Son diversas las materias en las que, en estos primeros meses de gobierno de Michelle Bachelet, la Central Unitaria de Trabajadores ha tenido injerencia.

Reforma Tributaria, planificación de una nueva agenda laboral, fin del multirut y recientemente la conformación de una mesa de trabajo para revisar el salario mínimo, han marcado la nueva relación que ha tenido la multisindical con el Ejecutivo, luego de las diferencias registradas durante la administración de Sebastián Piñera.

Pero esta estrecha relación entre la CUT, cuya presidenta es militante del Partido Comunista, Bárbara Figueroa y el Gobierno, ha despertado la molestia de las otras entidades multisindicales que acusan abandono por parte de las autoridades.

Así lo señaló el presidente de la Central Autónoma de Trabajadores (CAT) Óscar Olivos, quien aclara que la molestia se enfoca en el Ejecutivo, que ha desoído las demandas de su agrupación “nosotros con los compañero de la CUT no tenemos ningún inconveniente, el problema es con el Gobierno, la CUT no tiene la culpa que este Gobierno sea excluyente”, aclaró el dirigente.

“Ahora, indudablemente que los compañeros de la CUT tienen mayor acercamiento porque tienen una estructura político partidista y nosotros somos una organización autónoma donde los partidos no tienen injerencia en la conducción de la central sino que solamente los dirigentes sindicales”, asegura Olivos.

La CAT es junto a la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) dos de las más importantes entes de trabajadores, luego de la CUT, que representan a un importante sector de los empleados sindicalizados pertenecientes al sector privado.

Por lo mismo, Óscar Olivos reconoce que existen acercamientos entre estas agrupaciones para enfrentar de mejor manera la agenda laboral que, sostienen, está imponiendo el Gobierno.

“Cualquier organización sindical que quiera ser parte o compartir con nosotros, bienvenido sea, pero nosotros no estamos tratando de equiparar o igualar fuerzas con nadie, nosotros queremos hacer nuestros planteamientos a través de los medios que sean necesarios sobre las violaciones que hay a los derechos de los trabajadores”, afirmó Olivos.

Más duro en sus planteamientos es el presidente de la UNT, Segundo Steinlen, quien no oculta su molestia por la preferencia que expresa el Gobierno con la CUT a la hora de tratar los problemas laborales, sobre todo, por la relación política que existe entre los dirigentes de la Central con el oficialismo.

Para el dirigente sindical, al interior de la Central, hay personas que están más interesadas en obtener un cargo público que en el bienestar de los trabajadores “el Gobierno convoca a la pura CUT, no hay nadie más para ellos. Han puesto una serie de funcionarios que eran de la CUT en algunos departamentos del ministerio del Trabajo, entonces, ¿quién les va a hacer el peso? Si ellos entienden que la política es así, ellos dicen que estuvieron cuatro años sin agarrar y ahora quieren agarrar”, sostiene.

Steinlen anunció que como organización buscarán presionar al Gobierno para que los escuchen “nosotros nos estamos juntando con otras organizaciones y si Dios quiere vamos a sacar algo, algo que tenga que ver con hacer algunas actividades para presionar al Gobierno y que entienden que la vocería de los trabajadores no recae en una pura Central”.

Por el momento las diferentes organizaciones sindicales, fuera de la CUT, han aclarado que los acercamientos son para enfrentar las políticas laborales del Ejecutivo, descartando una fusión a priori.

Respecto del abandono que acusan por parte del Ejecutivo, ambas organizaciones están estudiando recurrir a instancias internacionales para lograr algún tipo de acercamiento con las autoridades de Gobierno.