La aprobación de la reforma de pensiones ha sido un hito para el Congreso Nacional y para el Gobierno del Presidente Gabriel Boric. Ahora, queda por analizar cómo queda la ley, cómo impacta en el bolsillo de los jubilados y jubiladas, pero además, cómo se configura el escenario político de cara a las próximas elecciones.
En conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, analizó este paso, que fue un compromiso del Ejecutivo desde el inicio del periodo y que sufrió modificaciones durante la discusión parlamentaria.
“Lo más importante es que Chile va a tener mejores pensiones, no solamente para los futuros pensionados, sino también para las personas que ya están jubiladas. Ese era uno de los objetivos. ¿Es la reforma inicial que enviamos? No lo es, pero eso obedece a la composición actual de nuestro Congreso. Por lo tanto, hubo que llegar a un acuerdo”, destacó la jefa de cartera.
Un desafío del Parlamento y del Gobierno es explicar la reforma, en ese sentido la ministra Orellana enumeró tres puntos principales que van en beneficio de las mujeres dentro de lo aprobado:
1. La compensación por diferencia de expectativas de vida. Eso va a permitir que un hombre y una mujer que se jubilan a los 65 años, con el mismo ahorro e igual grupo familiar, pueda tener la misma pensión. Se recibe a partir de los 65 años.
2. El beneficio por años cotizados, que es transitorio para actuales y futuros pensionados y de cargo al Seguro Social. Por cada año cotizado se recibe 0,1 UF con un máximo de 2,5 UF, es decir, 25 años cotizados. Eso equivale, más o menos a 96 mil pesos con la UF de diciembre de 2024.
En este segundo punto, la autoridad explicó que al ser un monto fijo por año cotizado genera un mayor retorno a las mujeres que a los hombres. “Porque las mujeres, en promedio, tienen un ingreso menor por la brecha salarial y tienen fondos previsionales menores producto de las lagunas, es decir, factores indirectos, pero que están profundamente vinculados a las tareas de cuidado y de crianza. Esto va a impactar a cerca de 543 mil mujeres que ya están pensionadas”, detalló.
3.El aumento de la PGU a 250 mil pesos. Va permitir que ningún adulto mayor reciba una pensión inferior a la línea de la pobreza. “Quienes reciben PGU son en su mayoría mujeres, un 58,3%”, explicó la secretaria de Estado.
Críticas y desafíos
La ministra Orellana explicó que que la capitalización individual como único factor no es suficiente para solucionar, por ejemplo, la brecha de género en esta materia, porque hay elementos que “no son problemas individuales, por ejemplo, la desigual distribución que tenemos de las tareas de cuidado y crianza, la brecha salarial”.
“Respecto a esas voces de por qué hay que ‘subsidiar a las mujeres’, será gente que de guagua se cambió los pañales sola. Porque si uno mira los datos y la valorización del trabajo de cuidado doméstico y no remunerado, lo que se puede ver es que equivale al 20% del PIB de acuerdo a la medición que hizo el Banco Central, un organismo autónomo. Por lo tanto, se podría decir al revés, es el trabajo doméstico que realizan en su mayoría mujeres el que permite y que subsidia a que la sociedad funcione”, subrayó la titular de la Mujer.
Un punto que generó controversia en la discusión en el Congreso fue que el Gobierno dejara afuera su aspiración a la división de la industria y un nuevo inversor estatal. Al respecto, Orellana enfatizó que: “Se requieren mayorías sociales y políticas para poder seguir avanzando. Las personas con las que se negoció (…) fueron electas democráticamente por nuestra población para representarla en el Congreso. Entonces, si queremos avances más progresivos, necesitamos mayorías sociales y políticas y esas no se construyen reclamando por Twitter (X)”.