Por un lado, un matemático brillante. Profesor de física con un posgrado en mecánica avanzada y ganador de una beca para estudiar Cosmología en la Universidad de Oxford. Y por otro, uno de los escritores chilenos más excepcionales, dueño de una prosa ingeniosa e inconfundible que abrió el camino con su antipoesía.
Todo eso era Nicanor Parra, uno de los grandes autores hispanohablantes y que este jueves 5 de septiembre cumpliría 110 años. El cineasta Marcelo Porta fue uno de sus alumnos en el Departamento de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la U. de Chile, espacio que, durante los años de la dictadura civil-militar ejerció como un verdadero refugio para las letras nacionales.
“En este Departamento estuvo Enrique Lihn, también estuvo Jodorowsky vinculado de alguna manera. Zurita, que los llevó Parra. Estuvo Elvira Hernández también, que ganó ayer el Premio Nacional. De alguna manera, creo que la dictadura pensó que ahí no pasaba nada porque era un Departamento de Estudios Humanísticos de la Facultad de Ingeniería. Y al final, era un refugio de intelectuales interesante“, comentó Porta sobre el rol que tuvo dicho espacio.
Fue allí, de hecho, en un curso de literatura dictado por Parra, que comenzó la relación entre ambos. “Me pasó que a mí me gustaba la ciencia, la física, todo ese asunto. Y me iba bien en matemáticas y en física, aunque también en las otras cosas, en los ramos humanistas. Me gusta escribir, siempre tuve como una veta artística. Al final, me junté en la facultad con los gallos que hacían arte. Me inscribí en el curso de fotografía e igualmente quedé en un taller que dio la Cineteca de la Universidad de Chile”.
“Era interfacultad, fueron un montón de cabros, cerca de 50. El cupo era para 10 y yo quedé. Todas estas cosas pasaron en paralelo. Y también fue súper importante la clase de Nicanor, porque él representaba como la transición a otra cosa, al arte, a la literatura“, recordó el cineasta.
Toda esa experiencia quedó plasmada en “Llamadas telefónicas a Nicanor Parra“, un documental que reúne varias conversaciones que Porta sostuvo con el poeta a lo largo de los años y que, además, contienen una serie de registros de esas clases brindadas en la Facultad de Ingeniería.
Un trabajo que será exhibido en su primer corte a las 18:30 horas de este jueves 5, como una conmemoración al natalicio del escritor oriundo de San Fabián de Alico.
Entre clases y conversaciones
El origen de estos registros está en lo que, en un principio, sería la última clase de Nicanor Parra. “De alguna manera, traía el trabajo que estaba haciendo en su casa. Eran un tipo clases magistrales. Él fue profesor de física y matemática, de hecho, en la película sale que él hizo un posgrado en Oxford, de Cosmología, y lo abandonó para dedicarse a hacer el libro ‘Poemas y antipoemas’, que terminó allá y que trajo casi listo a Chile”, comentó Porta.
“Entonces, de alguna manera, en las clases él sabía tanto física tanto matemática. Venía con todo ese background. Aunque el curso fuera de literatura, era algo universal. Dejaba la sensación de esas clases magistrales, de esos sabios antiguos que dominan todas las aristas. Y traía, en general, mucho de lo que estaba haciendo en casa”, detalló sobre cómo eran las clases de Parra.
“Con algunos compañeros íbamos a almorzar con él los martes y los jueves a una picada en calle Ejército, cerca de la facultad. Y como serían las últimas clases, le propuse sacarle fotografías a las pizarras. Ahí empezó la cosa“, recapituló el cineasta.
De hecho, y después de registrar diez clases, le propuso a Parra grabar en video la última del semestre. “Yo tenía acceso a los equipos de cine de la Cineteca de la Universidad de Chile, la filmamos con una lata que duraba 10 minutos, y esa es la base del documental“, adelantó el director. “El curso que me tocó fotografiar y filmar se llamaba ‘Hamlet, príncipe de Dinamarca’, y era porque él estaba en esa época haciendo la tradición del ‘Rey Lear’. De hecho, nos dejaba los borradores de la traducción con todos los borrados en fotocopiadora de Hidráulica”.
Con el paso de los años, la cercanía entre ambos se mantuvo incluso fuera de las aulas. Cada cierto tiempo, Porta y Parra sostenían conversaciones telefónicas o en una que otra visita que el realizador hacía a la casa del poeta en Las Cruces. En ese contexto fue que surgió otra de las aristas del documental, y que tiene que ver con la estadía de Nicanor en Oxford y el proceso de escritura de “Poemas y antipoemas”.
“Me hizo un mapa para ir a los lugares en que él había estado, me contó más o menos la historia y me cerró la puerta, diciéndome ‘ya, tú anda‘”, recordó Porta. “Después yo tenía mis dudas. Y como ya andaba con un equipo de filmación y estábamos con un buen grabador, lo llamé por teléfono desde Oxford. Fue súper interesante la llamada. En el documental se ve que me dice ‘aquí yo escribí tal cosa, aquí hice tal otra’. Y después le hice otra llamada más sobre Oxford, cuando volví a Chile, también de 10 o 15 minutos. Después de eso dejé de verlo por un tiempo, pero siempre me quedé con la idea de hacer algo con este material”.
Un homenaje póstumo
El largometraje que actualmente prepara Porta no es el único homenaje que ha realizado al poeta. De hecho, para su primer centenario, el cineasta realizó una exposición de fotos y videos del poeta mientras este aún estaba en vida.
“Desde la llamada de Oxford, que fue en el 2000, siempre lo llamaba. Y se me ocurrió, dado que ya había grabado las llamadas, grabarlo. Las llamadas eran súper interesantes. Después iba, pero me dedicaba más ir a conversar con él, muchas veces sin la cámara. Era muy raro, cuando iba con la cámara no quería que lo grabara. Y después, cuando no la llevaba, quería hacer algo con la cámara. De repente lo fotografiaba en su casa o le hacía algunos planos. Iba con una cámara de cine que no tenía sonido, entonces hay muchas que hicimos sin audio”, detalló.
Ante ese panorama, le pareció que la idea de las llamadas podía funcionar como un documental. “Es algo novedoso también. Son la estructura de la película. Traté de contar una historia, lo que pasó desde el 93, que fue cuando lo conocí, hasta lo último que grabé, que fue el 2010, para el centenario, hace 10 años. Después ya me dediqué a ir a verlo de vez en cuando, una vez al año, y me mandaba a comprar unas empanadas de mariscos a la esquina, tomábamos café y una copita de vino”.
Sin embargo, no descarta que, en un futuro, este material pueda inspirar otro tipo de muestra: “Me faltaron algunas llamadas, pero quizás da para alguna exposición con cabinas telefónicas, donde se puedan escuchar completas”.