A las 16:01 horas en punto, la Guardia Suiza cerró las puertas de la hacienda de Castel Gandolfo, donde Benedicto XVI dio por finalizado su papado.
Rodeado por miles de personas, el ex pontífice pronunció sus últimas palabras como máxima autoridad de la Iglesia Católica en el balcón de la que será su residencia en los próximos meses. “Saben que este día es distinto a los otros, ya que al final de hoy ya no seré pontífice de la Iglesia Católica. A partir de las 8 de la noche seré simplemente un peregrino que inicia su última etapa de su peregrinaje en esta tierra”, dijo.
El ahora Papa emérito indicó que se sentía respaldado por la “simpatía” de los feligreses y pidió a los creyentes “seguir adelante por el bien de la Iglesia y del mundo”.
“Quisiera, con mi oración, con mi corazón, con mi amor, con mis reflexiones y con todas mis fuerzas interiores continuar trabajando por el bien común de la Iglesia y de la humanidad”, concluyó.
Ratzinger permanecerá en la hacienda por cerca de dos meses hasta que se finalicen las obras de acondicionamiento del monasterio “Matter Ecclesia”, donde residirá definitivamente en los jardines vaticanos.
Las últimas horas
Previo a su traslado en helicóptero a Castel Gandolfo – hacienda ubicada a 30 minutos al sur de Roma – Benedicto XVI tuvo que cumplir con una serie de ritos que están establecidos por la institución eclesiástica al momento de la muerte y, en este caso, salida de un Papa.
En primer lugar, Ratzinger debió quitarse el anillo del Pescador como señal de que concluyó su mandato. Según los protocolos de la Iglesia, éste debe ser destruido al igual que el sello de plomo con el que se firmaban los documentos importantes para evitar cualquier falsificación.
Posteriormente, se cerró el departamento papal del Vaticano, que permanecerá en ese estado hasta que se elija a un nuevo pontífice.
Ceremonia de despedida
Esta mañana y ante 144 cardenales, Benedicto XVI pronunció su último discurso como máxima autoridad de la Iglesia, luego que el pasado 11 de febrero anunciara su renuncia, aduciendo “falta de fuerzas” para dirigir a los 1200 millones de católicos del mundo.
Durante su alocución, el renunciado Papa afirmó que la Iglesia “no es una institución fuera de la cruz, es una institución viviente, transversal en el tiempo, que sí se va transformando pero siempre se queda como la misma y que su corazón siempre es Cristo”.
En ese sentido, indicó que “desde hoy prometo al futuro Papa mi incondicional reverencia y obediencia” e hizo un llamado a los católicos a quedarse “unidos en el rezo y así salvaremos a la Iglesia Católica y a toda la humanidad”.
Después de su intervención, el pontífice se despidió de todos los asistentes, quienes estrecharon y besaron sus manos.
Durante la ceremonia, el cardenal Ángelo Sodano agradeció a Benedicto XVI por lo realizado durante su pontificado, y lo señaló como “un ejemplo” para todos.
Ahora Benedicto XVI será denominado como Papa emérito y – por primera vez en siglos – asistirá a la elección de su sucesor.
Inmediatamente después de su despedida junto a los cardenales, el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, comentó que a partir de este viernes se notificará a todos los cardenales que deben asistir al Cónclave que, según indicó, comenzará la próxima semana.
Respecto del discurso de Benedicto XVI, Lombardi señaló que sus palabras “conmovieron” y que mostró “una visión espiritual y eclesiástica muy profunda, vivida de forma profunda por el Santo Padre”.