Este domingo, los diputados brasileños determinaron el inicio del impeachment en contra de la presidenta Dilma Rousseff, tras conseguir los dos tercios de la Cámara necesarios para comenzar el proceso de destitución de la Mandataria.
Fueron 342 votos a favor los que consiguieron quienes apoyaban la opción Sí para comenzar una eventual salida anticipada de la jefa de Estado del Palacio de Planalto, mientras que 127 votaron en contra y hubo 6 abstenciones.
Ahora deberá ser el Senado el que deba ratificar o rechazar -por mayoría simple- el juicio político a Dilma Rousseff, quien de confirmarse el impeachment sería la segunda mandataria en ser removida de su cargo, luego que Fernando Collor de Mello fuera destituido del cargo en 1992.
Si la Cámara Alta confirma el fallo emitido por los diputados, Dilma Rousseff será apartada de su cargo por 180 días, período durante el cual ejercería el poder el vicepresidente Michel Temer, del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), otrora aliado del gobierno, pero que en marzo pasado dejaron sus puestos en el Ejecutivo.
Durante dicho período, la Presidenta enfrentaría un juicio en el Tribunal Supremo Federal de Brasil, en el cual se deben presentar las pruebas correspondientes a su eventual participación en los casos de corrupción de los que se le acusa, como el caso Lava Jato. Finalmente, serían los mismos senadores quienes darían el veredicto final sobre la posible destitución de la jefa de Estado, la cual requiere de los dos tercios de la Cámara Alta.
Desde el Partido de los Trabajadores, colectividad de la que es militante la Presidenta, han insistido en que este proceso no es más que un intento de golpe de Estado, tal como lo manifestó el diputado José Guimaraes: “Los golpistas vencieron aquí en la Cámara. Esta derrota provisoria no significa que terminó la guerra”.