Una de las demandas más sensibles del mundo del Trabajo en Chile, en relación con la tramitación de la Reforma Laboral en el Congreso, es la introducción de la negociación colectiva por rama de la producción, la cual fue desestimada del proyecto de ley para evitar la generación de conflictos más profundos con el gran empresariado, lo que incluso ha llevado a que las organizaciones laborales califiquen como un piso mínimo a esta iniciativa.
Es por esta razón que la Fundación Sol llevó a cabo un estudio, titulado “Negociación Colectiva por Sector Económico”, en el cual se tomó a la Productividad, Empleo y Desigualdad como los tres indicadores para determinar el impacto que la implementación de la negociación ramal en los 16 países con mejores registros de productividad de la OCDE, de 34 que integran la organización, ha tenido sobre ellos en los últimos 45 años.
Gonzalo Durán, economista de la Fundación realizó este estudio comparativo para establecer si existe incompatibilidad entre este tipo de negociación y una economía que presenta índices macroeconómicos vigorosos, llegando a la conclusión que en aquellas naciones en donde se presenta la negociación ramal –tanto de manera predominante como una más de las formas de negociación- se demuestran altos niveles productividad, empleo y menor desigualdad.
Países como Alemania, Holanda, Noruega, entre otros en los que predomina o está presente la negociación ramal, demuestran que desde 1970 hasta ahora, han mantenido un constante y sostenido incremento de su productividad; asimismo se mantienen con una tasa de ocupación sobre el 70 por ciento y su coeficiente Gini oscila entre un 0,3 y un 0,25 (siendo 0 la igualdad absoluta), empinándose dentro de los países con mayores niveles de equidad, mientras que Chile la tasa de ocupación desde 1996 ha oscilado entre el 55 y el 65 por ciento, y el coeficiente de Gini es de 0,5.
Para Gonzalo Durán, otra de las ventajas de una negociación ramal es que trasciende el plano meramente económico y laboral, y se inserta en un proceso de concientización política a nivel colectivo del trabajador, generando un sujeto activo en el ámbito de la discusión a nivel nacional de manera integral, y según el economista ese “es uno de los grandes miedos” de las fuerzas conservadoras que se oponen a este mecanismo.
“Lo que hace es que permite la politización, en el buen sentido de la palabra, es decir el ejercicio de ciudadanía en cuanto a resguardar los derechos y a defender y a luchar por los derechos de los trabajadores de un nivel mucho más amplio, es decir, cuando hablamos de negociación colectiva por rama de actividad, de inmediato incorporas un actor más a la discusión política, ya no están sólo una democracia en la cual los partidos políticos tienen opinión, sino que inmediato el actor laboral se transforma en un eje protagónico de la discusión social”.
Ya en abril pasado Fabio Bertranou, director de la Organización del Trabajo (OIT) para el Cono Sur de América Latina, sostuvo que no existía correlación entre la implementación de una negociación ramal con la desaceleración de la economía, al igual que señaló que esta reforma laboral no desmantela el Plan Laboral de José Piñera, instaurado en 1979.
“Es difícil identificar el efecto que tiene en la economía en general un tipo de negociación colectiva porque el desempeño económico nacional y de las empresas está condicionado por muchas variables. Eso está en el espíritu de la Organización: fomentar instancias de diálogo, pero las distintas visiones son sanas y no hay que asustarse, de ese modo el producto de la discusión será legítimo desde el punto vista social”.
Desde el mundo laboral, Nolberto Díaz, vicepresidente de la CUT recordó en Chile existe en algunos sectores la posibilidad de que negocien por rama, como es el caso de la minería, la salud, portuarios y funcionarios públicos, por lo que critica que el Congreso no haga extensiva esta posibilidad a todos los sectores productivos, y que muchas veces sea el Poder Judicial el que reconozca derechos laborales y no el Legislativo.
“Por qué el Parlamento se niega a poner por ley aquello que surge como sentido común y como parte de nuestra vida cotidiana, y lo segundo es que nosotros queremos lamentar que, una vez más, el Parlamento pueda estar yendo por detrás de donde van os tribunales. Los tribunales de justicia van mucho más adelantados de lo que el Parlamento se demora en devolver derechos que nos quitaron hace 35 años con la instalación del Plan Laboral”.
Gonzalo Durán hizo hincapié en que el mecanismo de la negociación por rama, como ha sido demostrado en casos como el uruguayo, es efectivo a la hora de realizar una distribución de las ganancias de una empresa, lo que redunda en mejores salarios para los trabajadores: “Cuando tú no tienes ese tipo de negociación, el único mecanismo que tienes para confirmar un mejor salario, por ejemplo en el caso chileno, es el salario mínimo, pensemos en las pequeñas empresas. Entonces con una negociación por rama tú permites que esos salarios suban y se vayan configurando a un nivel superior”.
El estudio si bien no establece una relación causal entre la presencia de la negociación ramal y la mejora de los indicadores de productividad, empleo e igualdad, es explícito en mostrar que el discurso que asocia el decrecimiento económico a una legislación laboral más robusta, no tiene asidero, a partir de la comparación realizada con países de la OCDE.
Esta semana, el proyecto de Reforma Laboral continuará su camino legislativo en el Senado cuando los parlamentarios voten en la sala la iniciativa en general, y se espera que en las próximas semanas comience el debate de los puntos más controversiales de manera particular, como es el caso del reemplazo en huelga y los servicios mínimos.