Sobre una de las mesas del Archivo de Música de la Biblioteca Nacional, hay unos cuantos vinilos de siete pulgadas de Profetas y Frenéticos, el grupo que Claudio Narea fundó luego de la disolución de Los Prisioneros. Están fechados en 1992 y alguna vez se fabricaron como singles promocionales, cuando esa idea realmente era un hábito: discos que los sellos enviaban a las radios para difundir a sus bandas.
No son los únicos: también hay de Carmen Prieto, por ejemplo, o de trovadores cubanos. Están junto a afiches de conciertos, boletines informativos, cassettes de Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés. Un poco más allá, en cajas y maletas, se guardan las cintas originales de un disco de Patricio Manns. Junto a ellas, carpetas con innumerables recortes de diarios y revistas.
Todo aquello es parte de la donación que el Sello Alerce acaba de realizar a la Biblioteca Nacional: un fondo documental con grabaciones en diversos formatos, fotografías, afiches, catálogos, archivos de prensa y otros objetos que dan cuenta de la labor de la discográfica fundada por Ricardo García hace exactamente 40 años, en 1976.
Ahora, los funcionarios del Archivo de Música se abocan a catalogar toda aquella información para ponerla a disposición del público, por medio de las distintas plataformas de la Biblioteca Nacional. “Digitalizamos los masters, los afiches, todo, y además tenemos el material para prestarlo a investigadores o quienes quieran conocer la historia del sello”, explica Cecilia Astudillo, jefa del Archivo de Música.
Fue la misma entidad la que tomó la iniciativa y contactó a Viviana Larrea, hija de Ricardo García y quien se hizo cargo de Alerce luego de su muerte, ocurrida en Cuba, en 1990. Y la tomaron por sorpresa: “Por supuesto que sé que tiene un valor histórico y grande, pero no había pensado qué iba a pasar después, cuando ya no existiéramos”, dice ella.
“Me sorprendió de buena manera y me pareció un reconocimiento muy grande e importante para el sello Alerce. Es estupendo, porque estamos cumpliendo 40 años de existencia, entonces es un momento bien significativo para hacer esta donación de todo nuestro material, para que esté de acceso al público”, añade.
La otra música
Ricardo García, cuyo nombre real era Juan Osvaldo Larrea García, había sido un importante discjockey desde los ‘50 y en los años siguientes fue impulsor de diferentes movimientos de la música popular chilena, a través de la radio y otros medios periodísticos. Fue él quien dio su nombre a la Nueva Canción Chilena, cuando organizó su primer festival, pero también desarrolló vínculos con el neofolclor y el primer rocanrol, por ejemplo. Fue él, también, quien animó la primera edición del Festival de Viña del Mar.
En 1976 fundó Alerce y se dedicó a reeditar algunos de los discos de la Nueva Canción Chilena que habían sido prohibidos por la dictadura. Fue pieza clave, además, para impulsar parte importante del canciones local en los ’80: “Inaugurado con músicos de raíz folclórica y latinoamericana como Chamal, Ortiga, Hugo Lagos, Pedro Yáñez o Gabriela Pizarro, Alerce fue el principal agente promotor el movimiento del Canto Nuevo, con las primera grabaciones de Aquelarre, Santiago del Nuevo Extremo, Schwenke & Nilo, Eduardo Peralta y otros músicos entre mediados de los ’70 y de los ’80”, reseña la enciclopedia Música Popular.
Luego, el sello se abrió a otros ritmos. En Alerce se editaron discos de Congreso, Fulano, Panteras Negras, Legua York, Los Tres, Ángel Parra Trío, Los Miserables, Chancho en Piedra, Jorge González y hasta Manuel García, por nombrar solo algunos. Es decir, fue la casa de pioneros chilenos del punk, el rap y el jazz y de los primeros pasos de músicos que hoy gozan de alta popularidad.
“Es muy importante porque siempre dio cabida a esa otra música, eso es lo que queremos destacar -enfatiza Cecilia Astudillo. Si no fuera por Alerce, quizás habría una gran cantidad de músicos que no habría grabado nunca. Por lo tanto, en el Archivo de Música de la Biblioteca Nacional no tendríamos los registros sonoros de esos músicos, ni en Chile ni en el mundo. Es de una importancia enorme y también por eso sentimos agradecimiento hacia la labor que realizaron”.
Según Viviana Larrea, “ese fue un giro que en su época fue bien criticado, pero en esas líneas musicales no nos desviamos de nuestro objetivo principal: siempre elegimos la música que tuviera que ver con la realidad social del momento. Generalmente, son canciones de contenido político, de crítica, de denuncia, lo que ha sido nuestro sello”.
“Durante todo el tiempo que hemos trabajado, hemos sabido el valor histórico que tiene. Nos dimos cuenta que era el registro de una época, de un pedazo de historia fundamental en Chile, y que una manera de no olvidar, precisamente, tenía que ver con la grabación de estas canciones”, concluye.
Homenaje a Ricardo García
La ceremonia oficial de donación se realizará el 14 de julio, como parte de un ciclo en tributo a Ricardo García y su legado para la música y la industria discográfica chilena. Se inicia este jueves 7 de abril, con una charla del musicólogo Víctor Rondón (19:00), y continuará hasta noviembre con conciertos y otras actividades.
Del vinilo al digital
Alerce continúa en actividad, pero la principal ocupación de las tres personas que hoy lo integran son dos: por una parte, tener su catálogo en diferentes plataformas digitales; por la otra, editar en vinilo algunos de sus títulos. Desde el año pasado lo han hecho con Chancho en Piedra, Sexual Democracia, Jorge González, Manuel García, por ejemplo. Los próximos serán de Inti Illimani y Congreso.