Según informó Moscú, la primera fase de las maniobras de la Flota del Pacífico se desarrolló el día 14 en el mar de Ojotsk e implicó la realización de un simulacro de rechazo al desembarco “enemigo” en la isla Sajalín y en las islas Kuriles del Sur. En ellos participaron más de 25 mil efectivos militares, 167 buques de guerra y embarcaciones de apoyo, incluidos 12 submarinos, así como 89 aeronaves y helicópteros. Según informó el ministro de Defensa ruso, Sergei Shoigú, al presidente Vladimir Putin este lunes en el Kremlin, la segunda fase de las maniobras de la Flota del Pacífico está actualmente en marcha. En ella se garantizará la estabilidad en combate de los submarinos que cargan misiles estratégicos y se realizarán ejercicios de preparación para el uso de armas tácticas para la defensa aérea, señaló.
Por su parte, Corea del Sur, Japón y Estados Unidos iniciaron este mismo lunes una nueva serie de ejercicios de defensa antimisiles, apenas cuatro días después que Corea del Norte probara por primera vez el proyectil intercontinental más sofisticado que ha producido Pyongyang hasta la fecha. El ejercicio cuenta con la participación tres destructores equipados con el sistema antimisiles Aegis, a saber, el ROKS Yulgok Yi I de Corea del Sur, el JS Atagó, del Japón y el USS Benfold estadounidense, según informó en un comunicado la marina surcoreana. A su vez, las fuerzas aéreas surcoreanas y estadounidenses iniciaron hoy un gran ejercicio aéreo que involucrará a más de un centenar de aeronaves durante 12 días. Durante el diálogo de Defensa que los tres países celebraron la semana pasada se acordó realizar ejercicios antimisiles y antisubmarino de manera regular como una forma de contrarrestar la amenaza que para ellos suponen los avances armamentístas norcoreanos.
La última vez que los tres países realizaron este tipo de maniobras antimisiles fue el pasado 22 de febrero, apenas cuatro días después de que Pyongyang disparara un misil balístico intercontinental (ICBM). El pasado jueves el régimen de Kim Jong-un realizó la primera prueba de su misil Hwasong-18, su primer ICBM de combustible sólido, un arma mucho más eficiente en lo que se refiere al almacenamiento, despliegue y operación. A su vez, las fuerzas aéreas surcoreanas y estadounidenses iniciaron un gran ejercicio aéreo que involucrará a más de un centenar de aeronaves durante 12 días en torno a la base aérea de Gwangju, unos 260 kilómetros al sur de Seúl. De ese modo, la tensión en la península coreana ha llegado a niveles máximos y muchos culpan a Estados Unidos de implementar grandes maniobras militares que incluyen la participación de medios estratégicos como portaaviones o bombarderos.
Y como si lo anterior no bastara, un barco de guerra estadounidense -el destructor Arleigh Burke USS Milius- navegó por el Estrecho de Taiwán ayer domingo, una semana después de que Pekín desplegara maniobras militares en torno a la isla. Tal acción levantó la inmediata protesta del gobierno chino, que denunció que el buque norteamericano se había desplazado por “aguas territoriales chinas”, mientras un comunicado der la Séptima Flota de EE. UU alegaban lo contrario. “El tránsito del Milius por el Estrecho de Taiwán demuestra el compromiso de Estados Unidos con un Indo-Pacífico libre y abierto. El Ejército de EE. UU. vuela, navega y opera allá donde lo permite la ley internacional”, agregó el texto oficial de la Marina estadounidense. La isla es uno de los mayores motivos de conflicto entre China y Estados Unidos, debido sobre todo a que Washington es el principal suministrador de armas de Taiwán. El paso del destructor por el Estrecho de Taiwán este domingo fue denunciado por Ejército de China este lunes, una semana después de que Pekín desplegara maniobras militares en torno a la isla. Según el portavoz castrense, Shi Yi, el Teatro de Operaciones del Este organizó “tropas para seguir y vigilar” al buque de guerra estadounidense.
Por su parte, los ministros de Relaciones Exteriores del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) iniciaron este lunes su segunda jornada de reuniones en la ciudad japonesa de Karuizawa, en la que, además de abordar la guerra en Ucrania, analizarán muy especialmente el aumento de tensiones en Asia-Pacífico, desafíos ante los que aspiran a enviar un mensaje de unidad. El primer ministro nipón, Yoshimasa Hayashi, en su intervención al abrir las sesiones, subrayó la necesidad de “crear una relación estable y constructiva” con China, en la perspectiva de “trabajar juntos sobre desafíos globales y áreas de interés común”. Yoshimasa hizo hincapié en la importancia de “mantener la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwán” como “elemento indispensable para la prosperidad de la comunidad internacional” y urgió a “una resolución pacífica de los conflictos” en esta zona.