¿El ocaso de la monarquía española?

Dos acontecimientos seguidos (una encuesta adversa y la imputación de la Infanta Cristina) invitan a repensar la validez y valoración de la monarquía española. Lejanos parecen los días en los que el rey Juan Carlos contaba con amplio respaldo ciudadano, construido sobre su rol en la transición.

Dos acontecimientos seguidos (una encuesta adversa y la imputación de la Infanta Cristina) invitan a repensar la validez y valoración de la monarquía española. Lejanos parecen los días en los que el rey Juan Carlos contaba con amplio respaldo ciudadano, construido sobre su rol en la transición.

Un año difícil vivió la monarquía española el pasado 2013. Desde la cacería de elefantes en Botsuana, pasando por la extrema delgadez de la princesa Letizia, hasta la recién sabida imputación por corrupción a la infanta Cristina, han remecido el suelo borbón.

Durante el fin de semana, conocíamos una encuesta que revelaba que 2 de cada 3 españoles estaban de acuerdo con la abdicación del Rey, cifras que por primera vez en la historia es tan alta y que, tal como el bullado documental francés, da pie para hablar de “Juan Carlos, el crepúsculo del rey”.

La historia pone al rey del lado de la democracia. Así al menos era destacado en la década de los ochenta cuando recibió el premio Simón Bolívar, entregado por Unesco, que lo reconoció por su papel determinante en la transición española, con unos pactos que lograron la convivencia democrática luego de la guerra civil y cuatro décadas de dictadura. Ese mismo año el reconocimiento lo compartía con Nelson Mandela, el recientemente fallecido líder sudafricano, con quien cultivó una cercana relación.

Así es como se recogen los años de un rey que en 38 años de corona pasó de ser símbolo de democracia a una figura cuestionada, incluso por los monarquistas, principalmente luego de la cacería de elefantes que reflejaba a Juan Carlos vacacionando de lujosa forma en medio de los peores momentos de la crisis que aún azota a los españoles.

Margarita Iglesias, académica de la Facultad de Historia de la Universidad de Chile, cuestiona ese valor democrático, postulando que no fue un “derrocamiento al franquismo, sino parte de una transición”. Asimismo, respecto de la actual valoración social del reinado, asegura que es el anacronismo de esta institución ante los ojos de la ciudadanía es el que gatilla estos cuestionamientos.

“Se han ido descubriendo verdades históricas, como que la transición real no es la que se le atribuye el año 76 en el intento golpista, además tienen un gasto excesivo a la realidad española. Cuando la gente está perdiendo el derecho a la educación, está acogotado con las deudas inmobiliarias, etc. Aparece esta idea de una monarquía un poco anacrónica, con privilegios y poderes que no corresponden a la sociedad española actual”, explicó la académica.

La imputación por blanqueo y delito fiscal de la infanta Cristina por el caso Nóos, tampoco será gratuito para la familia. Pese a que declararon públicamente respetar la decisión, los negocios de Iñaki Undargarín, ex deportista y esposo de la hija de Juan Carlos, más el presunto conocimiento de Cristina de estos ilícitos, podrían generar un nuevo remezón de credibilidad en el Palacio Real de Madrid. Así lo indicó el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad del País Vasco, Javier Tajadura, a Radio Francia Internacional (RFI), medio asociado de nuestra emisora.

“La imputación supone un duro golpe para la credibilidad de la institución, pero lo que hace inexcusable no es la abdicación del rey, lo que se hace inexcusable desde hace mucho tiempo, es la renuncia de la infanta a sus derechos. Es preciso establecer un cortafuegos para proteger al rey de este pleito, porque la corona se ve contaminada en la medida que la infanta no es una ciudadana normal”, señaló el jurista.

Respecto del futuro de los reyes católicos, el analista internacional Guillermo Holzmann piensa que puede ser más tranquilo, en la medida que se ciudadanicen y transparenten.

“El escenario va a ir por aguas más calmas en la medida que la monarquía se ciudadanice, es decir, mantenga un vínculo más cercano, sea más trasparente y se someta a la revisión de cuentas”, dijo.

Distinto opina Margarita Iglesias. Para ella, todo hace indicar que éste es el inicio del repensar político-institucional español. Sin embargo, hablar hoy de una abdicación no sería apegado a la realidad, añade.

¿Estarán los españoles cuestionándose la verdadera utilidad de la monarquía en momentos de escasez económica?, ¿La baja valoración responderá a los escándalos ocurridos durante los últimos meses? O, quizás, simplemente la ciudadanía española estará deplorando la vigencia de esta centenaria autoridad y repensando –al igual como ha pasado en otros lugares de Europa- terminar con las familias reales y avanzar hacia gobiernos que trabajen en la democracia, pero también elegidos democráticamente. Seguramente esas preguntas decantarán en los próximos años, donde se verá el real impacto que la coyuntura ha traído sobre la familia real.





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