pandemia luego de ser contactada por la editorial. Yo participaba del Colectivo de Mujeres Matemáticas de Chile y de la red de divulgadoras y divulgadores de matemáticas de Chile. En ese trabajo nos habíamos conocido por zoom.
En esa época, empecé a hacer un podcast de física matemática. Y participé del programa Rockstars de Gabriel León como invitada y una amiga recomendó escucharme a Constanza. Ellas viven en París. Colaboramos y la conclusión fue podemos hacerlo bien juntas porque tenemos las mismas ideas.
Yo, justo, estaba haciendo cosas en mi área de investigación acá en la Universidad con visualización matemática y con la docencia al considerar implementar innovaciones. Y esto, calzaba muy bien por las ilustraciones de Constanza. Ella me invitó y le dije que sí. Ahí empezó la historia de la construcción del libro.
Después usamos un desafío que ella hizo en redes sociales para que la gente hiciera apuntes visuales o dibujos de matemática con ciertas temáticas llamado #mathyear. Tomamos la idea y lo que hicimos fue dividirla en las cuatro estaciones.
¿De qué se trata esta “metáfora del proceso creativo”?
Siempre nos hacen preguntas: ¿Qué hacen las matemáticas o una persona que se dedica a eso? Es difícil sacar a las personas de esto de las fórmulas y los números porque viene de la época del colegio. Cuando recién entré a la universidad me di cuenta que la matemática era distinta o que tenía mucho más que mostrar.
Todos quedamos con esa sensación de los números y fórmulas y si a uno le va bien en eso …entonces le va bien en matemáticas. Nosotras queríamos cambiar esa idea, es un mito o un estereotipo del matemático: hombre, genio, le va bien en los números y que todo el día uno está haciendo eso.
Y cuando entramos a la universidad nunca veíamos números, estábamos preocupadas de cómo redactar bien una respuesta. Entonces la idea principal fue contar el quehacer matemático.
Ahí surgió lo de las estaciones porque representa muy bien los momentos del quehacer. Por ejemplo, no solo se trata de resolver problemas. Esa cuestión es parte de lo que uno hace, pero ¿de dónde salen los problemas matemáticos? Uno se los crea también, con preguntas que uno se va haciendo.
Por eso hablamos de un proceso creativo porque se trata de crear nuevas matemáticas y uno las va construyendo. Dentro de eso uno tiene momentos de introspección, te puedes hacer preguntas y no sabes si tienen sentido para la comunidad matemática.
Tienes momentos donde a lo mejor estás perdida porque elegiste una pregunta, pero no sabes cómo resolverla o que herramientas usar. Puede que estés media incómoda porque es incierto lo que va a pasar en el futuro, pero tengo mi pregunta favorita y tengo que resolverla o encaminarla en algún sentido. Me encanta el invierno, pero para mucha gente es incómodo por el frío. Sin embargo, después viene la primavera y es parte de los ciclos. Por ahí va la metáfora…
Otro ejemplo. Los árboles en verano tienen muchas hojas, pero en el invierno te deja ver lo que hay detrás, su estructura, su forma y demuestra que está vivo. En la primavera puedes estar encaminada con la pregunta o problema y ya en el verano demostrar mi teorema matemático y lo quieres mostrar.
No por hacer matemáticas tienes todas las fórmulas en tu cabeza o te sale todo de inmediato. Eso no es cierto, las personas que hacemos matemáticas somos normales. No es necesario ser un genio, como se dice…
“La matemática es una sola pero las matemáticas son muchas a la vez”. ¿Qué intenta responder esta reflexión que aparece en el texto?
Tuvimos que tomar una decisión: ponemos la matemática o las matemáticas. Y eso también es siempre una pregunta ¿Qué es? ¿es plural o singular? La respuesta que quisimos dar: las dos porque tiene una cualidad dual. A veces, cuando uno la ve en singular y te va mal en los números entonces sacas la conclusión: soy pésimo o pésima en matemática y la descarto de mi vida.
Entonces queríamos dar la señal de que plural puede ser mejor en su uso. Por ejemplo, puede pensar en álgebra, geometría, probabilidades, análisis y funciones. Por lo que no necesariamente tiene relación con ecuaciones y números. Puede ser el espacio tridimensional o también los modelos. Sobre esto último, mirar cómo se comportaba el Covid a medida que la gente se contagiaba.
Las matemáticas se pueden pensar de muchas maneras. De ahí el paralelo con las artes porque algunas personas son buenas para bailar, otras para dibujar, otras para cantar, etc.
A mí se me da bien el baile y el canto y a Constanza se le da el dibujo, pero ninguna de las dos tenemos ese discurso: “somos malas para las Artes”. Pero, ¿por qué para las matemáticas uno se concentra en los números? Entonces si me va mal con éstos, no se me da nada. Y el plural permite ampliar: soy bueno para razonar o para las probabilidades.
¿Por qué es importante pensar en un texto que sea de interés para un público general?
Yo estoy convencida que la divulgación matemática es para las personas que se sienten lejos, a ellas queremos llegar. A mí me gusta llamarla comunicación porque plantea un diálogo más que una llegada al que supuestamente no sabe.
Queremos mostrar otras formas de hacer matemáticas, que la gente expanda esta idea de lo que es hacer matemática. Uno se convence hasta que lo ve porque es como te enseñaron en el colegio.
Tener experiencias con las matemáticas, mirarla de otra manera. No solo está en la cabeza también está afuera: está en las plantas, en el jardín y puedo ver simetrías.
Cuando vemos en la feria ordenaditas las naranjas unas sobre otras, ahí el casero usó el empaquetamiento de esferas. Una técnica que hizo ganar la Medalla Fields 2022 , “Nobel de Matemáticas , a la ucraniana Marina Viazovska. La segunda mujer en la historia que ha recibido este galardón.
“La educación matemática tiene un problema”
Guacolda Antoine (1908-2015) , Irene Mikenberg, Salomé Martínez y el Colectivo de Mujeres Matemáticas de Chile son las protagonistas del capítulo que representa el quinto mes del año. A pesar de lo difícil y la gran brecha de género existente en esta área en distintos niveles, hemos existido, existimos y seguirán existiendo mujeres aportando a la creación de conocimiento matemático, se destaca en el libro. El 12 de mayo corresponde a la fecha de nacimiento de la matemática iraní Maryam Mirzakhani, primera mujer ganadora de la Medalla Fields el 2014 y la única que había obtenido esta medalla desde su creación en 1936.
¿Qué se destaca del capítulo de mayo?
Desde 2018, cada 12 de mayo se celebra el Día internacional de las mujeres en matemáticas por eso mayo tenía que ser de ellas. Usamos este mes para representar a distintas personalidades y de distintas maneras el trabajo de las mujeres en Chile.
Elegimos hablar de tres mujeres y del colectivo de mujeres matemáticas. Teniendo en cuenta los perfiles: aportaciones, premios, entre otros.
Guacolda murió hace poco, trabajó en la Universidad de Chile y en la USACH. La encontré muy seca y muy interesante para la época porque ella hablaba de las nuevas matemáticas. Solamente hablar del contenido está obsoleto porque no basta con solo transmitir ciertos conocimientos.
Dar un espacio de visibilidad y con historias actuales A Salome Martínez la entrevistamos por zoom. Irene Mikenberg nos invitó y fue cercano, conversamos de su trayectoria. Ambas son muy buenas y no solo se han quedado en investigación, de hecho, Irene es la primera Doctora en matemática en Chile.
Son personas que no solo investigan porque forman equipo y tienen estudiantes. Uno las ve haciendo mil cosas a la vez. También porque uno si no se muestra hablan y uno tiene que luchar con eso.
En el colectivo se empezaron a conversar vivencias particulares. Cuando nos dimos cuenta que habían varios casos de acoso en los Congresos o se invisibilizaba el trabajo de las mujeres o no te daban los cargos de dirección.
¿Cómo se vincula tu trabajo como coordinadora de carrera en la Universidad de Chile y tu objetivo de ser una comunicadora científica?
Lo último lo he descubierto hace menos tiempo. Estuve mucho tiempo haciendo matemática pura.
Siempre me pareció que la divulgación matemática era importante y tuve una tutora (Anita Rojas) de Doctorado que ella también siempre nos invitaba a las estudiantes.
Un interés que estuvo siempre presente, pero en 2020 tomé la decisión de hacer un diplomado y formalicé ese gusto, llegó un momento en que dije: voy a hacer esto en serio.
Y eso tiene vinculación con ser la coordinadora de pedagogía. Me llena muchísimo y hay un trabajo en equipo. Creemos que tenemos una misión como matemáticas físicas de darle la mejor educación a los futuros profesores y de reflexionar como se hace la educación matemática, de autocriticarnos si es necesario, crear nuevas metodologías e investigaciones.
La educación matemática tiene un problema: si la gente se aleja justo estos 12 años en las salas de clases es porque hay algo muy malo. Yo no hice clases en una sala, pero debe ser complicado también. En escuelas públicas con muchos estudiantes, siempre mirando los contenidos y se trabaja poco en las habilidades.
Tenemos que aportar desde la ciencia misma. Y ahí aparece la comunicación matemática.
¿Cuál es la invitación al lector para que se sume a este “paseo”?
Me gustaría que, a través del libro y de mi trabajo, las personas se den otra oportunidad con las matemáticas. Que no sea vea solo como un producto o resultado sino también como un proceso.
Este discurso se tiene que mostrar y ser creíble. Uno trabaja para que se note que las matemáticas están creadas no solo por los griegos hace mucho tiempo sino por gente normal, como una, y son diversas. Los estereotipos no son realidades, han existido y existen mujeres matemáticas. Y uno quiere una mejor carrera para esas mujeres que vienen, mejor que la de nosotras y las del pasado.
Hay muchos desafíos de las matemáticas con la sociedad, con la comunidad –equidad e igualdad de género- con las diversidades en general, diversidad de aprendizajes, no todos quieren estar en las olimpiadas de las matemáticas, pero no por eso las personas no tienen derecho de recibir una educación matemática de calidad.
Y que sea parte de nuestra cultura, como la música. Ése es mi sueño.