La explosión en un autobús en Tel Aviv este miércoles que dejó una decena de heridos ocurrió cerca del ministerio de Defensa, en el centro de la ciudad, y tuvo lugar cuando la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, se hallaba reunida con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. El gobierno israelí lo calificó de “atentado terrorista”.
Esfuerzos diplomáticos de un lado y violencia del otro marcan esta octava jornada de la ofensiva israelí que ha dejado al menos 140 palestinos y cinco israelíes muertos. Al conocerse la noticia de la explosión en Tel Aviv, se vivieron escenas de alegría en Gaza. El portavoz del Hamas, Abou Zuhri, se congratuló por el atentado con bomba sin reivindicarlo.
Según la prensa israelí, un hombre arrojó la bomba en el autobús y huyó. La policía parece descartar por el momento que se trate de un atentado suicida y se ha concentrado en la búsqueda del responsable del ataque. El último atentado de gran envergadura en Israel se remonta a 2006 cuando murieron once personas en un atentado suicida perpetrado por un kamikaze.
Hillary Clinton, la jefa de la diplomacia estadounidense, juzgó “esencial obtener una des-escalada de la situación en Gaza”, según declaró la víspera al llegar a Jerusalén. Clinton reiteró al primer ministro israelí Netanyahu el respaldo “sin fallas” de Estados Unidos para garantizar la seguridad de Israel. Clinton se reunió horas antes en Cisjordania con el presidente palestino, Mahmud Abbas.