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Gradualidad y expectativas complican al Gobierno en Presupuesto

La partida de Salud para el presupuesto 2016 es un botón de muestra de la complejidad que tendrá la discusión en las próximas semanas, ya que a la subejecución del erario se suman deudas y compromisos sobre los cuales no existe claridad sobre cómo serán abordados.

Héctor Areyuna

  Jueves 20 de agosto 2015 21:32 hrs. 
Michelle Bachelet y Carmen Castillo

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Si bien es en septiembre cuando empieza la discusión del Presupuesto 2016, las comisiones mixtas ya comenzaron a revisar las partidas de ejecución correspondientes a este año.

Además, la semana pasada la oposición emplazó al Gobierno respecto del gasto. Según el diputado de Renovación Nacional Alejandro Santana será imposible cubrir todos los desembolsos asociados a las reformas, especialmente a la educacional, y posiblemente un número importante de gasto en infraestructura no se va a ejecutar.

Mientras el senador de la UDI Juan Antonio Coloma llamó a centrar el Presupuesto en las obras públicas, su par de RN Andrés Allamand pidió seriedad y no caer en la demagogia.

“Seriedad y responsabilidad más que nunca. Está claro que la economía está creciendo muy poco, el precio del cobre está por los suelos, tenemos problemas tanto internos como externos y, por lo tanto, ahora sí que sí, no hay que hacer demagogia con el presupuesto porque eso podría tener un pésimo efecto”.

Por su parte, el senador PS Carlos Montes adelantó como será, a su juicio, la discusión tanto con la oposición como al interior del oficialismo.

“Yo creo que la oposición va a tratar de insistir en que no se ha ejecutado el presupuesto, que hay ineficiencia y va a tratar de cuestionar toda reducción o reorganización. Al interior de la Nueva Mayoría también habrá presión de sectores para que no dejen de lado ciertas inversiones en favor de otras, porque no se van a poder hacer todas las que estaban previstas”.

Desde el propio Gobierno, el Ministerio de Salud solicitó un 11 por ciento de aumento en su presupuesto para 2016, solicitud que se explica en las críticas a su gestión ante la cifra récord de deuda hospitalaria: más de 207 mil millones de pesos, según se midió en junio, a lo que se suma un déficit de ejecución presupuestaria del 10,6 por ciento, del cual ya están al tanto los senadores de la comisión mixta.

Según el senador independiente ligado al oficialismo Pedro Araya, la ministra Carmen Castillo y la directora de Fonasa, Jeannette Vega, deben ir a la comisión a explicar esta situación. Sin embargo, a su juicio lo más preocupante es que no haya una precisión sobre cómo operará el llamado “realismo sin renuncia” en esta discusión, lo que se ejemplifica justamente en la partida de dicha área.

“Es que el realismo sin renuncia no va a impactar solamente en las reformas, sino también en lo que es el área de salud. Por ejemplo, lo que se le ha pedido insistentemente a la Ministra es poder sincerar el plan de Gobierno de 20 hospitales construidos, 20 en ejecución y 20 en diseño; cuántos de esos van a ser los que efectivamente se van a alcanzar a ejecutar en el Gobierno de la Presidenta Bachelet y cuántos van a quedar pendientes. Todos esos ajustes van a tener que venir en la ley de presupuesto, porque sabemos que los números no están suficientemente buenos y obligará a apretarse el cinturón en distintas áreas”.

El vocero de Gobierno, Marcelo Díaz, recordó que el llamado realismo sin renuncia implica gradualidad y no suspender programas o compromisos. Pero en ese sentido reconoció que La Moneda aún no sabe qué programa sigue y cual no.

“No hay ningún anuncio respecto de recortes ni decisiones de no continuar con obras que se habían planteado. Lo dijo la Presidenta: las cosas siguen tal como las habíamos comprometidos y cualquier decisión que tenga que ver con cuestiones específicas va a hacerse entre el ministerio respectivo y Hacienda. Hay tranquilidad del punto de vista de las inversiones, del sector público y del Gobierno”.

Por otra parte, la estimación de crecimiento que se hace entre especialistas, Gobierno y parlamentarios es de un aumento de entre 3 y 5 por ciento del PIB, mientras que el de 2015 fue de entre 9,8 por ciento. En consecuencia, el presupuesto para el año próximo estará disminuido respecto del ejercicio fiscal que aún está en curso.

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