¿Qué pasa cuando ponemos la tierra y el agua al centro? ¿Cómo se relacionan los oficios y los territorios? Estas son algunas de las preguntas que guían la investigación de AUNA Tierra diversa, colectiva de mujeres del valle del Aconcagua que busca fortalecer las prácticas artesanales ancestrales a través de proyectos que visibilicen los materiales naturales de la zona y la importancia de su cuidado y regeneración.
Adjudicándose un Fondart Nacional, pusieron en marcha Colores del Akunkawa, donde recorren la cuenca hídrica del valle desde su origen, en Los Andes, en el glaciar El Juncal, pasando por los llanos centrales que delimita La Campana, hasta su desembocadura al mar, en Concón, con el objetivo de plasmar estos paisajes con las materialidades de cuatro oficios: la cerámica, el textil, la arquitectura y las técnicas pictóricas.
Para esto, las ocho integrantes de la agrupación rescataron diversos elementos de la naturaleza que caracterizan a cada locación –rocas, viento, arena, fibras vegetales, texturas, sonidos–, siendo el color de la tierra, la preparación de los pigmentos minerales y el agua los componentes que cruzan y enlazan a todas las disciplinas.
“El río Aconcagua nos une, es fuente de vida para distintos territorios, y por eso desde la práctica de estos oficios queremos que se mantenga su ciclo natural, visibilizando que el agua y la tierra tienen que estar al centro para que esa memoria prevalezca”, explica Pilar Godoy Cortez, artista textil e integrante de AUNA, y añade: “Con estas acciones y creaciones manifestamos la relación de nuestros cuerpos con el territorio y damos valor al uso de materiales naturales, porque ellos nos permiten desarrollar un vínculo con la biodiversidad con la que convivimos”.
La exposición se inauguró el 10 de agosto en el Centro Cultural Daniel de la Vega (Vicuña Mackenna 684, Quilpué), a las 18:00 horas, y estará abierta hasta el día 31 del mismo mes. La encargada del espacio, Paulina Verdejo Sarmiento, destaca que “esta organización de mujeres habita nuestra Reserva de la Biosfera La Campana-Peñuelas, vinculándose con la tierra, sus diferentes conocimientos y prácticas, lo que para nosotros es fundamental al momento de generar una programación más diversa y con un alcance territorial mayor, no solo local, sino también la región de Valparaíso”.
Durante las semanas de exhibición se realizarán actividades de mediación con estudiantes, para abordar el proceso de preparación de los pigmentos minerales y su uso como material artístico; con artesanas y artesanos, para dialogar sobre el estado de los oficios en contextos de extractivismo y las formas en que se puede trabajar colectivamente para sostenerlos en el tiempo; y también con organizaciones socioambientales, a través de un conversatorio y una actividad práctica en relación al registro y al mapeo con que distintos grupos territoriales han denunciado las interrupciones del flujo del río.
“Al trabajar con materiales que nos vinculan directamente con la naturaleza es inevitable ver cuándo los ciclos están en movimiento y cuándo algo los interrumpe: ya no hay agua para regar o para dar de beber a los animales, entonces la lana ya no se puede esquilar, o los artesanos ya no pueden cosechar para tejer su canasto, por ejemplo. Los cauces se secan, los suelos se deterioran, los animales se alejan o mueren y las tradiciones se extinguen”, describe Pilar.
Los diferentes momentos y objetos que conforman la muestra utilizan las materialidades base de los oficios -pasta cerámica, lana de oveja, fibras vegetales como la totora y las cortezas del bosque esclerófilo, pinturas elaboradas con colores minerales- para dejar en evidencia lo indispensable que son la tierra y el agua para que estos sigan desarrollándose y compartiendo la memoria ancestral que portan.
Colores del Akunkawa: diálogos de oficios, cuerpos y territorio podrá visitarse de lunes a viernes, entre 9:00 y 19:00 horas.
Para más información sobre este proceso creativo, sigue las redes sociales de las autoras, en @auna.tierradiversa