El 22 de diciembre de 2015, la Asamblea General de la ONU decidió establecer un Día Internacional anual para reconocer el rol crítico que juegan las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología, a través de la Resolución A/RES/70/212.
El año 2025 marca el décimo aniversario del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y el trigésimo de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, dos grandes hitos en el fomento mundial de la igualdad de género y la emancipación de la mujer.
Desde entonces, se ha llevado a cabo un esfuerzo planetario por visibilizar y corregir las notorias desigualdades de acceso y participación en esta área. Con motivo de esta conmemoración, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, señaló que “en el décimo aniversario de este importante día, y ahora que reflexionamos sobre los 30 años transcurridos desde la Declaración de Beijing, ayudemos a allanar el camino hacia las carreras en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas que las mujeres y las niñas merecen y que el mundo necesita”.
A su vez, la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, señaló que “en este Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, reiteremos este mensaje fundamental: las mujeres necesitan la ciencia y la ciencia necesita a las mujeres. Solo aprovechando todas las fuentes de conocimiento, todas las fuentes de talento, podremos liberar plenamente el potencial de la ciencia y estar a la altura de los desafíos de nuestro tiempo”.
El acceso en Chile
Esta conmemoración es importante porque es precisamente el área donde son más notorias las brechas de género, incluido Chile. Según el Informe de Brechas de Género 2023 publicado por la Subsecretaría de Educación Superior, si se observan los resultados de matrículas de primer año por áreas del conocimiento, se aprecia una importante brecha en favor de las mujeres en salud (51,3 puntos porcentuales), educación (50,7 p.p.) y ciencias sociales (40,6 p.p). Las únicas áreas que muestran brechas de género negativas (a favor de los hombres) son tecnología (-64,7 p.p.) y ciencias básicas (-5,4 p.p.).
Precisamente en las áreas relacionadas con la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (llamadas STEM por sus siglas en inglés), es donde se refleja la mayor diferencia negativa. Apenas un 19,7% de quienes se matriculan en primer año son mujeres, mientras que los hombres alcanzan un 80,3%, lo que genera una distancia de más de 60 puntos porcentuales en favor de los hombres.
Desigualdades planetarias
En países de todo el mundo existe una subrepresentación considerable de mujeres en carreras profesionales ligadas al área STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Según datos de la UNESCO, a nivel mundial solo el 35% del total de estudiantes en carreras profesionales de esta área corresponde a mujeres.
En el marco del Grupo de Trabajo para el Empoderamiento de las Mujeres que se reunió por primera vez durante la Presidencia brasileña del G20, y basándose en su mandato y experiencia en los ámbitos de la educación y la ciencia, la UNESCO envió a los miembros del G20 el informe «Cambiar la ecuación», una visión general completa de la presencia de las mujeres en STEM.
En el informe se muestra que, como en muchas regiones del mundo, la proporción de mujeres que trabajan en estos ámbitos ha aumentado muy poco en 15 años en los países del G20 (22 % en 2021 frente al 19 % en 2005) y que, cuando trabajan en estos campos, las mujeres se enfrentan a veces a diferencias salariales considerables y a oportunidades limitadas de promoción profesional.
En los diez países del G20 sobre los que existen datos, el salario medio de las mujeres que trabajan en STEM no supera el 88 % del que reciben los hombres, incluso es inferior al 75 % en cuatro de ellos. Si bien las becas científicas son un recurso financiero clave para muchos investigadores, en 2022 las mujeres representaron sólo el 37 % de los beneficiarios de una muestra de trece países, incluidos diez miembros del G20.