Según las últimas informaciones, este lunes el número de heridos de diversa consideración aumentó a más de 100, como resultado del estallido de la bomba de alto poder que el atacante suicida portaba adherida a su cuerpo. 

El trágico hecho ocurrió ayer en medio de un multitudinario acto político celebrado por los simpatizantes del clérigo y líder político Maulana Fazlur Rehman. El oficial y vocero de la policía, Nazir Khan, dijo que la convención de adherentes al partido conservador Jamiat Ulema-al-Islam se llevaba a cabo en las afueras de Khar, la capital del distrito de Bajur, y en momentos en que escuchaban una intervención de un dirigente regional, el maulana Laiq, encargado del cierre del acto político, ocurrió la devastadora explosión.

El grupo yihadista Estado Islámico reivindicó este lunes el ataque en un comunicado emitido por Amaq, el órgano de difusión del grupo, señalando que uno de sus combatientes detonó el chaleco explosivo que portaba en medio de la multitud. El tono del mensaje era de alabanza al que denominaron “martir”. 

El atentado se produjo unas semanas antes de la disolución de la Asamblea Nacional del país, con miras a las elecciones previstas para octubre o noviembre. Entre los fallecidos se encuentran el líder del partido en Jar, el maulana Ziaulá Jan, y el secretario general de la formación en Nawagai, Hamidulá Haqqani.

En tanto, se ha declarado el estado de emergencia en los hospitales de Bajaur y zonas colindantes, hasta donde fueron llevados la mayoría de los heridos, dijo la policía del distrito. Los heridos graves fueron trasladados desde Bajaur a hospitales de la capital provincial, Peshawar, en helicópteros militares. En tanto, este lunes, miles de personas asistían a los primeros funerales de los fallecidos tan trágicamente.

Desde la llegada al poder de los talibanes en el vecino Afganistán, en agosto de 2021, Pakistán ha venido experimentando un aumento de la violencia armada reactivada por los ataques de sus hermanos ideológicos paquistaníes, especialmente en las provincias fronterizas con Afganistán de Khyber Pakhtunkhwa y Baluchistán. De hecho, el principal grupo paquistaní, el Tehreek-e-Taliban Pakistán (TTP), anunció el pasado diciembre el fin del alto al fuego alcanzado con Islamabad, al que acusó de incumplir sus compromisos en unas negociaciones de paz llevadas a cabo meses antes.

El partido conservador Jamiat Ulema-al islam-Islam-Fazl (JUI-F) es conocido por sus vínculos con el islam político de línea dura, en la antigua zona tribal de Bajaur, fronteriza con Afganistán; y es un importante aliado del gobierno de coalición del primer ministro Shehbaz Sharif, que se prepara para las elecciones nacionales, que se celebrarán en noviembre. Desde Afganistán, en tanto, la administración gobernante condenó la explosión en una declaración de su portavoz, Zabihullah Mujahid.

El país ha sido castigado por 271 ataques de militantes durante la primera mitad de este año, en los que 389 personas fallecieron y otras 656 resultaron heridas, según un informe publicado a principios de julio por el Instituto de Estudios de Seguridad y Conflictos de Pakistán. Sin duda un incremento significativo de las cifras en comparación al mismo periodo de 2022, cuando Pakistán sufrió 151 ataques que causaron 293 muertos y 487 heridos.