Es el miércoles 22 de noviembre de 2023, son pasadas las 10 de la mañana y el sol ya pega fuerte en el Centro de Tiro con Arco del Parque Peñalolén. Es el último día del para tiro con arco en Santiago 2023 y entre los competidores se encuentra Víctor Saiz: chileno, 43 años, que pese a ya tener tres parapanamericanos en el cuerpo, es prácticamente un novato en el deporte por el que disputa una medalla de bronce.
El contrincante de Víctor es Lucas Herro, estadounidense con un poco más de experiencia que él en circuitos internacionales, pero que finalmente logra vencer con 115 puntos sobre 111.
Luego del triunfo, vienen las conversaciones de la prensa. Víctor habla con los periodistas de su ascenso meteórico, de comenzar a practicar arquería en enero, a ganar una medalla panamericana en noviembre, pero eventualmente, las preguntas se fueron a un particular gesto: después de ganar, Víctor le regaló un trarilonco (cintillo mapuche) a Lucas Herro.
“A cada uno de los que vinieron les regalé un trarilonco, que es un símbolo de los guerreros, porque eso somos”, explicó ese día en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile.
“Como todos los deportistas, nos anteponemos a la adversidad y es un símbolo. Esas son las cosas lindas de mi pueblo, no todo es malo allá. Hacemos noticia solo por las cosas malas, pero es una tierra muy generosa, muy llena de cosas hermosas”, agregó.
Víctor, quien es oriundo de Temuco, compitió con una bandera mapuche amarrada en su silla de ruedas y después, cuando ganó su medalla, sacó otra más grande que se puso en el regazo. Esa bandera la consiguió durante los mismos Juegos Parapanamericanos.
“Yo estaba disparando en la eliminatoria y aquí unos peñis me dicen: ‘¿Nos podemos sacar una foto?’. Luego, abren una bandera para sacarse la foto, la doblan y la ponen en mis piernas, me dicen: ‘Es tuya, es para ti’, lo que es un regalo tan o más valioso que una medalla. Esas son las cosas lindas de esto”, afirmó.
Desde pequeño, Víctor Saiz ha sido aficionado a los deportes. De niño su ambición era ser futbolista y a los 18, cuando un accidente automovilístico lo dejó tetraplejico, sus sueños se trasladaron hacia el deporte paralímpico.
Lo primero que practicó fue tenis en silla de ruedas. Cuando estaba pensando en ingresar a la universidad, vio una exhibición del campeón parapanamericano, Francisco Cayulef, que lo cautivó. Era una nueva oportunidad para practicar deporte, al mismo tiempo que una buena manera de ingresar a la educación superior.
“En una primera instancia logro ingresar al circuito profesional de tenis, empiezo a ir a los torneos y una vez que empiezo a obtener logros, la universidad me beca. Para mí fue un alivio y un dolor de cabeza al mismo tiempo, porque así como te becan, te van poniendo exigencias. De todas maneras, cuando uno se va de la casa a temprana edad y te dan una beca tú dices: ‘Vamos’ y simplemente vas con lo que te exijan”, indicó.
Durante seis años estudió ingeniería civil en la Universidad de La Frontera y luego, cuando se dio cuenta de que realmente no era lo que quería, diseño industrial en la Universidad Católica. Ambas carreras las financió con becas deportivas, gracias al tenis, pero al final, terminó dejando la disciplina.
De acuerdo a Víctor fue porque “existía, básicamente, una categoría”, a diferencia de lo que ocurre en la actualidad, en que los tenistas compiten en las clases deportivas Open o Quad, dependiendo de su discapacidad.
“Yo pertenezco a una categoría donde tenemos una cuadri afección, por lo tanto, me parecía muy absurdo quedarme en un deporte donde yo me podía romper el lomo entrenando y después me iba a encontrar en un torneo con un amputado de piernas. No era justo”, sostuvo.
Luego, vinieron un par de años en los que se alejó del deporte, hasta que un día, por casualidad, se encontró con un seleccionado de rugby en silla de ruedas que lo invitó a probar la disciplina. Le gustó de inmediato.
“Fue maravilloso para mí, porque por primera vez en mi vida veo un deporte que estaba diseñado, ni siquiera adaptado, para nosotros, El rugby en silla de ruedas recoge el nombre del deporte convencional, pero de rugby no tiene nada. Es un deporte que inventaron para personas con cuadri afección”, planteó.
El rugby lo llevó lejos. Primero, a los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015 y luego, a Lima 2019. Víctor se motivó tanto que incluso comenzó a trabajar, junto a sus compañeros de selección, para crear una federación y una liga nacional.
“Fuimos creando un equipo por región dentro de las posibilidades que teníamos. Ya encontrar personas con cuadri afección que quieran hacer deporte es complejo y la implementación es compleja, porque cada silla de ruedas de rugby cuesta cinco, seis millones de pesos”, precisó.
Pese a los grandes costos económicos, Víctor invirtió en implementos deportivos y creó un equipo en Temuco al que, por supuesto, llamó “Club deportivo Wallmapu”.
“Formé básicamente una familia y una forma, una manera de entender el rugby en silla de ruedas que en poco tiempo nos llevó a ser los campeones nacionales”, recordó.
Eventualmente, Víctor también se alejó del rugby. Era capitán de la selección nacional, presidente de su equipo y de la federación. En sus palabras, “había que hacerlo todo” y “no veía el mismo profesionalismo en parte del equipo, en parte del equipo técnico y en parte del mismo Comité”.
“Yo hice un trabajo bien grande para poder prepararnos para Santiago 2023 y todo lo que hice y presenté para poder tener una presentación digna en Santiago 2023 lo desestimaron. Personalmente, siento que al Comité Paralímpico no le interesaba mucho los deportes colectivos, porque, efectivamente, movilizar a quince jugadores con staff técnico, con sillas, es una tarea ardua, sobre todo entendiendo que tienes a las potencias del mundo en nuestra región. Estados Unidos y Canadá nos llevan cincuenta años de ventaja”, dijo.
El retirarse del deporte lo dejó profundamente deprimido, pero fue en su mismo proceso de recuperación que encontró el para tiro con arco. Principalmente, quería una disciplina que le permitiría desentenderse de cuestiones administrativas.
“Toda mi vida he sido deportista, no podía estar sin hacer deporte y empecé a buscar algo del cual no tuviera que estar con más gente acarreando, en el cual yo pudiera preocuparme solo de mí. La federación de tiro con arco es una federación que ve a los paralímpicos y a los convencionales, por lo tanto, por fin yo iba a poder dedicarme a simplemente ser deportista. Eso fue lo que me enamoró del tiro con arco”, explicó.
En el papel, el haber ganado una medalla de bronce en los Parapanamericanos tras menos de un año de practicar el deporte suena como un milagro, pero Víctor aseguró que en ese período “entrené lo mismo que entrenó alguien en cuatro años para prepararse para esto”.
“Yo me encerré enero, febrero y marzo solamente a preparar mi cuerpo para este nuevo deporte que requería de musculatura, una preparación y un estudio distinto y luego de eso, fui proponiéndome metas”, contó.
De todas maneras, en los meses previos a los Parapanamericanos, Víctor Saiz no estuvo solo. Trabajó arduamente de la mano de su entrenador, Gustavo Baeza y una vez que comenzó a asistir a torneos, entró en un contacto con arqueros de talla mundial, que comenzaron a ayudarlo.
“Hay una fraternidad bien grande en la arquería, algunos de mis mejores amigos y mentores son algunos de los chicos chilenos, pero otros son gringos, yo soy competencia directa de ellos y ellos son quienes más me ayudan. En consejos, en ayudarme a comprar cosas que acá no tenemos. Entonces, la arquería es un deporte bien de caballeros en ese sentido y somos bien colaborativos”, afirmó.
Ahora que los Parapanamericanos quedaron atrás, el objetivo de Víctor es clasificar a los Juegos Paralímpicos de París 2024. Para ello, debe ganar un torneo en Dubai que se realizará el próximo 1 de marzo y además, cumplir con un puntaje mínimo exigido para competir en unos paralímpicos.
En todo caso, lo que sí es más seguro es que en el corto plazo, logre dar inicio a una escuela de tiro con arco, que prepare tanto a convencionales como paralímpicos y se ubique en su ciudad, Temuco.
“Ahí nuestra política de trabajo es formar para el alto rendimiento. Clubes recreativos deben haber en todas partes, pero nosotros queremos enfocarnos en utilizar el deporte como un medio de inclusión social. Todavía, siendo año 2024, siguen existiendo personas con discapacidad que todavía no terminan octavo básico y no porque no quieran o sean tontos, sino porque no existen las oportunidades ni las condiciones para ir cumpliendo con esos hitos que para todos son normales”, señaló.
Para Víctor, otro objetivo es que el para tiro con arco crezca cada vez más en nuestro país.
“Lo que queremos es promover y que no estén los mismos de siempre, porque eso empieza a generar complicaciones, te hace ser poco competitivo. Mientras más tipos de mi categoría existan para mí es mejor y ojalá sean tipos muy buenos, porque eso nos ayuda a subir el nivel”, concluyó.