A una semana de la cita ante las urnas en Estado Unidos, los sondeos no son concluyentes. Ad portas de su cierre de campaña, la vicepresidenta Kamala Harris advirtió de la “sed de poder sin control” de su rival, Donald Trump.
Desde la Elipse de Washington, el parque contiguo a la finca de la Casa Blanca, mismo lugar donde Trump llamó a sus adherentes a tomarse el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021, Kamala Harris llamó a elegir entre un futuro esperanzador o “el caos y la división”.
Entre miles de simpatizantes demócratas, la vicepresidenta estadounidense advirtió de la “sed de poder sin control” de su rival, Donald Trump: “Es alguien inestable, obsesionado con vengarse, y que busca un poder sin límites. Trump lleva una década intentado dividir a los americanos, atemorizando unos contra otros. Eso es lo que es. Y yo estoy aquí esta noche para decir que nosotros no somos así”.
“El primer día si Donald Trump es elegido entrará en esa oficina con una lista de enemigos, yo entraré con una lista de quehaceres”, afirmó detrás de pantallas a prueba de balas, insistiendo en el contraste entre dos líderes a las antípodas el uno del otro.
Aunque los sondeos no son concluyentes a una semana de las elecciones, la demoscopia ha mostrado algún dato positivo en las últimas horas para Harris, situando en un 85% el porcentaje de apoyo de los votantes negros, según una última encuesta. Una cifra superior a la que obtuvo Biden en 2020.
Otra comunidad, la de los latinos, podría ser clave en el estado bisagra de Pensilvania con una mayoría puertorriqueña entre sus 580 mil latinos con derecho a voto, en la que no ha caído bien el insulto a Puerto Rico del humorista Tony Hinchcliffe, que se refirió al territorio estadounidense como “una isla de basura flotante” en el mitin deTrump en Nueva York hace dos días.
Trump intenta ahora apagar un incendio que puede salirle caro. “He hecho más por Puerto Rico que ningún presidente anterior”, dijo este martes.
El camino más directo de Harris a la Casa Blanca pasa por ganar en Pensilvania, Míchigan y Wisconsin, los tres Estados bisagra en los que parte con una ligera ventaja, pero el miedo a que se repita el caos de hace cuatro años y Trump vuelva a negarse a aceptar el resultado dota de un alto voltaje a estas elecciones.