Una "amenaza latente": geocientífica Alejandra Serey advierte sobre los riesgos de la Falla de San Ramón

Se trata de una falla tectónica que recorre más de 20 km. habitados. La experta, también presidenta de la Asociación Chilena de Ingeniería Geológica, explicó que lo más relevante es educar la reacción de la ciudadanía ante este tipo de emergencias.

Se trata de una falla tectónica que recorre más de 20 km. habitados. La experta, también presidenta de la Asociación Chilena de Ingeniería Geológica, explicó que lo más relevante es educar la reacción de la ciudadanía ante este tipo de emergencias.

La Falla de San Ramón, ubicada en la zona oriente de Santiago, es una de las fallas tectónicas más peligrosas de nuestro país. Debido a que su extensión de más de 20 kilómetros cruza las comunas de Vitacura, La Reina, Peñalolén, Puente Alto, Lo Barnechea y Pirque, abordando una zona habitada que, en caso de una emergencia, afectaría a unos 2 millones de personas.

Es por eso que la investigadora del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH) y presidenta de la Asociación Chilena de Geología, Alejandra Serey, advirtió sobre la importancia de preparar una respuesta ante un posible sismo desatado por esta falla, la que, según explicó, podría provocar una “sismicidad cortical” de 7.5 de magnitud que traiga consigo grandes remociones en masa en la Región Metropolitana. Estas últimas, similares a las originadas por el terremoto de Valdivia de 1960, que para entonces requirió de un importante despliegue ingenieril.

“Estamos en presencia de una falla geológica de tipo inversa y activa que viene acumulando energía desde hace unos 8 mil años, con un hipocentro muy cercano a la superficie de entre 10 a 12 kilómetros, por lo que un terremoto provocado por esta falla sería de gran intensidad, que dejaría significativas consecuencias a corto, mediano y largo plazo en su zona epicentral, dada la cantidad de población distribuida en esta zona sísmica“, aseguró Serey.

“Es decir, se podrían desencadenar peligros geológicos en cascada, como una remoción en masa, o el embalsamiento de algún valle, un río, como el ‘Reñihuazo’ provocado por el terremoto de Valdivia 1960”, agregó.

Santiago de Chile

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Repensar la interacción

Si bien la especialista advierte de estos peligros sísmicos latentes, su principal llamado es a considerar los efectos secundarios después de un terremoto, como la movilización de sedimentos, las lluvias dadas en distintas épocas, entre otras repercusiones. Entre ellas, evacuaciones, atenciones sanitarias, reconstrucciones, etcétera.

Por esta razón, Serey expresó que se debe apostar por una cultura preventiva que permita repensar las formas de interacción de las personas con la naturaleza, su entorno y el conocimiento acerca de sus territorios.Especialmente las relacionadas con el desarrollo habitacional en zonas de amenaza sísmica.

Como chilenas y chilenos estamos acostumbrados a reaccionar después de los acontecimientos, es decir, estamos en una cultura reactiva, cuando lo que se requiere es de una cultura preventiva con mejor efectividad de interacción. De modo que, mientras más preparadas y preparados estemos, mejor será la gestión del riesgo de desastre, y mayor será nuestra responsabilidad frente a situaciones de este tipo, entendiendo que los desastres no son estrictamente naturales, sino el producto de nuestra interacción con la naturaleza, y demás espacios, lo que nos hace ser vulnerables ante los peligros geológicos en nuestros territorios”, condensó.

Investigadora del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O'Higgins (UOH) y presidenta de la Asociación Chilena de Geología, Alejandra Serey

Investigadora del Instituto de Ciencias de la Ingeniería de la Universidad de O’Higgins (UOH) y presidenta de la Asociación Chilena de Geología, Alejandra Serey

Preparación multisectorial

En esa misma línea, la geocientífica indica que otra de las claves para mitigar un eventual terremoto ocasionado, por ejemplo, por la Falla San Ramón, consiste en la preparación multisectorial en peligros geológicos en cascada para todas las regiones del país, considerando que los distintos territorios experimentan su propia sismicidad de origen cortical superficial. Un riesgo constante del que hay que estar permanentemente actualizando, al tiempo en que se articula una red de trabajo desde la academia con organizaciones e instituciones dedicadas a la intervención y respuesta en fenómenos sísmicos.

En tal sentido, la investigadora UOH recomienda avanzar a partir del conocimiento de la “Ley 21.364 para el Sistema y Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres: Una Nueva Institucionalidad para una Sociedad más Resiliente”, con la que se pueden desarrollar mesas de trabajo a escala nacional o regional, enfocadas en la preparación multisectorial en la gestión y mitigación de riesgos.

“Se trata de un trabajo participativo y colaborativo entre la academia, la ciudadanía, las instituciones como Senapred, MOP, MINVU, DGA, Seremi del Medio Ambiente, los Gobiernos Regionales (GORE), CONAF, municipalidades, junto al de otras organizaciones no gubernamentales, con el que podemos generar consciencia acerca de los peligros geológicos que contiene la realidad sísmica chilena, y la posibilidad de prevenir mayores consecuencias”, concluyó.

 





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