“La paradoja de la tecnología en el aula”, ese fue el título designado para el bloque inicial de la jornada de jueves en el Congreso Futuro 2025. Los expositores nacionales e internacionales buscaron explorar la integración de los aparatos tecnológicos en las salas de clase y su verdadero impacto en la calidad de la educación para niños, niñas y adolescentes.
En primer lugar, el economista estadounidense especializado en educación, Ofer Malamud, reflexionó en torno a si la tecnología actual puede efectivamente revolucionar la educación.
Desde su experiencia, planteó que aquellos alumnos que recibían computadores mejoraron sus habilidades tecnológicas, pero a su vez los distraía de otras actividades y reducía sus capacidades, como en lectura, y eso llevaba a notas más bajas.
Según Malamud, la tecnología aún no ha revolucionado la educación porque no se usa con ese fin y dio como ejemplo el de los niños en la pandemia, que en general tuvieron un retroceso en sus aprendizajes pese al acceso a tecnologías.
“Los niños definitivamente toman la tecnología, pero no siempre de la manera en que los ayuda a mejorar su rendimiento académico”, postuló el experto. “Como el resto de nosotros que la usamos para entretenernos, para distraernos”.
Acerca del retroceso de alumnos en su aprendizaje durante la pandemia, señaló que: “Aprender puede ser divertido pero también puede ser desafiante y frustrante. La mayoría de los niños necesitan una guía para aprender”.
Habilidades en el mundo del mañana
Otro de los expositores internacionales en la instancia, el académico noruego Ola Erstad, abordó los procesos de alfabetización digital. Una de las primeras incógnitas que abordó en su alocución es si el sistema educativo actual está adaptado a las tecnología.
Pero sobre todo, planteó las nuevas habilidades que deben desarrollar los “niños nativos digitales”. “La creatividad y la innovación, parecieran ser un área donde los niños van a tener que desarrollarse de manera importante”, partió describiendo.
“Además pensamiento crítico y comunicacional, y como las habilidades de conocimiento y la ética se convierten en algo muy importante”, complementó Erstad.
Prohibir o no la tecnología en clases
Finalmente, la Baronesa Beeban Kidron realizó una exposición que abarcó los desafíos para diseñar un mundo digital pensando en las infancias.
En ese contexto, la especialista reconocida por su defensa de los derechos de la niñez abordó la discusión respecto del uso de los teléfonos en las salas de clases. “Un teléfono en un escritorio disminuye la capacidad cognitiva”, reconoció en la instancia.
“El colegio es un lugar para aprender, para desarrollar relaciones y para desarrollar habilidades en las distintas áreas. Pero un teléfono dando vueltas sobre un escritorio te distrae, porque los recursos cognitivos necesitan que tú estés concentrado para otras tareas”, sostuvo.
La presidenta de la 5Rights Foundation cuestionó también el rol que han jugado los gobiernos en el mundo en este debate. “Pareciera ser que los gobiernos no han aprendido mucho de los daños que sufren los niños cuando el sector tecnológico empezó a dominarlo todo. Pareciera que estos principios pedagógicos y prácticas de privacidad no se están respetando”, cuestionó Beeban Kidron.
En la misma línea, apuntó contra las grandes empresas por el uso de los datos de las infancias en la web. “A pesar de que los niños están accediendo a Google Classroom, en los colegios del Reino Unido se encontró que sus datos estaban siendo transferidos desde la clase hacia el mundo comercial”, denunció en su charla, explicando cómo de esta manera cientos de aplicaciones buscan mantener a los más jóvenes atrapados en la pantalla.